Los dos reporteros de Contralínea, David Cilia y Érika Ramírez, que fueron emboscados cerca de San Juan Copala por un grupo armado están vivos, pero todavía están escondidos en la serranía de Oaxaca.

“Si ellos llegan a morir, será de hambre o sed, porque las autoridades del gobierno de Oaxaca no han desalojado a los paramilitares”, afirma una declaración de la revista donde laboran los periodistas.

Por otra parte, David Venegas y Noé Bautista, quienes junto con los periodistas fueron señalados como desaparecidos, rompieron el cerco paramilitar y llegaron a la ciudad de Juxtlahuaca.

En la ciudad de México, la revista convocó a una movilización para exigir su presentación a las 16:00 horas, que partirá del Hemiciclo a Juárez a la PGR.

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