El Instituto para la Atención de los Adultos Mayores en el Distrito Federal (IAAM) creó el proyecto piloto: Escuela para Mayores, que inició a principios de este año. Su objetivo es  "explotar las capacidades que tiene el adulto mayor con base a las experiencias vividas. Las escuelitas, como las llamamos, son un espacio colectivo de aprendizaje, donde cada quien reconoce lo que necesita y lo que quiere aprender", dijo para El Universal la maestra Rocío Barcena, quien da capacitación a 40  educadoras voluntarias.

Esta iniciativa aún no se ha dado a conocer de manera pública; sin embargo, arrancó en su primera etapa y ya dio resultados. El equipo de especialistas del IAAM instaló espacios de aprendizaje en las 16 delegaciones del Distrito Federal, con grupos de 15 a 25 personas, en edades de 68 años en adelante.

El maestro José Avillano, quien está al frente del proyecto, explica que "cada escuela está definiendo su vocación social, cada una tiene que hacer un lugar de conocimiento y cada quien va a hacer una labor distinta, no son iguales"

Una vez por semana, de dos a tres horas dependiendo la escuela, los adultos mayores integrados al programa piloto  se reúnen con las educadoras para realizar distintos talleres: manualidades, derechos humanos del adulto mayor, paseos, ejercicio físico, pláticas con especialistas ambientales, entre otros.

"Los adultos mayores primero van a compartir y aprenden a que pueden ser escuchados. Les hacemos ver que tienen derechos: ser queridos, a tomar decisiones colectivas y ejecutarlas, ser responsables de sí mismos y a colaborar con la comunidad. En algunos casos aprenden a leer y escribir. Pero sobre todo aprenden a integrarse a una sociedad y a tener una vida útil", expresa Catalina Flores, educadora de la escuela en la delegación Coyoacán.

Muchos de los miembros de estos grupos antes de asistir a estos espacios de aprendizaje estaban olvidados, pero conforme se integran cambian aspectos de sus vidas como es la higiene personal.

"Los mismo familiares lo dicen, algunos estaban deprimidos, otros vivían el rechazo de su propia familia de tal forma que no sabían lo que era ir a un paseo. En la escuelita ellos logra redescubrirse, acercarse a cosas nuevas, aceptan que les queda mucho por vivir y crecer como personas", puntualizó Barcena.

Entusiasmados en su nueva faceta, los integrantes de cada escuelita se han identificado con estos espacios a los cuales le dieron nombres como: Cuitláhuac, en la delegación Tláhuac; Los Años Dorados, en Miguel Hidalgo; Las Consentidas de Contreras, en Magdalena Contreras; Una Nueva Vida, en Azcapotzalco; El Comunal, en Cuajimalpa y Nuevos Amigos, en Iztapalapa.

La labor de las educadoras

De forma voluntaria, las educadoras aceptaron la labor en el proyecto piloto de las escuelas para adultos mayores, adicional al trabajo que ya realizaban en el IAAM como guías de los beneficiarios del programa Pensión Alimentaria, que forma parte de Red Ángel.

Ellas mismas se definen como "una acompañante de aprendizaje, es decir, una promotora de acciones y reflexiones que facilitan el conocimiento".

De manera independiente cada una de las promotoras instaló su escuelita en algún inmueble de su delegación. No reciben recursos del IAAM, pero aseguran que las ayudan cuando requieren de apoyo, ya sea el gobierno de sus delegaciones o las asociaciones de vecinos.

La titular del IAAM, Rosa Rodríguez Velásquez, asegura que este proyecto da resultados antes de darlo a conocer de manera oficial pues "la atención es que debe ser un beneficio para la comunidad, un beneficio personal para el adulto mayor y, sobretodo, para mejorar el trato de  este sector de la población".