El obispo Felipe Arizmendi Esquivel ofició hoy una misa en esta localidad, en el municipio de Chenalhó, para conmemorar el décimo tercer aniversario del asesinato de 45 indígenas.

El jerarca católico oró ante cientos de indígenas que se congregaron en la capilla que se ha levantado sobre las dos grandes tumbas que albergan los restos de los fallecidos.

En su homilía, también traducida al tzotzil, comentó que estamos próximos a la Navidad, y 'ésta es presencia y cercanía amorosa de Dios, sobre todo para los pobres y sencillos. Navidad es seguridad de que, aún en medio de la pobreza, de la opresión e injusticia, Dios no nos abandona'.

Agregó que la Navidad de hace 13 años fue muy amarga, y por eso seguirá denunciando 'ese atropello tan reprobable de los derechos humanos más fundamentales, como es el derecho a la vida. Y seguiremos uniendo nuestra voz a quienes claman por la verdad y la justicia, como base para la paz'.

Invitó a los indígenas a seguir adelante, 'sin quedarnos encadenados al pasado, sigamos construyendo nuevos proyectos de desarrollo justo y sustentable para todos'.

Asimismo, criticó la determinación de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) de liberar a presuntos responsables de estos hechos, registrados el 22 de diciembre de 1997.

niz