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Prepas del GDF reprueban en egreso de alumnos

Sólo 24% de los jóvenes concluyen sus estudios. Profesores lo atribuyen a la situación del estudiantado. Legisladores lamentan que el modelo no promueva la excelencia

DEFICIENCIAS. El diputado panista Juan Carlos Zárraga opina que el modelo de prepas del GDF es un fracaso porque no promueve la excelencia académica y da a los estudiantes una pésima preparación.. (Foto: Archivo EL UNIVERSAL )

Martes 25 de enero de 2011 Mónica Archundia | El Universal
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Cada ciclo escolar miles de estudiantes ingresan a las preparatorias del Gobierno del Distrito Federal, pero menos de una tercera parte concluye sus estudios.

De acuerdo con un informe del Instituto de Educación Media Superior (IEMS) del GDF, conseguido a través de una solicitud de información, en nueve años de trabajo se han incorporado 51 mil 611 jóvenes a este sistema y sólo ocho mil 679 han terminado.

La eficiencia terminal acumulada estimada por la institución para este sistema es del 23.96% (el promedio nacional es de 60%, según cifras oficiales de la SEP).

El sistema de preparatorias del Gobierno del DF inició en 2001 y en 2003 se graduaron los primeros 16 alumnos. Para el ciclo escolar 2009-2010 la cifra de egresados aumentó, ya se inscribieron siete mil 282 jóvenes a uno de estos planteles y se graduaron mil 765.

Un modelo polémico

A decir del secretario general del Sindicato de la Unión de Trabajadores del Instituto de Educación Media Superior (SUTIEMS), Raúl Pérez, estos resultados tienen que ver con el modelo de las preparatorias, que no considera un examen de selección para ingresar.

“Es mediante un sorteo aleatorio y pueden ingresar con promedios bajos o altos y eso implica que para los profesores el trabajo es de una exigencia mayor por la diversidad que hay en los grupos”, explica.

A partir de ese hecho, se reduce el porcentaje de egreso “porque no es lo mismo trabajar con estudiantes con un buen promedio que con estudiantes que ingresan por sorteo”.

Las preparatorias del GDF, dice, se encuentran situadas en zonas de muy alta marginación de las distintas delegaciones, lo que significa que incorporan entre su matrícula a estudiantes que tienen poco acceso a bibliotecas, centros culturales y hasta deportivos, lo cual también afecta su desempeño académico.

El dirigente sindical defiende los principios del modelo educativo porque garantiza el derecho que tienen los jóvenes a la educación e igualdad, aunque ello repercuta en una baja eficiencia terminal.

Inicialmente se planteó que los estudiantes avanzaran con base en sus capacidades, por lo que no había tiempo límite para egresar, pero ahora se tiene como máximo cuatro años y medio para culminar, añade.

El propio IEMS, a través de la respuesta que da a la solicitud de información de este medio, considera como una de sus debilidades el avance diferenciado que tienen sus estudiantes.

“Pese a los esfuerzos para equilibrar el aprendizaje en cada grupo, los diferentes intereses y estilos de aprendizaje de los estudiantes dificultan mucho alcanzar este objetivo. A esta situación se suman las deficiencias en la formación a nivel secundaria que muchos de ellos han tenido”.

Además reconoce que no se sabe si los egresados de este sistema se colocan en las instituciones de educación superior, ni en qué porcentaje: “pese a los avances en la materia, falta consolidar un programa de seguimiento”.

Las críticas

Sin embargo, para el secretario de la Comisión de Educación de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), el diputado panista Juan Carlos Zárraga, el modelo es un fracaso porque no promueve la excelencia académica, da a los estudiantes una pésima preparación y cuando éstos hacen un examen de selección para ingresar a una licenciatura no pasan.

El legislador señala que de acuerdo con cifras extraoficiales, menos de 5% de los egresados alcanza su objetivo de incorporarse al nivel superior en alguna institución, debido a la mala preparación que obtuvieron.

En ese sentido considera necesario que el secretario de Educación del Distrito Federal, Mario Delgado, deje de preocuparse por la enseñanza que reciben los estudiantes de primaria y secundaria, que está a cargo del gobierno federal, y atienda lo que sí le toca, que son las preparatorias del IEMS.

“Debería empezar por arreglar el desastre que se tiene en esas preparatorias”. Y añade que una cosa es garantizar el derecho de los jóvenes a la educación y otra muy diferente el nivel de educación que se les da.

Los alumnos

Daniela López cursó hasta el quinto semestre en la preparatoria José María Morelos y Pavón, pero dejó de asistir a clases desde agosto de 2010.

Los estudios le parecían complicados y reprobó dos materias: matemáticas y química, ambas de cuarto semestre, y aunque comenzó a recursarlas al final decidió dejar la escuela.

“Las estaba recursando, pero ya no quise, se me hizo difícil, era como una clase normal”, argumenta.

Su profesor de matemáticas sólo explicaba una vez las cosas y al acudir a asesorías con él no despejaba sus dudas, lo que hacía era darle unos ejercicios a resolver.

“La maestra de química era cortante, a veces explicaba y a veces no”, por lo que esta joven decidió darse de baja.

Marco Antonio López es estudiante irregular. Él cursa el sexto semestre en la preparatoria Benito Juárez, ubicada en la delegación Iztapalapa, pero adeuda dos semestres completos.

Aunque asegura que el sistema no es complicado y reconoce que le ofrece muchos apoyos, como las tutorías de sus profesores, es por andar con los cuates que se encuentra en rezago.

Óscar Castro y Ricardo Yáñez, estudiantes de segundo y quinto semestre, presumen que el sistema es muy sencillo, pero deben materias.

“Es fácil, pero de tan fácil uno lo va dejando”, bromea Óscar y explica que tienen tres oportunidades para pasar sus materias y para ello pueden hacer exámenes o trabajos.

Miguel Ángel López pasó a sexto semestre con dos materias reprobadas y en las últimas semanas recursó otras más que debía de tercero.

Sus planes son terminar la preparatoria, aunque asegura que “por la banda me salgo a cotorrear y ya no entro a clases me llegué a aburrir, porque hay muy poquita gente en los salones”.





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