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Sida: un virus, dos padres, una polémica

En los 80 una extraña enfermedad fue estudiada por el etadounidence R. Gallo y el francés L. Montagnier. En la carrera por descubrirlo y patentarlo, dos naciones se enfrentaron
PARÍS, FRANCIA | Miércoles 01 de junio de 2011 EFE | El Universal10:20
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El sida irrumpió con fuerza hace 30 años en el mundo pero hasta 1983 no se descubrió el virus que lo provocaba, un hallazgo que estuvo marcado por la polémica entre dos científicos que se atribuyeron su paternidad, el francés Luc Montagnier y el estadounidense Robert Gallo.

Durante diez años, los dos investigadores, apoyados en la maquinaria propagandística y estatal de sus dos países, reivindicaron el hallazgo del virus de inmunodeficiencia humana (VIH), hasta que en 1994 el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos acabó por dar la razón al investigador francés.

Montagnier tuvo que esperar todavía otros 14 años para que su trabajo fuera reconocido con el Premio Nobel de Medicina, que compartió con su colaboradora Françoise Barré-Sinoussi y con el científico alemán Harald zur Hausen, investigador del cáncer.

Entre tanto, el descubrimiento del VIH estuvo en el centro de una amarga polémica que enturbió la noticia que abría la puerta a detectar el mal y encontrar posibles remedios.

Todo comenzó cuando a principios de los años 80 se detectaron en Estados Unidos varios casos de una extraña neumonía no conocida que afectaba de forma muy particular a la comunidad homosexual.

Las autoridades estadounidenses crearon un equipo para analizarlo, al frente del cual se situó el profesor Gallo.

En 1982 se registraron los primeros casos en Francia y el Instituto Pasteur encargó al equipo del profesor Montagnier investigar las causas.

En dos meses, los científicos franceses lograron aislar un virus recogido en un paciente y que podía ser el causante del mal.

Su hallazgo fue publicado el 20 de mayo de 1983 en la revista Science , sin que la comunidad científica le prestase demasiada atención.

Incapaz de cultivar el virus, Montagnier envió una muestra al equipo de Gallo, que desde meses atras venía trabajando con el único retrovirus conocido en el ser humano y que consideraba relacionado con la enfermedad.

El 23 de abril de 1984, en medio de una gran expectación mediática, los científicos estadounidenses anunciaron en rueda de prensa el descubrimiento del virus del sida, que habían logrado cultivar.

En el acto, no mencionaron en ningún momento el papel del equipo de Montagnier en el hallazgo, lo que fue percibido como una afrenta en el otro lado del Atlántico.

La maquinaria mediática de la Francia de François Mitterrand sospechaba de mala praxis del equipo de investigación de un país, los Estados Unidos de Ronald Reagan, para atribuirse un avance científico de gran repercusión.

La polémica abandonó los laboratorios y los argumentos científicos y se situó en la arena de la opinión pública y de la rivalidad entre naciones.

En medio de la tormenta, además del orgullo nacional se jugaban importantes sumas de dinero, porque la patente del virus otorgaba importantes derechos sobre las ventas de los métodos de detección del sida, un mercado llamado a experimentar un crecimiento exponencial, en paralelo a la extensión del mal.

Las denuncias sucedieron en Estados Unidos, donde las autoridades validaron la patente de Gallo pero no la de Montagnier. Las investigaciones continuaron y acabaron por demostrar que la cepa que permitió a los investigadores estadounidenses secuenciar el virus procedía de la misma persona que la utilizada por los franceses.

Acusado de robo, Gallo se defendió y alegó que el virus enviado por los franceses pudo contaminar sus cepas.

La explicación satisfizo a los franceses y en 1987 se firmó un acuerdo para compartir los beneficios de la patente en Estados Unidos, mientras los del resto del mundo permanecían en manos del Instituto Pasteur.

Pero dos años más tarde, un artículo de prensa aparecido en el Chicago Tribune reavivó la polémica al señalar que los investigadores estadounidenses robaron el virus a los franceses y se sirvieron de él a escondidas.

Gallo se vio obligado a reconocer que las cepas francesas fueron importantes en su investigación, pero siempre negó que robara el avance a los franceses.

En 1994, bajo la presidencia de Bill Clinton, las autoridades sanitarias de Estados Unidos reconocieron al equipo del profesor Montagnier como el descubridor del virus del sida.

 

doa



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