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El arduo trabajo detrás del libro artesanal

Yanet Aguilar Sosa| El Universal
00:10Miércoles 26 de junio de 2013

El Taller Ditoria se dedica a la fabricación de libros a través de un proceso artesanal y meticuloso. Juan Boites / EL UNIVERSAL

Cada uno de los títulos que salen de esta editorial son realizadas 100% a mano en un pequeño taller de Guadalajara. Juan Boites / EL UNIVERSAL

Taller Ditoria nació en 1994 en el Distrito Federal con la llegada de una pequeña prensa plana de tipos móviles y, desde entonces, es una de las editoriales que trata de rescatar las artes del libro en México. Juan Boites / EL UNIVERSAL

Gabriela Pérez y Marco Pelliri, impulsores de Auieo, al editorial que nació hace 15 años en Italia, que hace tres años comenzó su trabajo en México y hoy cuenta con 100 suscriptores que pagan mil 200 pesos y reciben dos libros objeto. Ramón Romero / EL UNIVERSAL

Otros proyectos editoriales, como La Dïéresis, que tiene los libros completamente artísticos y artesanales no apuestan ni siquiera a las coediciones pues sus tirajes son de entre 10 y 100 ejemplares. Tomada de ladieresiseditorial.com

Selva Martínez, directora de Ediciones Acapulco, asegura que con lo obtenido de sus tirajes de 250 ejemplares pagan renta, pagan sueldo, tienen un taller en óptimas condiciones y hasta dan clases de edición. Agencia EL UNIVERSAL/Marco Antonio Valdez/JMA

La Dïéresis, es la más artesanal de todas y quiere serlo al 100% incluyendo tipos móviles y sellos; publican a autores jóvenes, pero también a clásicos, como Sor Juana, Amado Nervo y Lope de Vega. Tomada de ladieresiseditorial.com

Elaboran  libros en linotipos tanto en su sede de Guadalajara, Jalisco (en la imagen), como en su im

TALLER DITORIA. Elaboran libros en linotipos tanto en su sede de Guadalajara, Jalisco (en la imagen), como en su imprenta en la ciudad de México. (Foto: ARCHIVO EL UNIVERSAL )

Cuatro editores comparten sus estrategias para sobrevivir gracias a su calidad. Para algunos de ellos, es un reto y amor al arte; para otros, es un buen negocio

yanet.aguilar@eluniversal.com.mx

Editar un libro artesanal en México se ha vuelto un proyecto de vida para muchos creadores, poetas, pintores, ilustradores, diseñadores y artistas; cuidan al 100% el proceso de cada libro, las portadas son confeccionadas a mano en materiales importados y de la mejor calidad, de ahí que sean tirajes tan cortos que en algunos casos apenas superan los 10 ejemplares y en otros, casi la generalidad, van de entre los 100 y los 250 o acaso 500. Claro, los costos son más altos que los de un libro "normal".

Hacer esos libros que son objetos de arte o libro objeto no es el gran negocio para los editores que ponen allí sangre, sudor y vida, en el mejor de los casos salen "tablas" en cuanto a la inversión y económicamente se sostienen con libros que coeditan con instituciones culturales federales y estatales, con mecanismos de suscripciones o con la generosidad de escritores y artistas que donan su trabajo porque creen en el proyecto.

No pagan derechos de autor, si acaso algunas editoriales otorgan un pago único; recurren a estrategias de venta directa de sus títulos mediante su página web, en galerías o pequeñas librerías que los han buscado para vender sus libros; a través de la participación en ferias, especialmente la Feria Internacional del Libro de Guadalajara que da cabida a editoriales independientes, pero implica una inversión importante.

Las editoriales artesanales, como Ediciones Acapulco, Editorial Auieo, Taller Ditoria y La Dïéresis Editorial han hallado mecanismos para hacerse de recursos: tienen suscriptores que pagan una anualidad de entre mil 200 y mil 800 pesos para recibir dos, cuatro o cinco títulos al año, y que al tiempo se convierten en patrocinadores del proyecto; utilizan técnicas apetecibles para los lectores: ofrecen determinada cantidad de ejemplares firmados por el autor y con grabados, ilustraciones o dibujos originales, a un costo mayor que el resto de la edición que es más económica.

Roberto Rébora, uno de los fundadores de Taller Ditoria, dice que esta editorial con sedes en Guadalajara y el DF es un ejercicio totalmente amoroso. "Taller Ditoria no tiene ningún sentido comercial, es realmente una expresión artística en los 12 participantes, con excepción de los impresores que tienen sueldo; hacemos esto por amor a la conversación que ofrece un texto y el interés que puede suscitar para verlo publicado".

Ellos han encontrado estrategias concretas para obtener recursos -además de la coedición de la colección Autoria entre Taller Ditoria, Auieo y DGP-, publican al año un libro pagado por algún particular, empresa o institución cultural, son libros que no entran a sus colecciones pero llevan su manufactura y les permiten pagar, a veces, hasta seis meses de renta y sueldos al año en las dos sedes que en conjunto exigen, en promedio, 30 mil pesos.

