Los senadores tendrán que apretar ellos mismos los botones de sus elevadores. Los representantes no podrían asistir al gimnasio gratuito. La comida en el Capitolio será escasa y los lavabos de los legisladores seguramente estarán menos limpios.

El Congreso sentirá las consecuencias de un cierre gubernamental, pero sin llegar al nivel que experimentarán los empleados federales.

A diferencia de unos 800 mil empleados federales afectados, los legisladores tienen un amplio criterio a la hora de decidir quién es esencial y quién no en sus oficinas y comités. Además, depende de ellos si renuncian a recibir su paga durante el cierre, alternativa de la que no disfrutan sus subordinados.

''¿Tiene algún sentido?'', preguntó el senador demócrata Joe Manchin, y agregó que renunciará a su cheque mientras dure el estancamiento presupuestario. Más de 24 legisladores de ambos partidos prometieron hacer lo mismo a medida que se acerca el posible cierre a la medianoche del viernes.

El presidente de la Cámara de Representantes John Boehner dijo el viernes a otros legisladores que devolverá su paga durante el cierre. En un mensaje dirigido a los miembros de la cámara baja, destacó que la Constitución prohibe a los legisladores cambiar sus compensaciones salariales o la del presidente en esta coyuntura, aunque no hay ley alguna que les prohiba renunciar a su paga cuando ocurre el cierre del gobierno.

Los representantes y senadores ganan 174 mil dólares al año, y los líderes de cada partido más. Boehner recibe 223 mil 500 dólares. El presidente Barack Obama gana anualmente 400 mil dólares.

Muchos miembros del Congreso donan la totalidad o parte de sus salarios a obras de caridad, pero los que llegaron al poder el año pasado desean recibir sus salarios a tiempo.

''Veré la forma de devolverlo'', dijo el representante republicano de Colorado, parte de la nueva hornada que en enero dio el control de la cámara al Partido Republicano. ''No somos diferentes del resto''.

La plantilla laboral del Capitolio suma el tamaño de una pequeña ciudad, decenas de miles de personas que protegen, alimentan, transportan, aconsejan y limpian las instalaciones usadas por los 535 miembros del Congreso. En caso de un cierre parcial de la burocracia federal, decidir quién y qué servicios son esenciales corresponde generalmente a los legisladores, asesorados por los especialistas del Congreso en este tema.

jfra