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Podría ser cuna de civilización sitio arqueológico peruano

Hace casi cinco milenios floreció en Caral una compleja y estructurada ciudad
Caral, Perú | Martes 09 de abril de 2002 AP | El Universal13:14

En un desolado paisaje de apariencia lunar, una misteriosa cultura construyó pirámides hace unos 5 mil años, en lo que podría ser la cuna de la civilización en las Américas.

Las pirámides, aparentemente templos, se alzaban sobre plazas hundidas y junto a un anfiteatro. Numerosos vecindarios se ubicaban entre ellas, unos para los ricos y otros para los pobres. Un río irrigaba los campos de algodón y calabaza, productos que eran utilizados en intercambios comerciales con otras culturas.

En pocas palabras, hace casi cinco milenios floreció aquí una ciudad, algo que no se creía que pudiera haber pasado en este continente hasta mil 500 años después.

"La evidencia de Caral cuestiona principios generalmente aceptados hasta ahora", dijo Ruth Shady, una arqueóloga peruana de la universidad limeña de San Marcos, que dirige las excavaciones.

"El esplendor de Caral, logrado 2 mil 600 años antes de Cristo, es contemporáneo con el esplendor de las pirámides de Egipto, de las pirámides de Giza, o de las ciudades de Mesopotamia", agregó.

Desde 1994, Shady y un equipo de arqueólogos han investigado las colinas similares a dunas de este desierto, desde el cual se domina el valle del río Supe, a 150 kilómetros al noroeste de Lima, en lo que puede ser la cuna de la civilización en las Américas.

Los arqueólogos supieron casi desde el principio que estaban desenterrando una ciudad. Pero no pudieron encontrar objetos de cerámica ni vasijas, lo que sugiere que la ciudad fue construida cuando los antiguos habitantes del continente vivían, según se cree, en sociedades rurales descentralizadas.

Shady sugirió que Caral existió varios siglos antes que las ciudades mayas de México y Centroamérica, pero este planteamiento fue recibido por sus colegas con incredulidad hasta abril del año pasado.

Fue en ese mes cuando Shady y dos investigadores estadounidenses divulgaron las pruebas al respecto en un artículo publicado por la revista Science.

Los norteamericanos, Jonathan Haas, del Field Museum de Chicago, y Winifred Creamer, de la Universidad del Norte de Illinois, habían sometido material de la pirámide principal de Caral a la prueba de Carbono 14, lo que arrojó como resultado una antigüedad de 2.627 a.C.

Shady dice que algunos indicios muestran que la gente empezó a poblar Caral en el año 2.900 a.C. y que la ciudad estuvo habitada por mil años.

Durante el auge de Caral, muchos de sus 3 mil pobladores generalmente se congregaban en el anfiteatro de 30 metros de diámetro para ceremonias religiosas dirigidas por los sumos sacerdotes que tocaban flautas hechas de huesos de pelícano y cóndor.

Al ponerse el sol, las pirámides relucían con brillantes colores -- amarillo, blanco o rojo ladrillo -- mientras los pobladores se alimentaban de la pesca en el Pacífico o de la vizcacha, un roedor que era cazado en los pastizales de los alrededores.

Con la llegada de la noche, la población se retiraba a sus casas: los sacerdotes y sus servidores a los complejos de piedra, cerca de las pirámides, y los pobladores comunes a pequeñas cabañas de barro fuera del centro de la ciudad.

Shady cree que Caral era una ciudad sagrada y el centro administrativo de una civilización que construyó otras 17 comunidades, en su mayoría todavía enterradas en el valle de Supe y en la costa del Pacífico. Shady decidió excavar primero Caral porque su diseño parecía ser el más avanzado.

Seis pirámides dominaban el cielo, pero quedaron cubiertas siglos después del abandono de la ciudad por la fina arena que se deriva de la erosión, y sus estructuras se confundieron con los cerros de piedra que rodean el sitio.

La más grande tiene cerca de 18 metros de altura, levantándose en plataformas escalonadas desde una base de más de varios centenares de metros cuadrados.

Una plaza circular de piedra se encuentra al pie, enmarcada por pórticos hechos de enormes rocas del tamaño de un refrigerador. La pirámide es la más grande encontrada hasta ahora en Perú, dijo Shady.

Los arqueólogos creen que las grandes rocas que la forman fueron arrastradas de canteras cercanas a base de sogas tejidas. Sacos entretejidos con soga fueron usados para arrastrar grupos de piedras más pequeñas para llenar las bases.

El equipo de Shady ha encontrado evidencia de que la ciudad entera, incluyendo los pisos asfaltados de la plaza, fue pintada con un tinte natural. El color cambió con el tiempo aunque no está claro por qué. Trazos de pintura roja son aún visibles en la pirámide principal.

Aunque los habitantes de Caral no moldeaban vasijas ni otras cerámicas al fuego, ni desarrollaron la escritura, al parecer sí componían música.

Los artefactos más importantes del sitio son 32 flautas hechas de huesos de animales y grabadas con figuras de pájaros y monos, una señal de que los fabricantes pueden haberse aventurado a través de los Andes y hacia la selva amazónica.

Los instrumentos fueron hallados cerca de un altar de fuego construido en el anfiteatro, lo que sugiere que las ceremonias públicas se realizaban en ese lugar.

Caral subsistió con granos y pequeños animales cazados entre la vegetación de los alrededores, que crecía en un clima más húmedo que el actual clima desértico. Restos de semillas, huesos de pescado y conchas sugieren que Caral comerció con pescadores de la costa, a 20 kilómetros al oeste y con gente que habitaba tan lejos como en territorio del actual Ecuador.

Aunque es fácil imaginar la vida en Caral con la guía de los arqueólogos, el sitio en sí mismo está todavía toscamente reconstruido, apareciendo mayormente como pilas de rocas y guijarros.

Shady ha empezado recientemente la tarea de persuadir a Perú y al mundo de que conserven lo que ha sido llamado aquí el más importante descubrimiento arqueológico desde Machu Picchu.

Esa ciudadela incaica, restaurada meticulosamente luego de su descubrimiento en 1911 en un valle de ceja de selva en el departamento del Cusco, se convirtió en el más importante atractivo turístico del Perú y su símbolo nacional.

Caral está muy lejos de alcanzar ese rango. La erosión, la negligencia y el saqueo amanazan el sitio, dijo Shady. Es aún difícil de llegar allá a través de un polvoriento camino en mal estado que se conecta con la más importante autopista de la costa.

El empobrecido gobierno de Perú ha asignado unos 500 mil dólares para la preservación de Caral, pero Shady espera que ese monto se incremente con las donaciones extranjeras.

"La arquitectura de Caral necesita ser conservada para que pueda mostrarse al país y al mundo", dijo Shady.



 

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