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Charlene Wittstock, de nadadora a princesa

Desde que la prometida del príncipe Alberto de Mónaco lo acompañó por primera vez a un baile, la realeza supo que la sudafricana se convertiría en su esposa
CHILE | Sábado 28 de mayo de 2011 EL MERCURIO/ GDA | El Universal12:34
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Mónaco celebró por última vez un matrimonio de su príncipe gobernante en 1956, cuando el príncipe Rainiero III, se casó con la estrella de cine Grace Kelly, lo que trajo una enorme dosis de glamour al minúsculo principado mediterráneo.

Y ahora, su hijo, el príncipe Alberto II de Mónaco, estará poniendo fin a sus años de soltería cuando se case el 2 de junio con Charlene Wittstock, una ex nadadora olímpica sudafricana, cuya semejanza a la actriz estadounidense es innegable.

Charlene Lynette nació en Bulawayo, Zimbabwe el 25 de enero de 1978. Desde temprana edad supo lo que quería hacer con su vida.

"Yo sé quién soy y sé de dónde vengo. Mi padre trabaja en marketing y mi madre es entrenadora de natación. Eso despertó mi interés y comencé desde muy temprano", dijo Wittstock a la revista Hello en alguna ocasión.

"Yo crecí de manera muy sencilla con mis hermanos menores", agregó. A los 15 años, Charlene ya se distinguía: ganó el título nacional en una competencia de natación.

Pero el punto culminante de su carrera fue en los Juegos Olímpicos en el verano de 2000, cuando el equipo Sudáfrica quedó en quinto lugar. Ese mismo año participó en un campeonato de natación realizado en Mónaco donde ganó la medalla de oro en la prueba de 200 metros espalda.

Alberto de 52 y Charlene de 33 años se conocieron en 2001, aunque hicieron pública su relación en 2006, al ser vistos juntos por primera vez en la ceremonia de los Juegos Olímpicos de Invierno en Turín.

Gran evento cuando Charlene acompañó a Alberto al famoso baile de la Cruz Roja, el prestigioso evento de recaudación de fondos, en Montecarlo durante el verano de ese mismo año, los observadores reales se convencieron de que Charlene iba a convertirse en alguien permanente en la vida del príncipe Alberto y todas las miradas estaban sobre ella, recordó la revista Hello.

Desde entonces, el príncipe no sólo no oculta su amor por Charlene, sino que ha hecho un espacio para ella en numerosos actos oficiales, y con el permiso de las princesas Carolina y Estefanía, ha ejercido de manera impecable su improvisado papel de Primera Dama, según el diario español El País.

Aunque durante su juventud Charlene no tenía tiempo para la moda, la bella sudafricana comenzó a desarrollar una reputación de ícono de estilo y elegancia al ser asociada con el diseñador italiano Giorgio Armani, quien además diseñó el vestido de novia.

"Me identifico con su estilo, que es sobrio, elegante y sofisticado. (Su equipo) sabe lo que me gusta y lo que me conviene" , dijo Wittstock. Según la Constitución monegasca, los protestantes no pueden acceder al trono del Principado. Por esta razón, Charlene se convirtió al catolicismo en abril, para poder celebrar su boda civil el 1 de julio y el matrimonio religioso al día siguiente.

ec



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