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Volvían de vacacionar en EU; los agarraron en un restaurante

Narra el señor Arturo R. que la última comunicación que tuvieron sus hijos ya no fue con él, sino con uno de sus amigos a quien le mandaron un mensaje vía celular: No mames wey, entraron personas armadas al restaurante y nos están secuestrando
MATAMOROS, Tamaulipas | Viernes 15 de abril de 2011 Julio Manuel L. Guzmán, Corresponsal | El Universal01:17
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Los hermanos Natanael y Josué Axel R. G., originarios del Distrito Federal, jamás imaginaron que sus vacaciones a Estados Unidos, iban a tener un final fuera de toda realidad, regresaban ya de Texas, pasaron la aduana de Reynosa, y le dijeron a su padre por teléfono, ya vamos en camino, estamos cenando en un restaurante de Valle Hermoso.

Después ya no volvió a saber de ellos, desparecieron el 23 de agosto del 2010.

Narra el señor Arturo R. padre de las hoy víctimas, que la última comunicación que tuvieron sus hijos ya no fue con él, sino con uno de sus amigos a quienes le mandaron un mensaje vía celular: "No mames wey, entraron personas armadas al restaurante y nos están secuestrando. No me marques, ni me mandes mensajes, y si no aparecemos le avisas a mis papas lo que pasó".

El 25 de agosto de 2010, sus padres se preocuparon y empezaron a buscar a sus hijos, Natanael Arturo de 36 años, y Josué Axel de 21 años de edad, fue cuando el amigo de sus hijos les enseñó el mensaje, y de inmediato pidieron ayuda a la PGR.

Allí empezó el viacrucis para Román Medina y su esposa, ya que afirma que las autoridades de la Procuraduría General de la República lejos de ayudarlos se burlaron de ellos: "Nombre, a quién quiere hacer weyes, vaya a dar lata a otra parte, porque ninguna persona secuestrada tiene tiempo para mandar mensajes avisando lo que les pasó". Los corrieron.

Con una playera negra de manga corta, unos shorts tipo militar y una venda en su mano, buscaba afanosamente a los medios de comunicación para que publiquen su pesadilla.

Narra que se vino a San Fernando, Tamaulipas, para iniciar la búsqueda de sus dos hijos, pero tuvo tan mala suerte que un día antes se había localizado la bodega abandonada con los cuerpos de 72 migrantes centroamericanos (el hallazgo de 2010), nadie le hacía caso, porque todos iban y venían ocupados por esa tragedia.

Se fue a Reynosa para solicitar ayuda en la Procuraduría de Justicia, pero de igual forma nadie lo atendía; tenían un problema mayor que atender, preparar todo para la llegada de los diplomáticos de Centroamérica y la llegada de los 72 cadáveres de los centroamericanos.

"Estaba que no me calentaba ni el sol, desesperado e impotente porque aquí nadie me quería ayudar, nadie me daba respuesta de nada, ni siquiera me atendían para poner mi denuncia, me regrese a San Fernando, y menos me atendieron ya que el fiscal del municipio había sido secuestrado y unos días después se le encontró muerto".

"Me regresé de nuevo a la capital del país y empecé a vender mis camiones de mudanzas para iniciar mi investigación por cuenta propia, me han extorsionado autoridades, y no me dan respuesta, pero voy a continuar ya que todavía algo me dice que mis hijos están vivos, algo me dice que los tienen trabajando contra su voluntad".

"Queremos que nos ayuden, publiquen que los estamos buscando y si Dios lo quiere, y si mis hijos aún están vivos que sepan que seguimos buscándolos que son todo lo que mas amamos en el mundo, que las fuerzas que nos quedan a mi esposa a y mi es para dar con ellos encontrarlos como sea, pero encontrarlos".

Román guarda silencio, y se queda pensando, viendo a las demás familias que al igual que él llegaron de varios estados para buscar a sus seres queridos entre los hasta entonces 26 cadáveres encontrados en fosas de San Fernando. Ahora son 145 víctimas.

Ve como señoras con sus hijos en brazos caminan de un lado para otro, se ven unos a otros, forman sus grupos para platicarse como y cuando desparecieron sus esposos o hijos, mientras que otras personas sólo se quedan sentados tomándose un refresco y comiéndose algo que les llevaron autoridades municipales, del DIF, Iglesias y de la Canaco local.

Ve que sale un tráiler con 76 cuerpos que serán llevados a la ciudad de México y dice, "ya ven las autoridades no se apiadan de nosotros, nos toman muestras de ADN y ahora sin decirnos nada se llevan los cuerpos, ahora qué va a pasar".

"Yo por fortuna vivo en el Distrito Federal me regreso y allá busco respuesta".

Y se cuestiona, "pero como le van hacer las familias que vienen sin dinero de otros estados, viajaron cientos de kilómetros, para que estas autoridades sin tocarse el corazón, sin informarles nada, los dejan nuevamente con la mente trabajando a todo lo que da para desmenuzar como conseguir mas dinero para viajar a México por nuevas respuestas".

Lo peor, se pregunta, "así como les dieron lonches y agua, les van a dar dinero para su pasaje, y lo principal la seguridad para cruzar de regreso por San Fernando, allí por esa ciudad donde desaparecieron sus familias y cientos de personas, mexicanas y centroamericanas. Allí donde se han evaporado varios autobuses sin que sus dueños presenten una denuncia formal, a ver ahora qué nos pasa", puntualizó.

Una historia similar

En ese mismo lugar, dos mujeres de Montemorelos, Nuevo León, narran la misma situación, también a su hijo lo secuestraron hombres armados.

Pero en este caso, el hijo de la señora María Guadalupe Vargas Flores fue secuestrado en su municipio, desde el sábado 19 de marzo del presente año, pero busca afanosamente a su vástago en Tamaulipas, ya que denuncia que las autoridades de Nuevo León en vez de ayudarla le dicen que ya no le mueva, que no busque la muerte.

Con lágrimas en los ojos, María, asegura que en Montemorelos, Nuevo León, no hay ley, que sólo le dicen que a su hijo se lo trajeron a Tamaulipas, por eso lo busca en esta entidad con la esperanza de encontrarlo entre los restos de las fosas de San Fernando.

"Me amenazan de muerte las propias autoridades de justicia, que ya no lo busque, que no me meta en problemas, pero no me importa qué me pase, yo voy a exigir justicia y denunciando la corrupción y putrefacción que hay en la justicia de Nuevo León", puntualizó.

 



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