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Ecuador Golpes a la democracia y al estilo

No fue sólo la necesidad de frenar el gasto público lo que llevó a Correa a una situación que lo fuerza a pensar en una salida constitucional de Muerte Cruzada (disolución del Congreso e inmediata convocatoria a elecciones)
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Muestran video del ataque al presidente de Ecuador.
Los policías inconformes buscaban agredir al presidente Rafael Correa, en medio de la turba, su escolta tuvo que disparar bombas lacrimógenas para facilitar la evacuación presidencial

Buenos Aires | Jueves 30 de septiembre de 2010 José Vales / Corresponsal | El Universal20:59
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Si algo había recuperado Ecuador, desde la llegada al poder del presidente Rafael Correa, era la institucionalidad. La misma, que desde 1997 hasta 2006 había sido vapuleada sistemáticamente.

En esos años al menor gesto de malhumor de alguno de los sectores sociales (indígenas, militares lobbys políticos), solía alcanzar para tumbar a un presidente constitucional. El último fue Lucio Gutiérrez, a quien el propio mandatario acusó de estar detrás de la sublevación policial que derivó en un intento de golpe de Estado.

Esta mañana, luego de que Correa, fuera atacado con una granda de gas lacrimógeno, en el regimiento número 1 de Quito, trasladado a pocos metros, al hospital policial y literalmente secuestrado por los uniformados que se niegan a perder un bono adicional al salario que representan cerca de 16 millones de dólares del presupuesto, esa institucionalidad aparentemente recobrada volvía a temblar con fuerza.

"Esa era la sensación pero hoy quedó claro que esa estabilidad no es genuina, sino comprada", explicó un ministro de Correa, tempranamente, fugado hacia la disidencia. Con la cautela del momento, y en estricto off the record, aseguró que "en los últimos años el salario de los policías subió casi 45 por ciento, los militares vieron como se les incrementó el presupuesto, se renovaron arsenales y ahora cuando la economía requiere un ajuste, se sublevan".

De hecho la administración Correa lleva destinados 2 mil 500 millones gastados en acción social, en construcción de infraestructura y viviendas y en aumentos salariales a los sectores más desfavorecidos, entre los que se encuentran policías y militares, que logró disminuir la pobreza de 24 al 16.5 por ciento, según datos del propio gobierno.

Justamente un "ajuste", esa palabra que Correa repudió una y mil veces, por cuestiones ideológicas, pero que se ve obligado a aplicar por la caída del sector petrolero (de 1.7 por ciento) y por la necesidad de revisar la punta de crecimiento del PIB para el 2010, que su condición de economista sagaz le impone, es la que terminó llevando -junto con la violencia sediciosa de los policías golpistas- al mandatario a estar aislado en un cuarto de hospital.

Pero no fue sólo la necesidad de frenar el gasto público lo que llevó a Correa a esta situación que lo fuerza a pensar en una salida constitucional de "Muerte Cruzada" (disolución del Congreso e inmediata convocatoria a elecciones generales para presidente, vice y todos los cargos legislativos), ni bien se tranquilice la situación.

Fue su estilo, su forma de entender los asuntos de Estado y el modo con el que administra su alta cuota de aceptación popular, como se vio ayer en las calles de Quito y de las principales ciudades. El veto presidencial a la Ley de Servicio Público, terminó enfrentándolo con su propio bloque legislativo, de la misma forma que hace más de un año se divorció de los Indígenas de Pachacutick, como el caso de su dirigente Lourdes Tibán, saludaban ayer la sublevación policial.

Es evidente que a Correa, no sólo lo traicionaron los policías y un grupúsculo de militares que simpatizan con Lucío Gutiérrez sino también su propio estilo.

Fue su carácter el que lo llevó a torear a los policías en plena protesta, cuando todo indica que un subsecretario, emisario presidencial o, en el peor de los casos, un ministro, podrían haber llevado adelante ese trámite de negociación, pero nunca un presidente desafiante como un miembro de una porra futbolera a la salida de cualquier estadio.

El lado positivo de la triste situación por la que atraviesa Ecuador, es la rápida reacción de la comunidad internacional en su conjunto -con Néstor Kirchner y la Unasur en la delantera, para manifestarse en contra del golpe. La cercanía con Honduras y la experiencia de Venezuela y el frustrado golpe de 2002, entre otros hechos de alteración constitucional (Bolivia por ejemplo) resultaron un ejercicio para los gobiernos, incluso el estadounidense que ayer repudió el intento de golpe.

Sin duda un golpe a su estilo de gestionar, que el propio Correa buscará solucionar con la "Muerte Cruzada", siempre y cuando, en estas difíciles horas, ninguno de sus captores le tome la palabra literalmente a eso que dijo cargado de ira en su discurso: "mátenme si quieren".



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