El culto a la Santa Muerte
Es lo que los antropólogos llaman un culto de crisis, que toma fuerza en medio de situaciones económicas y de seguridad graves que golpean a los sectores menos favorecidosComenta la Nota
Sin duda, uno de los fenómenos más interesantes dentro de la cultura popular mexicana reciente es el surgimiento del culto a la Santa Muerte. Veamos brevemente un poco sobre sus orígenes históricos y características.
El culto a la Santa Muerte es una forma de religiosidad popular con elementos fuertes de sincretismo que contienen aspectos muy diversos y disímiles. Encaja en el culto a las deidades femeninas, particularmente las advocaciones distintas a las figuras de la Virgen María.
Es notable que la Santa Muerte es una figura femenina y esto es en sí una innovación, porque la muerte no tenía una representación de género. México es un país donde la adoración mariana es muy notable y la Santa Muerte es vestida cuidadosamente con un ropaje que recuerda a las vírgenes de los altares o incluso a la ornamentación funeraria de las monjas coronadas difuntas que corresponden a la época colonial. Las imágenes de la Santa Muerte reciben el trato que se le otorga a las imágenes de los santos patrones y vírgenes en el catolicismo popular. Se les trata como si fueran personas reales que dan favores a cambio de la fe del creyente, dentro de los cuales destacan los milagros.
Si bien el culto a la Santa Muerte es una herejía del catolicismo popular, no es aceptada por la Iglesia Católica Romana. Las advertencias del clero contra su práctica señalan que la muerte no es una persona sino una etapa de la vida.
En cambio, las figuras de los santos, de las vírgenes y de Jesucristo representan personajes que sí existieron históricamente. Sin embargo, en las religiones mesoamericanas la muerte puede ser una deidad. Para la cosmovisión, Mictlanteuchtli era la deidad de la muerte. Algunos creyentes de la Santa Muerte incluso destacan esta relación, argumentando que el culto tiene raíces prehispánicas.
Este sincretismo contiene aún más elementos. La representación iconográfica de la muerte como un esqueleto con una guadaña aparece mucho en las pinturas medievales como un símbolo de la mortalidad humana y las ilusiones de la vida terrenal. Destaca esta representación en pintores como Cranach y Bruegel, entre otros. En Iberoamérica el esqueleto pasa a recordar la necesidad de una buena muerte, de un creyente que fallece arrepentido de sus pecados y confesados.
Se relaciona la osamenta con algunos santos como San Pascual Bailón en Chiapas. Es José Guadalupe Posada quien hace popular en sus grabados las figuras de esqueletos con vestimenta que se asemejan a los vivos, y el artista se apoya en tradiciones populares que le dan una identidad femenina a la muerte como la Catrina.
La representación de la Santa Muerte aparece claramente vinculada a la magia en la brujería, según diversos relatos etnólogicos. La antropóloga Silvia Ortiz destaca que los espiritualistas trinitarios marianos conocían a la Santa Muerte como “la Niña Blanca” y podían contactarla los médium entrenados. A su vez, Oscar Lewis da el primer relato antropológico que destaca estas prácticas, al notar cómo esta representación es invocada por algunos miembros de la familia Sánchez en un funeral.
La devoción a la Santa Muerte era una práctica generalmente clandestina durante muchos años. Esto cambió con el establecimiento de un santuario público en el barrio de Tepito en la ciudad de México en 1997. Una creyente piadosa decidió sacar una imagen de la muerte de tamaño natural que era de su familia y darle una ermita con vista a la calle. El culto creció rápidamente y otros creyentes decidieron sacar sus imágenes también.
Actualmente, la devoción a la Santa Muerte se ha difundido por todo el país, así como por las zonas fronterizas de Estados Unidos. Existen varios videos, sitios de internet e incluso piezas musicales dedicadas a esta forma de religiosidad. Hay diversos motivos para explicar este crecimiento.
En las creencias populares la Santa Muerte es muy poderosa porque cumple pedidos a las personas y les haces favores. La Santa Muerte actúa como cualquier santo, pero debido a su cercanía con los sistemas de brujería realiza favores que otros santos no hacen como conquistar una persona, cuidar un amor o apoyar en situaciones difíciles.
Mucho se ha escrito sobre el carácter delictivo de los creyentes de la Santa Muerte. Su popularidad en las prisiones no puede negarse. Sin embargo, hay que señalar que actualmente los seguidores incluyen familias con miembros muy disímiles. Personas de todos los oficios populares se encuentran en los rituales y ceremonias públicas que se hacen para la Santa Muerte. A pesar de que el culto tiene algunas características sociales.
La devoción a la Santa Muerte es lo que los antropólogos llamamos un culto de crisis. Se ha difundido en medio de una crisis económica y social muy dura que ha afectado la vida de muchas personas en los sectores menos favorecidos.
Las religiones siempre han prosperado en estas situaciones porque ofrecen una salida espiritual a los problemas que enfrentan los seres humanos cotidianamente. El culto a la Santa Muerte atrae como un imán a las personas que se enfrentan a situaciones sin una resolución o donde deben actuar con grandes desventajas frente a los demás. Por esta razón, el culto continuará creciendo en el futuro, apoyádose en la persistente situación de crisis que enfrentan sus seguidores.
Sin embargo, la imagen negativa de culto a la Santa Muerte también lo afecta. Personas de los estratos económicos altos lo ven con desdén, como una forma de superstición de personas ignorantes, con la excepción de algunos artistas y políticos que acuden de manera clandestina a los ritos. Las otras iglesias (católica y evangélicas) ven a esta religiosidad como una práctica de brujería maligna que debe ser condenada como un engaño.
Curiosamente, algunas oficinas de gobierno también han practicado la discriminación contra seguidores de este culto. En 2005, la Iglesia Católica Tradicional México-EU, cuyo templo central es conocido como el santuario nacional de la Santa Muerte (también ubicado en Tepito), perdió su registro legal como asociación religiosa. Según la Secretaría de Gobernación, el motivo de la sanción era que no había sido informada de los cambios en su doctrina. Sin embargo, este argumento es muy pobre, dado que la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público no establece que el cambio de rituales y creencias de una asociación religiosa amerite sanción.
Investigador, antropólogo de la UAM
Cabe recordar que un Estado laico, como el mexicano, debe permitir la libre expresión de los creyentes en igualdad entre todos los ciudadanos.