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Científicos estadunidenses descubrieron una proteína que controla el desarrollo del corazón, que puede ayudar a bebés con defectos congénitos y víctimas de fallo cardiaco, informó hoy la Asociación Cardiológica Americana.
Indicó que el hallazgo fue realizado por investigadores del Centro Médico de la Universidad de Texas-Suroeste, en Dallas, y permitirá el desarrollo de métodos para crear células cardiacas y aplicarlas para el tratamiento de diversas enfermedades.
Eric Olson, director de biología molecular del Centro Médico y quien dirigió al equipo de investigadores, dijo que la proteína llamada miocardina se produce en células del músculo cardiaco y activa a los genes del corazón.
Indicó que los resultados de la investigación publicados en la revista médica Cell, señalan que en pruebas de laboratorio, sin la proteína, la formación del corazón se interrumpe en embriones de ranas.
"Se sabía muy poco sobre las proteínas reguladores que controlan la formación del corazón. Hemos descubierto la proteína llamada miocardina, que activa los genes que se producen en la etapa embrionaria de la vida de los organismos", dijo Olson.
Anotó que los científicos estudiaron la función de la miocardina inyectando a los embriones con una forma mutante de la proteína y el resultado fue que el desarrollo del corazón se detuvo por completo, aunque otros órganos no fueron afectados en absoluto.
"Esta proteína parece ser esencial para la formación del corazón", recalcó Olson, y agregó que el hallazgo puede llevar a la conversión de otros tipos de células en células cardiacas, lo que tiene enormes implicaciones médicas.
Dijo que esto permitiría desarrollar todo tipo de tratamientos, para atender a bebés con defectos cardiacos congénitos, o víctimas de fallo cardiaco masivo.
"Si el gen responsable de la miocardina es un gen maestro, podría usarse para reparar corazones con problemas", afirmó.
Olson explicó que el método mismo de identificación de la proteína fue algo completamente novedoso.
"Usamos una pantalla de bio-informática, buscando secuencias que sólo existen en el corazón. Esto fue posible gracias a la gigantesca información que ya hay sobre la secuencia del DNA en bases de datos médicas. Hace unos años, esto hubiese sido imposible", añadió.
El investigador precisó que el siguiente paso es estudiar a los genes relacionados con la miocardina.
"Pareciese que es sólo una en una familia de genes emparentados entre sí. Vamos a estudiar esto en ratas de laboratorio, para ver si se puede hacer la conversión en células cardiacas, aunque sea por otros mecanismos", dijo.



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