Otros proyectos editoriales como La Dïéresis, que tiene los libros completamente artísticos y artesanales, no apuestan ni siquiera a las coediciones pues sus tirajes son de entre 10 y 100 ejemplares. Emiliano Álvarez, subdirector de esa editorial que nació en 2011, asegura que han encontrado un buen público y les ha comenzado a ir bien, a recuperar lo invertido. "Al ser productos artesanales, obviamente los precios de venta son más altos, pero la gente se ha animado a invertir en los libros y creemos que es un negocio que puede funcionar en la parte económica como funciona desde el punto de vista artístico".

Marco Pelliri y Gabriela Pérez, impulsores de Auieo, aseguran que la editorial nació hace 15 años en Italia y hace tres años comenzó su trabajo en México con un proyecto en el que traducen textos de distintas traducciones literarias en dos colecciones y que en breve comenzarán una nueva con el libro Jaque mate de Vicente Rojo, que el propio artista cuida.

"No vivimos de la editorial, la editorial no nos da un sueldo, sino que nosotros trabajamos de otras maneras para tener los ingresos con los que vivimos y parte de eso va a la editorial", señala Gabriela. Marco agrega que por las características, sus ediciones, por ejemplo las portadas de la colección Mandragora, son muy artesanales. "Están hechas en cartulina de lino producida en México artesanalmente, las etiquetas se pegan a mano impresas en tipos móviles, en los primeros 100 ejemplares incluimos un grabado y sólo se distribuyen por suscripción, el papel de los interiores también es artesanal, hecho en algodón, son libros muy caros".

Apuestas rentables

Selva Martínez, directora de Ediciones Acapulco, se planteó desde el principio ser un negocio rentable del cual vivir sin dejar de hacer los libros que quieren. "Desde el principio planteé el proyecto en términos económicos bien pensados para que fuera un negocio y pudiéramos vivir de él como cualquier empresa, como directora y con una planta de colaboradores nos planteamos ediciones donde el autor paga su libro, pero el contenido es seleccionado por mí, no vamos a publicar cualquier cosa, queremos libros que son económicamente buenos para el autor y para nosotros, la idea es que ellos pagan los materiales y nosotros pagamos el diseño, el cuidado y toda la parte editorial; el acuerdo es que cada quien se queda con la mitad del tiraje en un esquema de 250 ejemplares".

Para Selva Hernández editar es un negocio, hace unos meses mandó a hacer una evaluación del desempeño de Acapulco y le demostró que todos los libros que han editado son rentables, pagan renta, pagan sueldo, tiene un taller y hasta dan clases de edición. "El costo mensual de la renta y sueldos a un editor, un diseñador, una persona de ventas y una contadora es de alrededor de 40 mil pesos al mes, sin contar mi sueldo porque realmente lo que recibo lo invierto; yo gano diseñando para otras editoriales".

Ediciones Acapulco tiene instalaciones y ediciones también muy bellas, como las otras editoriales; comparten con otras la idea de los tirajes. "Son 250 ejemplares para que la venta sea rápida y no nos quedemos con libro embodegados, tenemos ventas por Internet, con lo que evitamos pasar por librerías y darles 40% de descuento que les tenemos que dar, más 20% de los distribuidores, así tenemos mejores ingresos para los editores y los autores".

Roberto Rébora, en entrevista vía Skype desde Francia, asegura que 250 son más que suficientes y se venden más rápido. "Nos consolidamos cuando desarrollamos este sistema de suscripción, tenemos sostenedores que pagan las ediciones anuales y confían en lo que hacemos y seleccionamos. La otra fuente de ingresos es el libro pagado que hacemos al año para redondear la economía y el milagro se da en las dos o tres ferias que participamos anualmente, desde luego la principal es la FIL de Guadalajara, pero también está la Feria del Libro Independiente y esas participaciones pequeñas nos permiten ganar unos centavos, literalmente".

Los mecanismos para conseguir recursos para seguir editando libros varía para estas editoriales. Taller Ditoria tiene 70 suscriptores que pagan mil 800 pesos y reciben sus ediciones; Editorial Auieo cuenta con 100 suscriptores que pagan mil 200 pesos y reciben dos libros objeto; Ediciones Acapulco ha producido libros pagados por los artistas como Mónica Nepote, que invirtió 18 mil pesos, Ricardo Pohlenz pagó mil dólares, Salvador Ortiz 80 mil pesos y el libro de Magali Lara, en proceso, costará 50 mil pesos; pero también tiene ediciones con fanzines, ilustraciones y dibujos originales que dan más caros y los venden bien. Auieo seguirá ese mecanismo con Jaque mate de Rojo.

La Dïéresis es la más artesanal de todas y quiere serlo 100% incluyendo tipos móviles y sellos. Emiliano Álvarez afirma categórico. "No queremos adaptar nuestro proyecto a lo que el mercado ofrece, queremos seguir haciendo las cosas como nos gusta; publicando a autores jóvenes pero también a clásicos como lo hemos hecho con libros de Sor Juana, Amado Nervo y Lope de Vega".



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