CANCÚN

El gobierno de Quintana Roo solicitó a la administración federal el traslado de 148 reos de alta peligrosidad a un penal de máxima seguridad después del motín registrado la mañana de ayer en la cárcel de Cancún con saldo de un recluso muerto por arma de fuego y seis heridos.

Luis González Flores, secretario de Gobierno en Quintana Roo, informó que en forma verbal y por escrito pidió al Órgano Desconcentrado de Prevención y Readaptación Social Federal el traslado de 137 reos del fuero federal y 11 del fuero común.

“El traslado no sólo es necesario para reducir la sobrepoblación en la cárcel, sino también para evitar que internos de alta peligrosidad intenten asumir el control de una prisión municipal, en la cual no deben purgar sentencias quienes fueron condenados por delitos del orden federal y del fuero común considerados de alta peligrosidad”.

La cárcel de Cancún enfrenta una sobrepoblación de alrededor de 300%, con más de mil 200 internos.

Ayer, la trifulca inició alrededor de las 9:00 horas en el área del comedor, cuando unos 200 presos comenzaron a lanzar piedras y a quejarse de que no hay un servicio regular de comida, según el reporte de la Secretaría de Seguridad Pública del estado.

Fue controlada unas dos horas y media después, tiempo en el que los reos utilizaron armas de fuego, aunque el reporte no precisó el calibre ni cuántas.

Desde el lunes comenzaron las manifestaciones de protesta por parte de los reos debido al cambio de la concesionaria que servía los alimentos y la disminución en la ración de éstos.

El secretario de Seguridad, Carlos Bibiano Villa Castillo, afirmó que “los prisioneros comen mejor que 40% de la población y el menú, al menos de este día (ayer), está compuesto por huevos con chorizo, tortillas, tazón de avena, pollo pibil”.

El muerto fue identificado con el apodo de El Piolín, mientras que los lesionados son Armando Tun Camal, José Laureano Cortez, José Abel Gallegos, Cristian Jovanny Méndez, Alberto Mimila y Jesús Hernández, quienes fueron conducidos para atención médica por fracturas diversas al Hospital General “Jesús Kumate”.

Pasadas las 9:00 horas, las inmediaciones de la cárcel fueron cercadas y efectivos del Ejército, de la Secretaría de Marina Armada de México y de Seguridad Pública del estado y del municipio de Benito Juárez, así como policías judiciales, ingresaron a la zona de conflicto para restaurar el orden, lo cual ocurrió al mediodía.

Mientras lo lograban, detonaciones de disparos se escucharon en diferentes momentos; mujeres y niños que estaban de visita fueron evacuados de la prisión por paramédicos y luego atendidos por unidades de la delegación de la Cruz Roja Mexicana, al presentar ataques de crisis.

Algunos declararon que fueron golpeados y amenazados para no dar a conocer lo sucedido dentro del centro de reclusión, que cuenta con apenas 100 custodios para más de mil internos.

Motín fue un pretexto

El secretario de Seguridad dijo que el motín fue un mero pretexto de los reos para asesinar a El Piolín, quien “tuvo que ver con los tres fallecidos aquí en la cárcel de Cancún; también se puede decir que fue ajuste de cuentas; no sé si sea zeta o pelón (dos grupos criminales que rivalizan por el poder del penal), pero se vio involucrado, fue testigo presencial de la muerte de los tres reos”.

La noche del jueves pasado ingresaron a la cárcel municipal Ediblain González Vázquez, Víctor de los Santos de la Cruz, Nery Higinio Aguilar y Gabriel Quezada Martínez, luego de que fueron capturados por la Policía Estatal en una “casa de seguridad” en el fraccionamiento La Selva, donde tenían privada de su liberta a una pareja.

Fueron ingresados al área de Albatros, eran cerca de las 23:30 horas cuando un grupo de internos los sorprendió dormidos y los apuñalaron. Tres murieron en el lugar y uno fue trasladado al Hospital General.

El sábado pasado, agentes judiciales ingresaron por la noche al penal de Cancún, para apoyar en la reconstrucción de los hechos en los que murieron tres reos, y uno más resultó herido. Ese día, El Piolín no fue interrogado porque se encontraba drogado.

Villa Castillo aclaró que la molestia de los prisioneros se generó a partir de la colocación de centros de control, cuyo fin es evitar la corrupción imperante en la cárcel, que alberga a mil 346 internos del fuero común y federal.

Entre las medidas para imponer disciplina, se diluyó el poder de los reos para manejar el suministro de alimentos, lo cual “detonó la resistencia de prisioneros que exigían comida especial, privilegio que sólo se concede a los reclusos enfermos de diabetes, por ejemplo, o que viven con el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida

“Fue un motín, que quede claro, y de esa forma lo único que se tiene que imponer es orden a como dé lugar”.