El Papa Benedicto XVI ofreció hoy consejos de lectura para las vacaciones, durante la primera audiencia pública que presidió tras un periodo de reposo y en la cual recomendó leer algunos libros de la Biblia.

Ante varios miles de personas congregadas en el patio central de la residencia estiva del Vaticano, ubicada en el pueblo de Castelgandolfo al sur de Roma, el pontífice recordó que los momentos de pausa de las actividades se aprovechan con un libro.

En un discurso pronunciado en italiano estableció que todas las personas tienen necesidad de tiempos y espacios de reflexión, de meditación, de calma y exclamó: 'íGracias a Dios que es así!'.

'Esta exigencia nos dice que no estamos hechos solo para trabajar, sino también para pensar, reflexionar o simplemente para seguir con la mente y el corazón un relato, una historia en la cual ensimismarnos, en un cierto sentido perdernos para redescubrirnos enriquecidos', agregó.

El pontífice ponderó que muchos de esos libros de lectura son mayormente de evasión, lo cual es lógico, empero aseguró que diversas personas, particularmente si pueden tener espacios de pausa y de relax más prolongados, se dedican a leer algo más profundo.

Entonces lanzó una propuesta: '¿por qué no descubrir algunos libros de la Biblia, que normalmente no son conocidos? ¿O de los cuales, quizás, hemos escuchado algún pasaje durante la liturgia, pero no que hemos nunca leído completamente?', sostuvo.

Además constató que muchos cristianos no leen nunca la Biblia, tienen un conocimiento muy limitado o superficial de un texto que, como su nombre lo indica, es una recopilación de libros: una pequeña biblioteca nacida en el transcurso de un milenio.

'Algunos de estos libretos que la componen permanecen casi desconocidos a la mayor parte de las personas, incluso buenos cristianos', afirmó el obispo de Roma.

Por ello insistió en sugerir a todos tener a mano, durante el periodo estivo y en los momentos de pausa, la santa Biblia para 'gustarla' en modo nuevo, leyendo algunos de sus libros pero en una lectura continuada.

Consideró que con ese ejercicio los momentos de distensión pueden convertirse, además de un enriquecimiento cultural, también una nutrición del espíritu, capaz de alimentar el conocimiento de Dios y el diálogo con él, la oración.

'Esta parece ser una bella ocupación para las vacaciones: tener un poco de distensión y, al mismo tiempo, entrar en el gran espacio de la palabra de Dios y profundizar nuestro contacto con el eterno, justamente como objetivo del tiempo libre que el señor nos da', apuntó.

cg