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Los Tigres del Norte ofrecen su primer concierto aéreo

El vuelo 918 que partió de Toluca con destino a Los Ángeles, alojó el show de la banda

La banda grupera convivió con sus seguidores que asistieron al recital. (Foto: EL UNIVERSAL )

Los Angeles, EU | Miércoles 12 de agosto de 2009 Ángel González, enviado | El Universal18:28
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Una verdadera pachanga, eso resultó el concierto de Los Tigres del Norte... y fue a más de 30 mil pies de altura. En la inauguración de un vuelo México-Los Ángeles de Volaris, el grupo de música norteña vivió de todo, hasta altibajos, por aquello de las bolsas de aire.

El sonido nostálgico del acordeón, el rintintineo del bajosexto, la batería; las voces de los Hernández se entrelazan con su propia historia, con las palmas que baten el viento presurizado de este Airbus 320.

Las historias que han hecho famosos a estos hermanos, originarios de Rosa Morada, Sinaloa, hablan de amores fracasados, de abandonos, dolor del amor a la tierra, del sufrimiento de los inmigrantes.

Retratos de ayer y hoy surgen de las personas que se quedan y quienes no volverán. Y mientras avanza este vehículo rompenubes, los acordes de la música norteña de estos Tigres/voladores contagian a sus invitados.

Como en todas las fiestas hay problemas y esta no es la excepción. El sonido muestra quebrantos imposibles de resolver. "Como no tenemos luz, tenemos que usar las tarjetitas", explica Jorge, el mayor, líder y vocalista. Y ya no podremos escuchar el tema de "Contrabando y traición"; himno a medias que sólo inspira la voz de esta pequeña mole humana y levanta el murmullo de su voz.

Pero lejos de representar un problema mayúsculo, provoca la reacción inmediata del grupo cuyo colmillo retorcido raya el piso del pasillo, lugar por donde pasan ellos mientras cantan a capella.

La mesa del rincón, Pedro y Pablo, Golpes en el corazón, Tres veces mojado, Sr. Locutor, La tumba falsa y la más nueva, La perra, entre otros temas, terminan con esta primera gran experiencia del concierto de altura de Los Tigres/celestes.

"Les debemos una disculpa, hubiéramos querido que escucharan mejor el concierto", pero no se pudo, por cuestiones ajenas a ellos... y el grito a coro: ¡Tigres!, ¡Tigres!, ¡Tigres! Lo dicho, como en toda fiesta, el anfitrión dio la cara y todos contentos.

Es oficial, no hay sitio más alto que Los Incansables no hayan alcanzado. El cielo, literalmente, fue suyo. Pese a que Los jefes de jefes terminaron cantando por el interfón del avión, el público los adoró.

mzr



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