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Cumplen anhelos de niños con cáncer

La asociación Voluntad Contra el Cáncer atiende a 79 niños pobres de Tamaulipas, a quienes ayuda a que por un día se conviertan en lo que les gustaría ser de adultos

ENTUSIASMO. Siete niños visitaron el 77 Batallón de Infantería de la Octava zona militar, donde se convirtieron en soldados por un día . (Foto: ROBERTO AGUILAR/ EL UNIVERSAL )

Domingo 02 de octubre de 2011 Roberto Aguilar | El Universal05:58
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CIUDAD VICTORIA

Cuando el chorro de agua brotó con fuerza de la manguera, el rostro de Carlitos se iluminó con una sonrisa.

“Me alegra tanto verlo contento”, comentó Bertha Alicia Camacho, mamá del niño que —a sus nueve años— varias veces ha estado al borde de la muerte por culpa de la leucemia.

Con cascos y largas vestimentas en amarillo y naranja, Carlos Escobedo Camacho y Jonathan Omar Sandoval Bolaños (de seis años de edad) cumplieron su deseo de ser bomberos. Ellos pertenecen a la asociación Voluntad Contra el Cáncer, que actualmente atiende gratuitamente a 79 niños pobres de Tamaulipas.

La directora de la asociación, Norma Robles Flores, explicó que con el apoyo del Club Rotaract Victoria llevan a cabo el programa “Cumpliendo un Sueño”. Dijo que es la segunda vez que lo realizan; primero les preguntaron a los niños ¿qué les gustaría ser de grandes?, y luego se apoyan con padrinos y organizaciones. “En esta ocasión formamos grupos, siete de los niños quieren ser soldados, seis policías, dos bomberos, tres futbolistas, algunos doctores, comerciantes y así, entre otras profesiones”, agregó Robles.

Le ponen rito a la noche

En el salón de un hotel, Dulce Gabriela Hernández Tovar cumplió su sueño de ser baterista.

Ahí sorprendió a los asistentes cuando apareció en escena formando parte del grupo musical Son de Barrio.

La jovencita movió con destreza las baquetas y le pusieron alegría a la noche con temas con temas guapachosos como “El Viejo del Sombrerón”, “La Burra” y “La Cosquillita”.

Al finalizar la cena-baile, Dulce (de 11 años de edad, originaria del municipio Hidalgo) expresó: “Me gustó mucho y ahora con más ganas voy a ser baterista cuando crezca”.

Días después, Carlos Antonio, Miguelito, Jair Israel, Óscar Alejandro, Óscar G., Sergio y Héctor visitaron el 77 Batallón de Infantería de la Octava zona militar, donde se convirtieron en soldados por un día.

La visita inició con los Honores a la Bandera Nacional y su presentación ante el regimiento, donde portaron orgullosos el uniforme militar que les obsequiaron. Después pasaron a conocer los diferentes tipos de armamento y vehículos, recorriendo en ellos las instalaciones del batallón.

También tuvieron la oportunidad de estar con los perros adiestrados para apoyar en diferentes acciones; los vieron entrenar, los cargaron y se tomaron fotografías con ellos.

“Lo que más me gusta son las armas, desde que vi una película como que me impresionó”, comentó Carlitos, quien sueña con ser militar, “también me gustaron muchos los perros amaestrados”. Y agregó: “Quiero ser soldado para dar seguridad a toda la gente”.

Una huella profunda

El peor día en la vida de Bertha Alicia Camacho fue cuando le diagnosticaron leucemia a su hijo Carlitos, “eso fue hace dos años y medio. Probablemente se irá a vigilancia y ya no volverá a las quimioterapias”, comentó la señora.

Abrió su corazón para compartir que en este tiempo ha tenido que aprender términos médicos que antes eran totalmente desconocidos, “la enfermedad y el convivir con mi hijo me han dejado una huella muy profunda. Nos apoyamos mutuamente”.

Lo más importante para Bertha ha sido la enseñanza que ha recibido de su hijo a valorar la vida y a sentir el amor por los demás.

“Carlitos muchas veces ha estado al borde de la muerte y luego me dice que sigue luchando por mí, para no verme triste”, relató.

Pero lo más desgarrador ha sido escucharlo después de haber recibido algunas quimioterapias, “me pregunta, ¿mami, por qué a mí, por qué estoy aquí?, ¿qué hice mal?, yo me quiero ir al cielo, por ti estoy aquí”.

Pese a lo dramático de la situación, Carlitos es un estudiante modelo, pasó a cuarto grado en la escuela primaria Pedro José Méndez, con un promedio de 9.8 en su calificación.

“Me gusta mucho la escuela y jugar basquetbol con mis amigos”, comentó con timidez Carlitos a su llegada a la Estación de Bomberos de Ciudad Victoria, Tamaulipas.

Él y Jonathan Omar Sandoval acudieron a cumplir el sueño de ser bomberos por un día.

Primero, el bombero José Luis Guerrero les dio varias indicaciones sobre su trabajo y las principales herramientas que utilizan para desempeñarlo. Después, el comandante Juan Díaz Ulloa dialogó con ellos.

Martha Bolaños Martínez, mamá de Jonathan, mencionó que desde que su hijo se enteró que estaría con los bomberos estuvo muy emocionado.

“Desde muy chiquito jugaba a ser un bomberito, con las mangueras en la casa”, relató la señora.

Al igual que la otra familia, juntos han sufrido mucho contra la leucemia, “pero los momentos más felices para mí es cuando lo veo sonreír”.

Y enorme fue la sonrisa de Jonathan cuando le pusieron el uniforme y el casco; después hicieron un recorrido por las instalaciones y se animó a bajar por el tubo de emergencias.

Pero en ningún momento se comparó con los rostros de felicidad de ambos niños cuando les enseñaron a usar las mangueras contra incendios y al subir al camión cisterna número 21.

—¿Por qué te gustaría convertirte en bombero, Jonathan?

“Me gusta que son valientes y sus uniformes”, respondió espontáneamente el pequeño.

—¿Y qué fue lo que más te gustó de este día?

“Todo me gustó mucho, pero más salir en el camión de los bomberos”.

En tanto, Carlitos no dudó un instante al responder: “Lo que más me gustó fue sujetar la manguera y echar el chorro de agua”.

Para ellos fueron chorros de esperanza y de felicidad.



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