Los cuerpos de los tres indígenas triquis asesinados el pasado viernes fueron velados por 11 horas frente al Palacio de Gobierno de Oaxaca en protestar por la violencia que impera en aquella región, donde constantemente se registran emboscadas y a lo largo de 30 años se han registrado por lo menos 500 personas muertas.

Los cadáveres de Álvaro Jacinto Cruz, Francisco Ramírez Merino y José Luis Ramírez, originarios de Agua Fría Copala, militantes del Movimiento Unificador de Lucha Triqui Independiente (MULTI), llegaron a esta ciudad a bordo de una camioneta, después de un viaje de al menos seis horas.

Entraron y salieron por la calle de Bustamente, a un costado del Palacio de Gobierno, en cuyos corredores desde septiembre del 2010 se encuentran en plantón mujeres y niños del MULTI, quienes salieron de sus comunidades argumentando que la violencia no las deja vivir en sus comunidades.

Previo a su llegada al Zócalo de la ciudad, en el municipio de Santiago Juxtlahuaca, elementos de la policía estatal retuvieron por unas cuatro horas los cadáveres, llevándolos al panteón de aquella localidad, ubicada a unos 200 kilómetros al poniente de la capital, bajo el argumento de que quienes los llevaban no contaban con documentos de sanidad y eso podría provocar alguna epidemia. Sin embargo, después de varias horas de negociación los cadáveres fueron devueltos y se encaminaron a esta ciudad.

Al llegar al Zócalo de la ciudad, los ataúdes fueron colocados en el piso de los corredores y a la usanza de la cultura triqui, además de expandir humo de copal,  colocaron flores y veladoras alrededor de los cuerpos, acomodaron platos de comida y tortillas, en señal de que comparten el pan y la sal con sus seres queridos antes de partir.

Alrededor de los cadáveres estaban los y las integrantes del MULTI, en su mayoría mujeres, niños y niñas. Las mujeres portaron sus huipiles color rojo, elaborados a base de hilos de algodón, hecho en telar de cintura y adornado con listones de múltiples colores.

Después de 11 horas, nuevamente los ataúdes fueron depositados en la camioneta para enfilarse otra vez a la tierra que los vio nacer, donde serán sepultados y sus compañeros de organización seguirán exigiendo que la paz vuelva a las 18 comunidades que integran la región triqui.

En la región triqui existen el MULTI, el Movimiento Unificador de Lucha Triqui (MULT) y la Unidad de Bienestar Social de la Región Triqui (UBISORT), quienes se disputan el poder local de la zona y como consecuencia de manera constante existen emboscadas, mismas que han provocado decenas de personas muertas y desplazados.

El velorio público de los tres indígenas se convirtió también en un acto de protesta, pues los manifestantes gritaron consignas en contra del gobierno de Gabino Cué, de quien cuestionaron "dónde está el gobierno del cambio", en alusión de que éste sería distinto al Partido Revolucionario Institucional (PRI), que gobernó por 80 años el estado de Oaxaca.

Reina Martínez Flores, la lideresa de los triquis que se encuentran en plantón en los corredores del Palacio de Gobierno, manifestó que el hecho de traer a los tres cadáveres a esta ciudad fue porque "era necesario que el gobernador vea que los muertos no son un invento o un chisme, que son reales".

Aunque el gobernador no vio los muertos. Sólo se acercó el coordinador general de Asesores del Gobierno del Estado, Víctor Raúl Martínez Vásquez, quien prometió que se aplicará la ley en el caso.

Martínez Vásquez explicó que la administración estatal trabaja desde el 15 de diciembre del 2010 con el Gobierno federal, donde se han tomado acuerdos para proteger a las 135 personas que tienen medidas cautelares dictadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y que pertenecen al MULTI.

A Martínez Vásquez también lo acompañó el subsecretario de Salud, Maurilio Mayoral, médico de profesión, quien solicitó a los manifestantes que tenían que sacar a los cadáveres del lugar, de lo contrario estarían contaminando el Zócalo de la ciudad y serían desajolados por la policía.

Martínez Flores entendió esto como una amenaza, pues además les dijeron que si no se llevaban a los cadáveres, serían desalojados "esas son las pruebas de que el gobierno no está cambiando, nos dijeron que estábamos contaminando, y qué pasa con los asesinos que están en la región, hay tres muertos y estas son las pruebas, por eso los trajimos porque no queremos que siga la impunidad".