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Horizonte de “pesadilla” para la comunidad hispana

Las acciones concertadas por la nueva mayoría republicana en la Cámara Baja anticipan una legislatura en la que el discurso antiinmigrante seguirá secuestrando todo intento por promover una reforma migratoria

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Jueves 13 de enero de 2011 J. Jaime HernándezCorresponsal | El Universal
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WASHINGTON.— Como un boxeador abatido en el primer asalto, la comunidad inmigrante en Estados Unidos intenta recuperarse del golpe sufrido al inicio de la nueva legislatura a manos de la nueva mayoría republicana en la Cámara de Representantes.

“Creo que nadie se esperaba una acción tan temprana como la que han anunciado los republicanos”, consideró Juan José Gutiérrez, líder de la coalición en defensa de los derechos de los inmigrantes del sur de California, al reconocer el desconcierto que reina lo mismo en las filas demócratas que entre varias organizaciones, ante el inicio de acciones concertadas para hacer de 2011 un año de pesadilla para la inmigración indocumentada.

Gutiérrez se refería al anuncio del nuevo presidente del subcomité de migración en la Cámara Baja, el republicano Steve King, quien aprovechó el inicio de la legislatura para introducir una iniciativa de ley (HR140) que busca despojar de su ciudadanía a los hijos de inmigrantes indocumentados.

Al anuncio de King se sumó la propuesta presentada por cinco legisladores republicanos de Arizona, Carolina del Sur, Georgia, Oklahoma y Pennsylvania —con la intención de extenderla a 14 estados de la Unión Americana—, para negar la ciudadanía estadounidense a quienes hayan nacido en Estados Unidos, pero cuyos padres hayan ingresado y permanezcan de forma ilegal en el país.

Las acciones concertadas por la nueva mayoría republicana en la Cámara Baja anticipan una legislatura en la que el discurso antiinmigrante seguirá secuestrando todo intento por promover una reforma migratoria.

“A pesar de que esta iniciativa difícilmente se convertirá en ley, los republicanos han querido demostrar que con este tipo de acciones no sólo mantendrán su discurso antiinmigrante, sino que no dejarán que los demócratas se hagan con la agenda migratoria en el 2011”, añadió Gutiérrez, en referencia a la misión casi imposible de enmendar el artículo 14 de la Constitución.

Todo parece indicar que la rica veta del discurso antiinmigrante, que permitió el notable avance del sector conservador en el seno de las filas republicanas, se mantendrá como una constante y poderosa herramienta de los republicanos para presionar a la Casa Blanca en asuntos de seguridad fronteriza, verificación de estatus migratorio y campañas de detención y deportación masiva de migrantes.

A 10 años del 11-S

La modificación y reforzamiento de las políticas migratorias, consecuencia directa de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, se mantendrán este año como parte de la estrategia de Estados Unidos en materia de seguridad. “Nadie espera ningún acuerdo concreto en materia migratoria en 2011”, reconoció una fuente del Congreso, al vaticinar un año cuesta arriba para la comunidad migrante.

De igual manera, la doctrina de seguridad que nació del 11-S condicionará la estrategia de Estados Unidos en Irak y Afganistán en el inicio de un año donde los máximos responsables de la administración de Barack Obama ya han reconocido que el retiro de los ejércitos estadounidenses superará la frontera del 2011.

“El mes de julio de 2011 sólo marcará el inicio del repliegue. Pero nuestras tropas, al igual que las de nuestros aliados de la OTAN, permanecerán en Afganistán hasta el 2014”, aseguró el jefe del Estado Mayor Conjunto, el almirante Michael Mullen, en un encuentro con corresponsales extranjeros.

En el espinoso asunto del control de las armas, Estados Unidos seguirá entrampado este año entre quienes insisten en la necesidad de elevar el listón de los controles para comprar y portar armas, mientras la poderosa Asociación Nacional del Rifle (NRA) sigue contando con el apoyo de legisladores republicanos y demócratas para cerrar el paso a toda iniciativa que suponga el menoscabo de la Segunda Enmienda y las jugosas ganancias de una industria que cada año vende 4.5 millones de nuevas armas.

 

 

 



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