Para que las micro, pequeñas y medianas empresa (Mipymes) avancen en la misma forma que las grandes firmas se debe formular, negociar e instrumentar una política de desarrollo socioeconómico, estimó la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (Canacintra).

Refiere que 99 por ciento de las empresas mexicanas pueden clasificarse como micro, pequeñas y medianas; su aportación en el empleo es de 70 por ciento, y en conjunto generan 52 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) .

Destaca que su participación en el desarrollo económico y social es determinante, tanto en la satisfacción de necesidades básicas de la población como en la elaboración de productos finales y el suministro de materias primas y componentes para las empresas de mayor tamaño, para el mercado interno y la exportación directa e indirecta.

Por otra parte, las Mipymes no se encuentran ajenas al fenómeno de la globalización de la economía, señala el organismo industrial en su reporte semanal.

Reconoce que en los países industrializados muy pocas Pymes compiten en el mercado de productos estandarizados, porque tienen una fuerte desventaja de precio y no cuentan con una economía de escala, de manera que adoptan mayoritariamente el papel de proveedores o subcontratistas de la empresa grande.

En cambio, en México existen muy pocas empresas proveedoras y subcontratistas de las grandes, de ahí la necesidad de ampliar y reforzar los programas de apoyo a las Pymes.

Este sector productivo, reitera, 'tiene un enorme potencial, en su mayoría desaprovechado durante los últimos años. Se tiene que establecer una estrategia que promueva un cambio de fondo en las unidades productivas, donde ganen presencia la productividad y la competitividad'.

Aun cuando se ha realizado un gran esfuerzo en la materia, como la creación de la Subsecretaría para las Pymes, ésta aún cuenta con pocos recursos para resolver la problemática de competitividad de estas empresas e impulsar su desarrollo hacia el siguiente nivel.

Por ello, añade la Canacintra, es necesario contar con una política industrial de largo plazo -de 20 a 30 años-, que permita crear la industria fuerte que México requiere.

crs