La música clásica "mezcla perfectamente lo físico y lo espiritual" y "está por encima de las normas y los poderes que gobiernan el mundo", sostuvo hoy el pianista y director nacido en Buenos Aires Daniel Barenboim en una rueda de prensa en Londres.

"La música no es una experiencia religiosa ni debe estar al servicio de la Iglesia ni de la aristocracia", añadió Barenboim, de 70 años, que junto con su orquesta, la West-Eastern Divan (WEDO), se encuentra durante esta semana en la capital británica para interpretar las nueve Sinfonías de Beethoven en el Royal Albert Hall.

Coincidiendo con la inauguración mañana de los Juegos Olímpicos de Londres, la WEDO interpretará la Sinfonía número 9, con lo que concluirá su programa en Londres y pondrá rumbo a Berlín.

Hace dos años, Barenboim y su orquesta, compuesta por músicos de todos los países de Oriente Medio, "cada uno con una experiencia muy diferente pero unidos por un compromiso muy fuerte", iniciaron en Buenos Aires una gira mundial con la que se proponen llevar la música del compositor alemán por todo el mundo.

Pese a haber recorrido ya escenarios de toda Europa y Asia, y contar con actuaciones programadas en otros muchos rincones del mundo, Barenboim reconoce que lo que más desearía de cara a los próximos años es poder actuar en todos los países representados en la orquesta.
Sin embargo, el director argentino, con nacionalidad israelí, palestina y española, reconoce que la situación actual en la región no es la más propicia, ya que no se ha avanzado "ni un poco" en la búsqueda de una solución para Oriente Medio.

"El conflicto palestino-israelí no puede resolverse en términos militares, sino políticos. No es un conflicto entre dos naciones por las fronteras o los recursos, es un conflicto humano, en el sentido de que ambas partes necesitan aceptar y reconocer que deben vivir en el mismo territorio", afirmó Barenboim.

La "primavera árabe" afectó a todos los miembros de su orquesta, "de una manera u otra", pero el director considera que fue positiva porque "antes de ella, algunos de los músicos, especialmente los egipcios, tenían sentimientos contradictorios hacia la idea de tocar con la orquesta".

"La primavera árabe cambió la forma de pensar de toda la región. Creo que fue un gran error por parte de Israel no aplaudir esta revolución en un primer momento. Una gran oportunidad, perdida de nuevo", lamentó Barenboim, quien dice que le resulta cada vez más difícil seleccionar nuevos músicos.

Y no por las revoluciones en Oriente Medio, sino por el nivel que ha alcanzado la orquesta en estos trece años.

"Hemos alcanzado una calidad tan alta que los candidatos que encontramos ahora no tienen un nivel suficiente, por lo que abrimos una academia de música en Sevilla y estamos en proceso de abrir otra en Berlín", explicó.

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