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Asisten Fox y su esposa al concierto Placido-Lucero

En el auditorio Nacional, los artistas olvidan el género que cultivan cotidianamente y se permitien coqueteos con el bolero y las rancheras
Lunes 07 de octubre de 2002 Alberto Castillo | El Universal01:17

La garganta de excepción de Plácido Domingo y el candor de Lucero se unieron anoche en el Auditorio Nacional, en un concierto que en el papel lucía impensable pero que funcionó y convenció a aproximadamente 9 mil personas, entre ellas el presidente Vicente Fox y su esposa, Marta Sahagún de Fox.

Fue un propósito benéfico el que permitió que el tenor español y la intérprete realizaran un recorrido aleatorio por diversas épocas de la música hispanoamericana: el show se realizó en favor de la fundación Vamos México, encabezada por Sahagún, y servirá, según dijo la Primera Dama a los asistentes al espectáculo, para apoyar a "niños, niñas, indígenas, los pobres de los pobres".

Durante dos horas, quienes acudieron al Auditorio Nacional testificaron un experimento inusual, pero afortunado: Plácido Domingo y Lucero se olvidaron del género que cultivan cotidianamente y se permitieron coqueteos con el bolero, con la canción tradicional y, si bien en la esposa de Mijares ya no es sorpresa que cante con mariachi, el ibérico cautivó con su aparición en traje de charro.

En una noche en la que, mientras la pareja de artistas se ganaba aplausos con sus interpretaciones, Fox también fue espontáneamente ovacionado a su llegada al lugar (e incluso algunos le dedicaron una porra, a pesar de que el espectáculo comenzó con retraso porque el Primer Mandatario no había llegado), hubo interpretaciones en solitario y a dueto.

Yo vendo unos ojos negros y A la orilla de un palmar fueron las primeras melodías en las que Domingo y Lucero compartieron micrófonos y reflectores, con el sonido majestuoso de la Camerata de las Américas, dirigida por Eduardo Magallanes.

En el show, que convocó lo mismo a la conductora de televisión Rebeca de Alba que al empresario Carlos Slim, hubo espacio inclusive para el humor involuntario, como cuando Magallanes cedió la batuta a James Demert y antes de que ejecutaran un medley de danzones, hubo alguien que le gritó: "¡Carlos Salinas!" por su calvicie, ante lo cual Demert sólo se llevó la mano a la cabeza, siguiendo el juego.

Los minutos pasaban, el repertorio se agotaba, Lucero vencía los nervios (ella comenzó su parte solista con éxitos propios como Ya no y cóvers setenteros como No sufras más ) y Domingo conmovía con su facilidad para pasar de Así, de María Grever, a Mía , de Manzanero, con la colaboración del trío Los Soberanos para añadir el toque bohemio.

Luego del intermedio, y de uno más de los tres cambios de vestido que realizó la cantante mexicana, llegó lo inesperado: con el Mariachi Gama Mil detrás, en tandas alternadas se escucharon Sabor a mí , El sinaloense , Un mundo raro y Serenata huasteca en voz de Lucero, en tanto que el alabado tenor adaptó su tonalidad a Paloma querida y Ella , para rematar conjuntamente con otro clásico de José Alfredo Jiménez, Si nos dejan .

Después de que Fox y Sahagún subieron a la tarima, y de que la titular de Vamos México agradeciera la actuación de Domingo y Lucero, todavía hubo tiempo para dos duetos más, con Quiéreme mucho y De qué manera te olvido , y una magistral versión de Granada a cargo del tenor.

La unión de las voces del tenor Plácido Domingo y Lucero, fue algo inusal, pero a beneficio de la fundación Vamos México, que encabeza la Primera Dama del país, Marta Sahagún de Fox.



 

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