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Luto en la literatura

Alida Piñón| El Universal
04:10Miércoles 16 de mayo de 2012

Cuando Carlos Fuentes obtuvo la beca del Centro Mexicano de Escritores (CEM), 1956-1957, tenía apenas 28 años pero ya había publicado un libro de cuentos, "Los días enmascarados" -que salió justo el día que cumplió 26 años, el 11 de noviembre de 1954. Archivo / EL UNIVERSAL

A esa edad, Carlos Fuentes tenía muy claro el proyecto de su novela "La región más transparente del aire", que publicó en 1958 con el título más breve: "La región más transparente"; y tenía aún más clara su pretensión de convertirse en un importante narrador. Archivo / EL UNIVERSAL

En el Centro Mexicano de Escritores está la carta de motivos para obtener la beca, redactada a máquina; la acompaña el plan de trabajo de "La región más transparente del aire". En la imagen, Fuentes dialogando con el escritor Gabriel García Márquez y el ex rector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente. Archivo / EL UNIVERSAL

Los años formativos del intelectual mexicano nacido el 11 de noviembre de 1928, son sumamente creativos, tal como lo constatan Jorge Volpi quien ha revisado el Archivo Carlos Fuentes que el escritor vendió en 1995 a la Universidad de Princeton. En la imagen, el escritor con el Premio Internacional don Quijote de la Mancha, entregado en 2008 por el Rey Juan Carlos. Archivo / EL UNIVERSAL

Tras su muerte se han publicado tres libros póstumos: "Personas", "Federico en su balcón" y "La novela y la vida" que aún no circula. Se espera otro sobre "Literatura y cine" con semblanzas de divas. Asimismo, el Fondo de Cultura Económica ha editado sus "Cuentos completos". En la imagen, Fuentes saluda a la Premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú. Archivo / EL UNIVERSAL

Sobre la ausencia de Fuentes, Julio Ortega -estudioso de su obra- concluye: "Nos estamos perdiendo su demanda de libertad. Fuentes fue un desafío para todos sus amigos y lectores. He pensado que esperaba fuéramos capaces de asumir los riesgos de pensar libremente, fuera de los partidos, las instituciones, las ideologías, el descreimiento, la ambición de poder, y la violencia mutua. Ese optimismo civilizado es su herencia". Archivo / EL UNIVERSAL

El escritor acompañado con los actores Rosa de Castilla, el estadounidense John Gavin y Mary Montiel Archivo / EL UNIVERSAL

El es presidente de Nicaragua Daniel Ortega, luego de otorgar a Fuentes la máxima distinción del gobierno sandinista "La orden Independencia Cultural Rubén Darío" Archivo / EL UNIVERSAL

Carlos Fuentes junto al cineasta Alejandro González Iñarritu durante una conferencia durante la FIL de Guadalajara. Archivo / EL UNIVERSAL

"Aura" es considerada como una de las más importantes de este novelista y una de las mejores de la narrativa mexicana del siglo XX. Fue publicada en México en 1962 Archivo / EL UNIVERSAL

Fuentes junto a Carlos Slim y Vicente Rojo, en el homenaje a Fernando Benítez en el Palacio de Bellas Artes Archivo / EL UNIVERSAL

El escritor mexicano tras recibir el Premio González-Ruano de Periodismo que concede la Fundación Mapfre Archivo / EL UNIVERSAL

El escritor nació en Panamá el 11 de noviembre de 1928 Archivo / EL UNIVERSAL

Carlos Fuentes junto al Nobel de Literatura Gabriel García Márquez durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara Archivo / EL UNIVERSAL

El escritor Carlos Fuentes Macías falleció a los 83 años de edad en la ciudad de México Archivo / EL UNIVERSAL

El escritor Carlos Fuentes murió ayer a los 83 años en la ciudad de México. Considerado uno de los autores más importantes en lengua española, fue autor de cuentos, novelas y ensayos, obra traducida a más de 20 idiomas. Escritores y políticos, de Europa y América, lamentaron el fallecimiento de un hombre "universal e irremplazable" que deja una "huella profunda"

ana.pinon@eluniversal.com.mx

La sorpresa fue mayúscula, nadie esperaba que Carlos Fuentes, quien ha sido llamado “La última gran conciencia de México”, muriera. Por la tarde su médico de cabecera y amigo, Arturo Ballesteros, confirmó las causas del fallecimiento: una hemorragia de tubo gástrico causada, probablemente, por ingesta de medicamentos propios de un cardiópata; a su lado estaba el Jefe de Gobierno del DF, Marcelo Ebrard, la única autoridad que tomó las riendas de la información sobre lo sucedido.

Afuera del área de urgencias del hospital Ángeles del Pedregal, adonde ingresó inconsciente el escritor a las 10:45 de la mañana, se encontraba la editora Laura Emilia Pacheco, lloraba, no dejaba de llamar por teléfono. Poco después, llegó Marcela González, su última editora en México; parecían dudosas de dar cualquier dato sobre lo que ocurriría en las siguientes horas respecto a lo que se llevaría a cabo en torno al fallecimiento del autor de “Aura”.

