Hay fiestas que prenden. Primer acto: La Orquesta Filarmónica de la UNAM y su Coro abren la sesión solemne del Congreso de la Unión en celebración del Bicentenario.

Bien, las dos primeras estrofas, la del extraño enemigo y de los cañones horrísonos, intercaladas con el canto glorioso del llamado a ser: "Mexicanos, al grito de guerra/ El acero aprestad y el bridón".

Bien, todo muy bien. Orden en el salón de las tempestades políticas. Brillo y gran colorido con las banderas monumentales del salón de sesiones y el oro mate del muro de honor. Allí en ese casi altar al poder político, los representantes del poder Legislativo, encabezados por el diputado Jorge Carlos Ramírez Marín y el senador Manlio Fabio Beltrones, ambos priístas.

Por parte del poder Ejecutivo, que ha estado desterrado del salón de sesiones de San Lázaro, allí estaba el secretario de Gobernación, Francisco Blake Mora, quien llegó al sótano del edificio rodeado por todo un destacamento de guardias. Así están las cosas en la actualidad. Del poder Judicial estaba el presidente de la Suprema Corte de Justicia, Guillermo Ortiz Mayagoitia.

Todo impecable. La izquierda tomó en serio lo de Sesión Solemne y los diputados y las legisladoras llegaron de negro, casi de etiqueta. Pero donde esta generación enseñó el cobre fue cuando la orquesta y el coro siguieron cantando las estrofas tercera y cuarta, para completar la versión oficial del Himno Nacional.

Unos cuantos legisladores sabían esas oraciones al nacionalismo romántico de Francisco González Bocanegra. Y la gran mayoría juntó los labios. Unos miraban con disimulo la hojita que tenían enfrente. No faltó quien balbuceó nada para parecer que cantaban.

En la tribuna, en su comisión de secretaria de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, María de Jesús Aguirre Maldonado (PRI), de Guadalupe, Nuevo León, cantó y cantó. Estaba en lo suyo, con los versos a la gloria nacional: "...Y sus ruinas existan diciendo: De mil héroes la patria aquí fue..."

Aguirre Maldonado, como muchos niños de su generación, aprendió a cantar la versión oficial del Himno Nacional, en la escuela, y cada semana entonaba la invocación a la gloria nacional: "...Un laurel para ti de victoria; / Un sepulcro para ellos de honor".

Segundo acto. Allí en San Lázaro la conducción de la sesión del Congreso corrió a cargo del priísta Jorge Carlos Ramírez Marín, presidente de los diputados Y también habló el presidente del Senado, Manlio Fabio Beltrones. Septiembre de Bicentenario con rostro de priístas en el Congreso.

Hablaron representantes de cada partido político representado en el Congreso, con sus diagnósticos del momento de dificultades actual, que duele, desconcierta, lastima a la sociedad. Coincidieron los oradores en que es posible salir adelante, y formularon propuestas de cambio, transformación, reconstrucción y refundación del país.

Porfirio Muñoz Ledo (PT), dijo: ¡Impulsemos la nueva república, la cuarta de nuestra historia!
Josefina Vázquez Mota (PAN), señaló: "Tenemos razones poderosas para celebrar".
Graco Ramírez, expuso con decisión: "El PRD propone la reconstrucción nacional".

Francisco Rojas (PRI): "Ya una vez construimos el Estado y somos capaces de volver a hacerlo, de encabezar, ilusionar y resolver el problema de la movilidad social".

Tocó el turno al presidente de la Cámara de Diputados, el priísta Jorge Carlos Ramírez Marín: "Ofrezcamos resultados a la Patria; México es mucho más grande que sus adversidades".

Manlio Fabio Beltrones, por los senadores, había dicho: "Necesitamos reordenar a México, modernizar el régimen, tener gobiernos de calidad; dejar atrás rencillas y rencores".

Desde la izquierda del salón, un diputado gritó "¡Viva México!", al final de la sesión de dos horas, y el pleno, como una ola sonora selló la reunión con la muy mexicana respuesta: ¡Viva!

Las bancadas habían aplaudido a los suyos, sólo a los de su camiseta. En ese regateo de palmas, sobresalió el número de los priístas, en manos de quienes está el timón del Congreso Bicentenario.

Tercer acto. Los coordinadores de los grupos parlamentarios fueron al edificio E, donde hubiera estado el Senado que se negó a emigrar a San Lázaro en la década de los ochentas. Allí hay oficinas y un cubo interior con una gran pared, en la que se colocó un mural monumental del maestro Guillermo Ceniceros: "Los Congresos Constituyentes".

Gente de las ligas mayores de la grilla nacional: Beatriz Paredes, Josefina Vázquez Mota, Alejandro Encinas, por ejemplo, departían a la espera de que se develara la gran obra en la que están representados los héroes de la Independencia, la Reforma y la Revolución.

Antes de que el lienzo rojo cayera al piso y dejara a la luz los rostros de los héroes nacionales, la generación de la desunión, que no procesa reformas importantes desde hace tres lustros, se ocupaba del oficio de hablar, hablar, reír a carcajadas, a mandíbula batiente, un antiguo modo de acercarse con los otros.

Alejandro Encinas, el coordinador del PRD en San Lázaro, como compañero de equipo, conversaba con Carlos Alberto Pérez Cuevas, el principal operador de la bancada del PAN en la propia Cámara de Diputados. Saludaban a los priístas, pero seguían en su cercanía de codo con codo.

Comentaban que están listos para formalizar una alianza electoral en el estado de México, de la que dudaban, hasta que el gobierno del Estado de México impulsó una reforma que quita del juego la posibilidad de candidaturas comunes.

Pérez Cuevas reía: "Es que Peña Nieto es el padrino de la alianza opositora que va a competir por la gubernatura en el Estado de México, en 2011; hemos leído: Es por ahí, muchachos".
En alianza con el PRD, sí, pero nada más, ni fusión, ni sociedades de convivencia. A ganarle al PRI, es el reto.

Y el PRI, con las posiciones de mando del Congreso, ha hecho un recuento en el bicentenario de lo ha podido hacer desde el poder.

Así las cosas el coordinador de los diputados del PRI, ha expresado el compromiso de aportar más al país, desde el proceso parlamentario, y estar a la altura de los legisladores de 1824, 1857 y 1917. "Pensando en eso, saludamos con todo afecto y emoción al gran pueblo de México".

Fueron tres actos de una celebración de bicentenario en el Congreso, donde el PRI tiene el timón de sus dos cámaras.

lae