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El estadio Universitario explotó. Miles de gargantas corearon el nombre de Tigres que, por sexta ocasión en su historia, disputará una final del futbol mexicano tras dar cuenta 1-0 de los Gallos Blancos del Querétaro.

Aunque la forma no fue la adecuada. Un autogol de Manuel López Mondragón, a los 44 minutos de acción, le dio el boleto a los dirigidos por Ricardo Ferretti que no cambiaron su estilo de juego ordenado, sin darle espacios al rival.

  Nuevamente Liborio Sánchez tuvo una destacada actuación, aunque no pudo impedir el tanto que le dio el boleto a los regios. El arquero paró un penal ejecutado por Héctor Mancilla que hubiese significado la última estaca.  

 Carlos Bueno pasó desapercibido. Desapareció el Querétaro que venció a Chivas en los Cuartos de Final, quedó a merced de un equipo que se acomodó a las circunstancias, que no dio espacio, ante la desesperación del técnico José Saturnino Cardozo que sólo observó, angustiado, cómo transcurría el cronómetro.  

 Los "dimes y diretes" entre Cardozo y Ferretti quedaron a un lado. Cada quien hizo su trabajo, ni siquiera intercambiaron miradas. La experiencia del "Tuca" fue fundamental para que llegara a su segunda final con Tigres. Antes, en el Invierno 2001, la perdió ante Pachuca.  

 Una anotación inverosímil sentenció el encuentro. Un centro que se le pasó a la mayoría, López Mondragón, con la cabeza, intentó enviar a tiro de esquina y la anidó cerca del palo izquierdo, imposible para el arquero de los Gallos.  

El duelo ya estaba definido porque los emplumados necesitaban dos goles para dejar fuera a los felinos. Ahora, a Tigres se les presenta una nueva oportunidad de acabar con la sequía de 29 años sin un título.  

cmm