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El Soumaya es privado y no depende de deducciones: Slim

El empresario asegura que no le quita el sueño sumar alguna otra pieza de arte a su colección, comprendida por 66 mil obras de artistas americanos y europeos

CARLOS SLIM. El magnate conversó hoy con los medios con motivo de la apertura del nuevo Museo Soumaya.. (Foto: Archivo EL UNIVERSAL. )

CIUDAD DE MÉXICO | Lunes 28 de marzo de 2011 Yanet Aguilar Sosa | El Universal15:49
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yanet.aguilar@eluniversal.com.mx

Aunque Carlos Slim se negó rotundamente a considerar su nuevo Museo Soumaya, en el poniente de la ciudad de México, como un museo único e incomparable, el museógrafo español Alejandro Massó dijo que ese espacio diseñado por Fernando Romero es "uno de los grandes museos del mundo en esta especialidad y que México debe estar orgullosísimo de disponer de semejante colección".

Hoy, ese recinto enclavado en los terrenos de una fábrica de llantas de la colonia Ampliación Granada, resguarda "una de las diez o posiblemente doce mayores colecciones creadas por un hombre en el mundo", como señaló Massó.

Esa colección compuesta por alrededor de 65 mil piezas ha quedado abierta al público que podrá acceder de manera gratuita a la exhibición que propone un diálogo entre el arte desde el siglo XVI y en especial de los siglos XIX y XX.

Si por modestia no quiso aceptar que ha creado un gran museo, Carlos Slim sí fue categórico al señalar que el Museo Soumaya se ha construido "en un terreno privado, con construcción privada, el gasto privado y la colección privada y seguirá siendo privada y sostenido gratuitamente y no con apoyos fiscales, ni siquiera con deducciones fiscales".

Así, feliz de concretar otro de sus sueños, el empresario mexicano Carlos Slim dijo que siempre pensó en hacer un proyecto muy ambicioso con todos los avances tecnológicos y con una arquitectura complicada pero con gran capacidad, como lo confirman las seis salas de exhibición con arte de culturas mesoamericanas del Occidente, arte mexicano del siglo XX, la llamada Era Rodin, una amplia muestra de escultura europea del siglo XIX y los antiguos maestros, tanto europeos como novohispanos.

Luego de asegurar que este museo y la Plaza Carso donde se localiza, forman parte de una reconversión urbana de zonas industriales como lo hizo en Plaza Loreto o en Peña Pobre, el empresario dijo que se trata de un museo 100% con diseño, creación, fabricación y mano de obra mexicana. "Estamos muy contentos de poder ofrecer este espacio y compartir esta colección".

Coleccionista al estilo XIX

Orgulloso, como niño con juguete nuevo, el empresario encabezó el recorrido por las seis salas del museo acompañado por su hija Soumaya, su yerno y arquitecto del recinto, Fernando Romero, y por Alfonso Miranda, director del museo, quien daba detalles del óleo, la escultura o la pieza precolombina frente a la cual se detenía un Slim sonriente y dicharachero que no cabía de gozo.

Aunque sin aceptarlo, Carlos Slim es un coleccionista de primer nivel al estilo de la aristocracia francesa e inglesa del siglo XIX, según afirmó el museógrafo Alejandro Massó, quien colabora en los más importantes museos españoles y es asesor de la museografía del nuevo Soumaya.

El especialista español dijo que Slim igual que los coleccionistas del siglo XIX ha formado una colección personal que luego ha pasado a grandes museos.

"Estos son esfuerzos personales que dan lugar a colecciones de primera magnitud mundial; esta colección lo es, por sus fondos, la tenacidad de conseguir piezas bonitas, buenas, interesantes y raras... lo difícil es crear una colección con lo que hay en el mundo a disposición de los coleccionistas".

El empresario, quien al llegar a la sala 2 dedicada a la vida cotidiana, abrió la consola y puso un disco que dejó escuchar una breve melodía, hizo ese regaló a todos los que recorrían con él ese espacio soñado, cuya construcción es de mil 700 metros cuadrados y que tiene una área para exposición de 7 mil 517 metros distribuidos en seis niveles, cada uno con diseño propio y único.

Por supuesto, ninguno de los asistentes que entrarán de manera gratuita al museo, tendrán la suerte de escuchar de nuevo esa música, pues esa consola de madera es una pieza de arte de entre las más de mil que fueron seleccionadas para la apertura de este recinto, entre las que se encuentran algunas de las piezas favoritas del empresario mexicano como "Las tres sombras" o "El Pensador", de Auguste Rodin; "La sagrada Familia", de El Greco, y el Cristo de Salvador Dalí.

El infatigable Carlos Slim posaba ante las esculturas emblemáticas de Rodin o se detenía ante las tres obras de José María Velasco o posaba su mirada sobre los únicos tres murales de su colección: uno de David Alfaro Siqueiros, otro de Rufino Tamayo -instalado en el lobby del museo- y él que fue el último mural realizado por Diego Rivera, "Río de Juchitán".

Sin descanso bajaba por las rampas de su museo, esas rampas que nada tienen que ver con las del Museo del Vaticano hechas por Miguel Ángel o las de otros recintos. "El Guggenheim tiene las rampas centrales, mientras que éste -el Museo Soumaya- las tiene perimetrales para que la exposición esté dentro de ese perímetro", señaló Slim.

A la vanguardia tecnológica

Desde que se vislumbra a lo lejos esa gran colmena plateada de 47 metros de altura, con fachada hecha con 16 mil hexágonos que se levanta a la entrada de la Plaza Carso, sobre Miguel de Cervantes Saavedra, entre Ferrocarril de Cuernavaca y Presa Falcón, el museo es imponente y por dentro deslumbrante.

Ese moderno edificio que se asemeja a un cubo que se desdobla, es una apuesta de Carlos Slim por formar capital humano a través de proyectos en salud, educación y cultura.

Tal es su convicción, que dijo: "este proyecto es gratuito y tiene como finalidad ofrecer cierto material cultural y plástico para que los mexicanos vayan aprendiendo a apreciar la cultura mexicana y la cultura universal". Quiso crear un nuevo espacio para su colección que abriera a todo público, de martes a domingo y con acceso gratuito.

Alejandro Massó dijo que lo más importante es que se trata de "un museo abierto que admite visitas de todo el mundo, de todas las capacidades físicas, de todos los niveles de conocimiento; pero también que permite ampliarse porque es un museo móvil, sin muros, tiene muros móviles y permite crear espacios en función de lo que venga".

mdz




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