WASHINGTON.— Si se tuviera que recurrir a una analogía deportiva, podría decirse que los mexicanos que residen hoy en Estados Unidos son cada vez más competitivos y mejor preparados. Sin embargo, esto no se ha traducido aún en una participación más equitativa en el pastel de la riqueza nacional.

Según se desprende de dos estudios elaborados por el Centro de Investigación Pew, a partir de las cifras de la Oficina del Censo, la población de origen mexicano en la Unión Americana ha experimentado una gradual transformación si se le compara con las oleadas de jornaleros y trabajadores del campo que llegaron desde el siglo XIX.

A diferencia de quienes les precedieron, el perfil del mexicano de hoy es cada vez más joven, con mejor educación y con un creciente contingente de mujeres. No obstante los avances registrados en el terreno de la educación, donde los hispanos han llegado a superar por primera vez a la población blanca en el ingreso a la escuela preparatoria —con una diferencia de 69% contra el 67%—, la población de origen mexicano sigue padeciendo el más alto nivel de pobreza, así como el mayor porcentaje de personas sin seguro médico y sin grados universitarios.

Convertida en la minoría más influyente de Estados Unidos en el terreno electoral, la comunidad hispana se nutre fundamentalmente de la inmigración mexicana. Actualmente, el número de residentes o ciudadanos de origen mexicano asciende a 33.7 millones de personas, incluidos los 11.3 millones que nacieron en México.

En términos porcentuales, la población mexicana representa el 64% del gran mosaico hispano que, en términos comparativos, supone el 11% de la población total. Según los estudios del Pew, a diferencia de quienes les antecedieron en las oleadas migratorias, los mexicanos que llegaron a Estados Unidos desde la década de los 90 tienen en común un mejor nivel de formación académica.

Así, por ejemplo, hoy 41% de los inmigrantes de origen mexicano tienen un certificado de educación preparatoria, contra el 25% que lo tenían en 1990. A pesar de este avance, la población de origen hispana sigue a la cola de los ingresos y titulaciones a nivel universitario. Actualmente, sólo 1.6 millones de personas de origen mexicano tienen un grado universitario, entre ellos, aproximadamente 450 mil con nivel de maestría y doctorado.

En el marco de la recesión que ha golpeado por igual a toda la población, este rezago a nivel universitario ha dejado en desventaja laboral a un porcentaje más elevado de hispanos. Según el Pew Hispanic, desde el comienzo de la recesión en 2007 el desempleo entre los latinos de 16 a 24 años aumentó siete puntos porcentuales, frente a 5% de la población blanca.

La menor participación de los hispanos en el mercado laboral se tradujo además en la continuidad de las variables que miden el índice de pobreza. Actualmente, por ejemplo, la tasa promedio de pobreza entre la población de origen mexicano fue de un 27.5%, una diferencia de más de 10 puntos si se le compara con el resto de la población.

Por lo que toca a las mujeres, su participación en el mapa demográfico habla de un avance significativo. En 1990, 55% de los inmigrantes eran hombres y sólo 45% eran mujeres. Hacia 2011, esta relación se modificó para marcar un aumento a 47% de las mujeres y una reducción a 53% de los hombres.