Tú vives en la ciudad. Vas por las calles, tienes un lugar donde dormir, familia y amigos. Te gusta salir a pasear, y tienes tu comida favorita.

De pronto, te tiran una red y te llevan de la ciudad. Ni tus familiares o amigos saben hacia dónde irás, ni por qué te fuiste. Y de pronto, te obligan a vivir en un cuarto toda tu vida, y te dan comida que no te gusta pero te la comes porque no hay nada más.

Esa es la vida de un delfín extraído del mar, su "ciudad", para llevarlo a una pequeña alberca donde puede vivir tan estresado, que su esperanza de vida se reduce a la mitad, de hasta 15 años, a sólo siete.

Marcela Vargas, gerente de programas de la Sociedad Mundial de Protección de Animales (WSPA, en inglés) para Centroamérica, México y el Caribe, informó en entrevista para EL UNIVERSAL que existen 300 delfines en cautiverio con fines recreativos en la nación mexicana.

La semana pasada fue estrenada la película The Cove (Operación Delfín) en el país, documental que ganó el Óscar por mostrar la crueldad con la que se cazan a estos animales para ser llevados a delfinarios de todo el mundo.

Sobre este punto, Vargas explicó que en México existe una gran lucha para defender del maltrato a los delfines, y aunque falta mucho por hacer, hay avances. En 2006, por ejemplo, se promulgó una ley donde se prohíbe la importación o exportación de delfines hacia México, por lo que ahora sólo se pueden obtener ejemplares mediante programas de reproducción en cautiverio.

Sin embargo, todavía hay muchos problemas para estos mamíferos marinos, dos principalmente: cuando en el lugar donde están en cautiverio no tienen un balance óptimo de salinidad, lo que genera enfermedades en los ojos y la piel. Por otra parte, el cambio de dieta, de peces de mar vivos a pescados muerto, les genera grandes problemas gastrointestinales.

La WSPA tiene grandes críticas hacia la forma en la que viven los delfines en México, pero también son propositivos: buscan que el acercamiento con los cetáceos sea de una forma natural, en su hábitat.

Es decir, no es que se esté en contra de la convivencia con estos animales marinos, pero invitan a los turistas a que hagan un esfuerzo por hacerlo en zonas donde no resulten dañados, por ejemplo, en lugares donde exista ecoturismo, o bien, que se sepa que hay esfuerzos para darle un trato cómodo a los delfines.

"Sabemos que a la gente le gusta ver cosas divertidas, pero nosotros pedimos un nivel de madurez, podemos tener vacaciones, pero sin dañar a los animales. Si vas a ir a un delfinario, lo mejor sería acudir con una visión crítica, y piensa qué te aporta a ti como persona", finalizó Vargas su charla.

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