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Habitantes de Oaxaca urgen ayuda por lluvias

Pobladores lloran la pérdida de sus bienes materiales y exigen que se les auxilie
Oaxaca, Oax. | Viernes 01 de octubre de 2010 Olga Avendaño / Corresponsal | El Universal15:30
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Pareciera que sus viviendas fueron construidas sobre pantanos. Los habitantes caminan entre agua lodosa mezclada con aguas del drenaje y piden a gritos ayuda.

"Aunque sea cloro y agua potable que nos trajeran y maquinaria para remover los escombros", dijo un habitante de los tres mil damnificados por las lluvias en las colonias que se encuentran en el borde del río Salado, en el municipio de Santa Lucía del Camino, conurbado a esta ciudad.

A nivel nacional se sabe de la emergencia que vive el municipio de Santa María Tlahuitoltepec, en la sierra norte, donde un cerró se desgajó y sepultó a dos familias con un saldo de 11 personas muertas.

A unos tres kilómetros de esta ciudad, se viven escenas similares; con la diferencia de que aquí no hay decesos, pero los habitantes lloran la pérdida de sus bienes materiales y exigen que se les auxilie.

En cada esquina y a lo largo de las calles se ven amontonados: colchones, cobijas, sillones que en algún momento formaron parte de una sala; refrigeradores, estufas, enceres domésticos que están a la espera de que la maquinaria pesada se los lleve, quedaron inservibles.

En estos momentos urgen productos de limpieza, "necesitamos cloro, agua, jabón, escobas, cepillos, cubetas, porque todo eso se llevó la corriente y ahora no tenemos como limpiar, como sacar el lodo de nuestras viviendas", dijo doña Elba García Jiménez.

Elba es una mujer de aproximadamente 40 años de edad, madre de tres hijos, ha empezado a liderar en su colonia La Calicanto, a sus vecinos los exhorta a ir al albergue que se instaló en el Salón de Usos Múltiples en el municipio de Santa Lucía del Camino.

Esta mujer, tiene 30 años viviendo en su colonia, al igual que decenas de familias, "pero jamás había pasado algo así, el agua alcanzó hasta tres metros, lo que pudimos lo subimos a la azotea, pero muchas cosas se nos echaron a perder".

Sin embargo, hay quienes lo perdieron todo, porque no cuentan con azotea, sus viviendas están construidas con cercos y techos de láminas, por lo tanto no tienen dónde subir sus pertenencias y sólo observaron que la corriente hiciera su capricho.

"El agua se llevó hasta los uniformes de mi hija, nomás pude salvar uno, el del diario, por eso no la he enviado a la escuela, pero me dijeron que no hay clases, pues mejor, porque cómo le hago, no tengo dinero para comprar más", cuenta Margarita de Jesús Reyes Arco, quien vive en la colonia 25 de Enero.

Reyes Arco llora y dice que lo único que pudo salvarse fueron los utensilios que subió a una cama litera donde dormían sus dos hijas, una que estudia la secundaria y otra la preparatoria, lo demás "se perdió, nadaba dentro del agua, la estufa, el refrigerador, las cubetas, las ollas, todo".

Por su parte Margarita Rendón Reyes explica que lo único que pudo guardar cuando vio que la corriente venía con furia, "fueron mis papeles, los agarré, lo primero que tomé fueron las escrituras de mi casa, sino cómo compruebo que esto es mío, pero todo lo demás ya no servirá, el agua entró a la estufa, al refrigerador".

Recuerda que la noche del martes, "estaba con mi nieta porque mi hija se va a trabajar, cuando vi que el agua venia, ya no sabía qué hacer, una vecina me llamó, me dijo que nos saliéramos sino nos iba a arrastrar, agarré a mi nena, los papeles, cuando me di cuenta, iba caminando entre el agua, hasta aquí me llagaba el agua", y con sus manos muestra que hasta el pecho le llegó el nivel de la corriente.

Prefieren dormir en las azoteas porque la rapiña está al día

Autoridades estatales instalaron un albergue en el centro del municipio de Santa Lucía del Camino para atender a los miles de damnificados de las colonias Gómez Sandoval, Ampliación Santa Lucía, 25 de Enero, Calicanto, Ejidatario y Aquilés Serdán.

En este albergue, los afectados por las lluvias tienen un lugar donde dormir, sanitarios y tres comidas calientes al día, dice la coordinadora María Lubia Castillejos.

Lubia Castillejos informó que la ayuda ha fluido de personas particulares y solicita a las autoridades que envíen productos de limpieza, como cloro, "porque corren el riesgo de tener infecciones".

Otras personas más solicitan botas para caminar entre el lodo, "porque muchos han sufrido cortadas con vidrios, clavos, maderas que hay entre los escombros y vea, aquí nomás andamos con chanclas", dice Ociela Villavicencio García.

Ociela y muchos de sus vecinos están inconformes, porque la maquinaria que está en las calles quitando los escombros "está cobrando 100 pesos, cómo vamos a pagar, de dónde vamos a sacar el dinero si no tenemos nada".

Lo poco que les quedó a los habitantes de estas colonias lo cuidan como su único tesoro y por eso, prefieren hacer su vida en la azotea, como la familia de Sabino Soriano, quien junto con su mamá, sobrinas y hermana desayunan, comen y cenan allá arriba, donde han improvisado un techo que en el día es comedor y en la noche es recamara.

Se le pregunta a Sabino porque no se va al albergue con su familia y contesta "cómo nos vamos a ir, si la rapiña está a la orden del día, hay cabrones que no respetan la desgracia, aquí a un vecino le robaron un triciclo".

Otra voz de una mujer le secunda y dice "sí allá a unas cuadras le robaron el triciclo al que vende elotes, entonces, preferimos dormir o en la azotea o entre el agua".

La mayoría de los vecinos coinciden en que la ayuda ha fluido poco y de su presidente municipal, Alejandro Díaz Hernández, mejor ni hablar, "ha dicho que no va a venir a ensuciarse los zapatos, no ha hecho nada, mejor la iglesia y otros grupos han venido a brindarnos ayuda", dice doña Eusebia Martínez García.

Otra mujer, que perdió todo su patrimonio es doña Cándida Felipa Chávez Cruz, ella llora, muestra lo que fue su miscelánea de dónde obtenía recursos para sostener a su suegra Asunción Ruiz de 90 años de edad y a su mamá Francisca Cruz de 80 años, las dos señoras "ya no pueden trabajar, ahora qué voy a hacer, con mi tiendita le hacía la lucha, pero vea, todo se amoló, mi refrigerador grande donde tenía las carnes frías se descompuso, el agua lo tapó".

También vendía carne de pollo, pero los 20 pollos en pie que tenía "se ahogaron con el agua, otros los arrastró la corriente".

Doña Felipa y las miles de personas que habitan estas viviendas piden auxilio, además de haber perdido todo, temen enfermarse, porque las lluvias ya cesaron, ahora el sol ha salido y la temperatura es alta, lo que podría provocar infecciones porque la corriente arrastró animales de traspatio, perros, gatos y demás mascotas que ahora se están pudriendo.

 

vrs



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