En Twitter un reportero lanza una provocación: Consuelo Sáizar (presidenta de Conaculta) brilla por su ausencia. Pero pocos representantes de los medios de comunicación la esperaban, porque ya Ebrard había dicho lo importante, el homenaje sería hoy a partir de las 12:00 horas en el Palacio de Bellas Artes. La funcionaria sólo alcanzó a decir a los reporteros que había muerto un gran hombre, y aprovechó para responder al twitt en persona: “Ya vine para que no me extrañen”.

Tras el parte médico, todo es confusión, unas voces indican que el cuerpo será velado en la casa del escritor, ubicada en la colonia San Jerónimo Lídice; otras, que será llevado a una agencia funeraria en la avenida Félix Cuevas. Reporteros, camarógrafos y fotógrafos se reparten las rutas. Alrededor de las cuatro de la tarde se confirmó que, de manera privada, se llevaría a cabo el velorio en su domicilio, cuya puerta da a una calle de aproximadamente cinco metros de ancho.

La primera en llegar fue Silvia Lemus, su viuda. Poco después le siguió la hija que Carlos Fuentes tuvo con la actriz Rita Macedo, Cecilia, quien lucía visiblemente conmocionada y exigió a los fotógrafos que no le tomarán ninguna imagen.

Poco a poco fueron llegando amigos y familiares, aunque les negaron la entrada por instrucciones de Lemus: “La señora está indispuesta, no quiere recibir a nadie hasta las ocho de la noche”. Sin embargo, les perimitó la entrada a Miguel Alemán Velasco, a Pilar del Río, viuda de José Saramago, y a Marcela González. Después, a cuenta gotas, fueron ingresando los demás, Ramón Xirau, Fernando Solana, Federico Reyes Heroles, Gonzalo Celorio, Hernán Lara Zavala, Vicente Rojo, Gerardo Estrada y Elena Poniatowska.

A las 8:45 de la noche, cuando había por lo menos un centenar de reporteros que ocupaban casi toda la calle, llegó con dificultades la carroza fúnebre, adentro estaba un ataúd vacío con un arreglo floral encima; entre gritos, el féretro fue metido a la casa. En seguida, el desconcierto: una segunda camioneta se estacionó frente al garage y personal de la agencia funeraria sacó el cuerpo del escritor en una camilla envuelta en una funda plástica de color rojo. La razón, explicaron después, fue que por cuestiones de la arquitectura de la casa sería muy difícil maniobrar con el ataúd.

Con el féretro llegó también Marcelo Ebrard, acompañado de su esposa, Rosalinda Bueso, lo que provocó gritos y empujones. La izquierda también se hizo presente con Porfirio Muñoz Ledo y el aspirante a Jefe de Gobierno, Miguel Mancera, quien estaba a punto de expresar sus condolencias y la importancia de la figura de Fuentes cuando algunos empezaron a decir en voz alta que el Presidente de la República había llegado. Felipe Calderón entró a la casa sin decir una palabra, mientras Mancera pedía que lo dejaran entrar por la puerta principal. Entre el desorden, un miembro de la agencia funeraria informó que el cuerpo sería cremado durante la tarde de hoy, y que se abandonaría la casa alrededor de las 10:30 am para acudir al Palacio de Bellas Artes.

El primero en salir fue Ebrard, le siguió Mancera y algunos escritores como Xavier Velasco. Al final, el primer mandatario dijo a los medios que México estaba de luto porque había muerto uno de sus mejores escritores.

Hacia las 10 de la noche continuaban llegando algunos de los amigos de Carlos Fuentes, como José María Pérez Gay; el ex rector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente, y Víctor Flores Olea, quienes compartían el mismo sentimiento: sorpresa y desolación.

Oferta en las librerías

Mientras tanto, las principales librerías de la ciudad de México ya exhibían en sus mesas y vitrinas de novedades los libros del escritor.

En la librería El Sótano, ubicada avenida Juárez, títulos como Aura, La muerte de Artemio Cruz, Agua quemada permanecían desde ayer en la vitrina de novedades. En la mesa del Fondo de Cultura Económica (FCE) permancían también los principales libros del autor mexicano, mientras que la librería Porrúa ofrecerá, a partir de hoy, 20% de descuento en la compra de los libros del autor.

Algunos lectores, como Adriana Ramírez y Ervin Hernández, aprovechaban su estancia en las librerías para hojear o leer las portadas de los libros del escritor mexicano. “Hoy no vamos a comprar nada de él, pero queremos conocer de qué se tratan cada libro”, dijo Adriana.

Junto a estos jóvenes, uno de los vendedores de la librería Gandhi expresó: “Como pasa cada que se muere un escritor o cuando ganan algún premio como el Nobel, la gente ahora sí comprará los libros del autor”. (Con información de Abida Ventura)



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