En el Hospital General Universitario no cabe nadie. Está repleto de heridos, pero sobre todo de cadáveres. No hay medicinas, y sólo un puñado de doctores tratan de enfrentar la peor tragedia de Haití.

Apilados, decenas de cuerpos yacen en el piso en un avanzado estado de descomposición, que ya inunda los alrededores de este nosocomio, que también resultó seriamente afectado por el sismo del pasado martes.

Y los muertos y los heridos siguen llegando, pero muchos quedan en el camino, abandonados en las calles.

El hedor a muerte, el del cuerpo descompuesto ya reina en las calles de Puerto Príncipe, donde no se ve a autoridad alguna. Todo está abandonado, todos están en ese estado: en el abandono.

Los que viven, los que sobreviven, lo hacen comiendo cualquier cosa, bebiendo lo que pueden.

La ayuda humanitaria que llega de todo el mundo está paralizada, lejos de la gente que la necesita.

Y esto se da a más de tres días de aquella sacudida del martes que dejó muertas en las calles de La Española a más de cien mil personas, de acuerdo a cálculos oficiales y extraoficiales.

jfra