El Molinar de la Suburban
Carlos Ahumada refiere de un hecho que significaría el primer y único contacto del empresario, entonces en la cárcel, con el equipo de campaña de Felipe CalderónComenta la Nota
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Carlos Ahumada refiere de un hecho que
significaría el primer y único contacto del empresario, entonces en la
cárcel, con el equipo de campaña de Felipe Calderón.
“La primera
reunión entre ellos [el equipo de campaña de Felipe Calderón] fue
cuando Molinar [Juan Molinar Horcasitas, hoy secretario de
Comunicaciones] le solicitó a Rosario Robles poder tener contacto
conmigo y tratar de ver en qué podíamos ayudar; yo le pedí el favor a
Ceci [esposa de Ahumada] de que se reuniera con él. Esto se llevó a
cabo el día 11 de mayo de 2006, en mi casa ubicada en Callejón San
Antonio, en San Ángel, aunque para garantizar que no trascendiera esta
entrevista, entró en la casa por la puerta ubicada sobre Gómez Farías.
A
esta primera reunión fue acompañado por Rosario Robles. Después de
admirar el jardín, comentó que su interés era saber qué podía hacer el
gobierno federal por nosotros a cambio de alguna información o videos
que les pudieran servir para desacreditar aún más la imagen de Andrés
Manuel. De esa manera nos beneficiaríamos tanto ellos como nosotros.
Ceci
le hizo saber que efectivamente había diversos asuntos del ámbito
federal en los que nos podían ayudar. Juan Molinar le dijo que tenía
que ver el material antes de comprometerse a nada y, por su parte, Ceci
le comentó que primero tendría que hablar conmigo.
En
la segunda reunión, el 22 de mayo, Ceci le mostró algunos videos, y él
manifestó su conformidad, comprometiéndose a resolver todas y cada una
de nuestras peticiones antes del 6 de junio, que era la fecha acordada
con él para dar a conocer al público los nuevos videos. A ellos les
urgía hacerlo, para contrarrestar la información que había surgido en
esos días sobre José Ignacio Zavala, cuñado de Felipe Calderón…
Quedaron
de verse tentativamente ese lunes en la tarde, lo cual no ocurrió; sólo
hubo decenas de llamadas telefónicas de Ceci, preguntando si ya estaban
resueltos los asuntos, porque se acercaba la cita con los medios el 6
de junio. Molinar respondía que estaban en eso, que todo saldría bien,
que confiara en él, que empeñaba su palabra, que tal vez no estaría
todo dispuesto enseguida, pero que él se comprometía a resolverlo.
El
6 de junio a las 6 de mañana, balacearon la camioneta con mis hijos y
Ceci fuera de la casa. Obviamente se suspendió la difusión de los
videos. A las 12 del día, Molinar llamó a Ceci para preguntarle si era
verdad que no daría a conocer los videos. Ella le contestó que así era
en efecto y él dijo que no estaba de acuerdo.
Al día
siguiente, Molinar citó a Ceci en las oficinas de la PGR ubicadas en
San Antonio Abad, para platicar. Al llegar, la estaban esperando y la
condujeron al estacionamiento. Ahí había una Suburban. La persona que
guiaba a Ceci le indicó que subiera al vehículo. Al hacerlo, escuchó la
voz de Molinar, que estaba en la última fila de asientos, de modo que
Ceci no podía verlo.
El tono de Molinar ya no era cortés
ni amable. Le dijo que tenía que dar a conocer los videos, que él ya se
había comprometido con personas muy importantes y que Ceci no podía
hacerlo quedar mal. Ella le respondió que tenía mucho miedo, que
acababan de balear la camioneta en la que viajaba con sus hijos y que
definitivamente no los daría a conocer. Molinar, muy molesto, le dijo
que ella, su esposa y su familia tendrían que atenerse a las
consecuencias. Así terminó el acercamiento con Juan Molinar Horcasitas,
al mejor estilo de la mafia”.