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Aumentan utilidades, pero no el salario

Para Enrique Dussel Peters, coordinador del Centro de estudios China-México de la UNAM, hay un gran espacio para aumentar los salarios reales y por cuestiones de política económica no se ha hecho

A LA BAJA. En México el poder de compra de los trabajadores de las manufacturas ha disminuido drásticamente en los últimos 20 años. . (Foto: Archivo EL UNIVERSAL )

Lunes 14 de febrero de 2011 Ixel Yutzil González | El Universal
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ixel.gonzalez@eluniversal.com.mx

En México, al igual que en el resto del mundo, las ganancias de las empresas tienden a incrementarse, mientras que los salarios reales de los trabajadores se mantienen estancados, a pesar de los avances de la productividad laboral.

En el país esta situación de bajos salarios se agrava, dada la preocupación de que un alza en los salarios se traduzcan en repuntes en la inflación.

Manuela Tomei, directora del Programa sobre las Condiciones de Trabajo y Empleo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), expuso en entrevista que la brecha entre productividad laboral y salarios reales ha tendido a ampliarse en el mundo en los últimos 10 años.

“La riqueza generada está tendiendo a favorecer más las utilidades de las empresas o ganancias de capital, que los salarios de los trabajadores, con lo que se reduce la participación de los salarios en el ingreso total”.

Explicó que la riqueza generada en un país, producto del valor agregado, suele distribuirse hacia los salarios y las ganancias, pero en los últimos años se observa una reducción de los salarios de los beneficios derivados del crecimiento económico.

“Es decir, que las empresas han sido favorecidas mucho más que los salarios en los últimos 10 años”. Ello contribuye a una moderación salarial, una menor capacidad de consumo y mayor ganancia para las empresas.

Enrique Dussel Peters, coordinador del Centro de Estudios China-México de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), expuso que hay un gran espacio para aumentar los salarios reales y por cuestiones de política económica no se ha hecho.

Crece producción

Comentó que en México, las ramas manufactureras con mayores aumentos en productividad, son las que reportan los menores incrementos en los salarios reales, particularmente en sectores exportadores como los de autopartes, automotriz y electrónica.

“Hay aumentos muy sustantivos en la productividad, pero en el mejor de los casos los salarios se mantienen con ligeros aumentos”, indicó.

Cifras del INEGI muestran que con la recuperación, actividades como la industria de maquinaria y equipo reportó incrementos en el volumen producido de hasta 54% anual en octubre de 2010. La productividad laboral aumentó en la misma magnitud (54%) en ese mes, pero los salarios crecieron sólo 16% a tasa anual.

De enero a noviembre de 2010, la producción en este sector creció en promedio 43% anual, la productividad de la mano de obra repuntó 26.4% y en contraste los salarios crecieron 11% anual en promedio.

“Hay una brecha enorme en los sectores más dinámicos de las manufacturas en términos de productividad y exportaciones, lo que significa que estos sectores tienen una enorme capacidad de distribuir los frutos de este aumento en productividad, pero no se lo están quedando los trabajadores mexicanos”, señaló.

Dussel indicó que en México, sigue imperando el mito de que si se aumentan los salarios se genera inflación.

“Pero es un argumento falaz para México y el mundo, lo están demostrando China, Brasil, donde en los últimos seis años de Lula el salario real se duplicó en dólares y se ha controlado perfectamente la inflación”.

No obstante, en México el poder de compra de los trabajadores de las manufacturas ha disminuido drásticamente en los últimos 20 años.

Según la CEPAL los salarios reales en 2010, contra los de 1980, sólo representan 30%, es decir, han caído en términos reales 70%. “Parece que es un argumento de dogma, hay intereses detrás de ello en términos de distribución de que no hay que aumentar los salarios reales.”

Según la propia teoría económica, si los aumentos en sueldos van acompañados por aumentos en productividad, no debería haber desequilibrios o presiones en la inflación.

Mitos y realidades

Dussel Peters, de la UNAM, dijo que en México y en América Latina cunde el mito de que buena parte del desarrollo de China en décadas recientes se debe a los bajos salarios. “Pero el caso de China es más complejo, resultado de políticas de corto, mediano y largo plazo, compromisos sectoriales, presupuesto y de políticas de competitividad”, expuso el académico.

Explicó que en los últimos años contrasta la tendencia existente en China y en México, ya que mientras en México el salario mínimo ha tenido una tendencia a la baja y aumenta la brecha con la productividad, es decir, que la productividad aumenta y el salario real se estanca o cae, en China el salario sube fuerte.

“En los últimos 15 a 20 años, y muy específicamente en la última década, ha habido una aumento de los salarios reales muy sustantivo en China”.

Señaló que incluso en la actualidad hay muchas quejas de inversionistas en China de que los salarios en ese país están aumentando de forma exorbitante, en yuanes y más en dólares, por la revaluación del yuan.

“En China ya no todo es más barato que en México”. Comentó que las tendencias son opuestas. “Mientras en México el salario real se mantiene y tiene una tendencia a la baja, y citaría a la CEPAL, en China éste ha aumentado de forma muy importante”.

De acuerdo con la OIT, en los últimos 10 años se observa una creciente desigualdad salarial, que se caracteriza por el rápido incremento de los salarios más altos y un estancamiento de los salarios en las partes mediana e inferior de la distribución.

“Las empresas que reducen los salarios se benefician de mayores márgenes de utilidad. Sin embargo, si todas las empresas eligieran el camino de la deflación salarial, se reduciría la actividad económica globalmente, y caerían las ventas y el empleo”.

Manuela Tomei expuso que las razones que explican este proceso son la globalización y la intensificación de los flujos comerciales que han conducido a una mayor competencia entre las diferentes economías exportadoras, que se dirigen a los mismos mercados; sobre todo de productos de bajo valor agregado o añadido.

“En el caso de estos productos, el costo laboral juega un papel importante y ello ha contribuido a presionar a la baja los salarios reales”.

Para la OIT, entre los desafíos más apremiantes a ser abordados figura el aumento de la desigualdad salarial, una creciente desconexión entre salarios y productividad, y los aproximadamente 330 millones de empleados que se encuentran recibiendo bajos salarios a nivel mundial.

 

 



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