Luto en la literatura
HOMENAJE. Hoy, a las 12:00 horas, en Bellas Artes. (Foto: CORTESÍA CNL / INBA )
La sorpresa fue mayúscula, nadie esperaba que Carlos Fuentes, quien ha sido llamado “La última gran conciencia de México”, muriera. Por la tarde su médico de cabecera y amigo, Arturo Ballesteros, confirmó las causas del fallecimiento: una hemorragia de tubo gástrico causada, probablemente, por ingesta de medicamentos propios de un cardiópata; a su lado estaba el Jefe de Gobierno del DF, Marcelo Ebrard, la única autoridad que tomó las riendas de la información sobre lo sucedido.
Afuera del área de urgencias del hospital Ángeles del Pedregal, adonde ingresó inconsciente el escritor a las 10:45 de la mañana, se encontraba la editora Laura Emilia Pacheco, lloraba, no dejaba de llamar por teléfono. Poco después, llegó Marcela González, su última editora en México; parecían dudosas de dar cualquier dato sobre lo que ocurriría en las siguientes horas respecto a lo que se llevaría a cabo en torno al fallecimiento del autor de “Aura”.
En Twitter un reportero lanza una provocación: Consuelo Sáizar (presidenta de Conaculta) brilla por su ausencia. Pero pocos representantes de los medios de comunicación la esperaban, porque ya Ebrard había dicho lo importante, el homenaje sería hoy a partir de las 12:00 horas en el Palacio de Bellas Artes. La funcionaria sólo alcanzó a decir a los reporteros que había muerto un gran hombre, y aprovechó para responder al twitt en persona: “Ya vine para que no me extrañen”.
Tras el parte médico, todo es confusión, unas voces indican que el cuerpo será velado en la casa del escritor, ubicada en la colonia San Jerónimo Lídice; otras, que será llevado a una agencia funeraria en la avenida Félix Cuevas. Reporteros, camarógrafos y fotógrafos se reparten las rutas. Alrededor de las cuatro de la tarde se confirmó que, de manera privada, se llevaría a cabo el velorio en su domicilio, cuya puerta da a una calle de aproximadamente cinco metros de ancho.
La primera en llegar fue Silvia Lemus, su viuda. Poco después le siguió la hija que Carlos Fuentes tuvo con la actriz Rita Macedo, Cecilia, quien lucía visiblemente conmocionada y exigió a los fotógrafos que no le tomarán ninguna imagen.
Poco a poco fueron llegando amigos y familiares, aunque les negaron la entrada por instrucciones de Lemus: “La señora está indispuesta, no quiere recibir a nadie hasta las ocho de la noche”. Sin embargo, les perimitó la entrada a Miguel Alemán Velasco, a Pilar del Río, viuda de José Saramago, y a Marcela González. Después, a cuenta gotas, fueron ingresando los demás, Ramón Xirau, Fernando Solana, Federico Reyes Heroles, Gonzalo Celorio, Hernán Lara Zavala, Vicente Rojo, Gerardo Estrada y Elena Poniatowska.
A las 8:45 de la noche, cuando había por lo menos un centenar de reporteros que ocupaban casi toda la calle, llegó con dificultades la carroza fúnebre, adentro estaba un ataúd vacío con un arreglo floral encima; entre gritos, el féretro fue metido a la casa. En seguida, el desconcierto: una segunda camioneta se estacionó frente al garage y personal de la agencia funeraria sacó el cuerpo del escritor en una camilla envuelta en una funda plástica de color rojo. La razón, explicaron después, fue que por cuestiones de la arquitectura de la casa sería muy difícil maniobrar con el ataúd.
Con el féretro llegó también Marcelo Ebrard, acompañado de su esposa, Rosalinda Bueso, lo que provocó gritos y empujones. La izquierda también se hizo presente con Porfirio Muñoz Ledo y el aspirante a Jefe de Gobierno, Miguel Mancera, quien estaba a punto de expresar sus condolencias y la importancia de la figura de Fuentes cuando algunos empezaron a decir en voz alta que el Presidente de la República había llegado. Felipe Calderón entró a la casa sin decir una palabra, mientras Mancera pedía que lo dejaran entrar por la puerta principal. Entre el desorden, un miembro de la agencia funeraria informó que el cuerpo sería cremado durante la tarde de hoy, y que se abandonaría la casa alrededor de las 10:30 am para acudir al Palacio de Bellas Artes.
El primero en salir fue Ebrard, le siguió Mancera y algunos escritores como Xavier Velasco. Al final, el primer mandatario dijo a los medios que México estaba de luto porque había muerto uno de sus mejores escritores.
Hacia las 10 de la noche continuaban llegando algunos de los amigos de Carlos Fuentes, como José María Pérez Gay; el ex rector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente, y Víctor Flores Olea, quienes compartían el mismo sentimiento: sorpresa y desolación.
Oferta en las librerías
Mientras tanto, las principales librerías de la ciudad de México ya exhibían en sus mesas y vitrinas de novedades los libros del escritor.
En la librería El Sótano, ubicada avenida Juárez, títulos como Aura, La muerte de Artemio Cruz, Agua quemada permanecían desde ayer en la vitrina de novedades. En la mesa del Fondo de Cultura Económica (FCE) permancían también los principales libros del autor mexicano, mientras que la librería Porrúa ofrecerá, a partir de hoy, 20% de descuento en la compra de los libros del autor.
Algunos lectores, como Adriana Ramírez y Ervin Hernández, aprovechaban su estancia en las librerías para hojear o leer las portadas de los libros del escritor mexicano. “Hoy no vamos a comprar nada de él, pero queremos conocer de qué se tratan cada libro”, dijo Adriana.
Junto a estos jóvenes, uno de los vendedores de la librería Gandhi expresó: “Como pasa cada que se muere un escritor o cuando ganan algún premio como el Nobel, la gente ahora sí comprará los libros del autor”. (Con información de Abida Ventura)