Sobre Sergio Vela hay opiniones divergentes: mientras que el director de orquesta y escritor Kurt Pahlen (ya fallecido) lo describió como alguien "con una amplia cultura, sobre casi todos los campos del conocimiento", en México el maestro Carlos Narro señala que Vela "tiene verdaderas limitaciones en varios campos de la cultura".

Frente a su administración en Conaculta hubo contrastes: si bien creadores como Mónica Mayer consideran que fue como una "neblina" y una gestión "desdibujada", la legisladora María Rojo le abona, en todo caso, que haya defendido la iniciativa de Ley de Libro, aun cuando había oposición frente al tema en la propia Presidencia de la República Mexicana.

A Sergio Vela la afición por la música lo convierte en un singular conocedor de ese campo, en específico de la música culta, por la que mostró predilección desde muy joven. Pero ese dominio, para algunos se topa con el desinterés por otras manifestaciones de la cultura. Así lo cree el escritor Miguel Capistrán, que ve descuido en otras áreas culturales.

El diputado Alfonso Suárez del Real, secretario de la Comisión de Cultura, dice que Vela es un funcionario en quien se advierte la falta de interés por el patrimonio intangible, la música y las danzas tradicionales: "Lo jala más Wagner que la música vernácula. No es alguien que se sienta identificado y que sea promotor de nuestro folclor. Lo vemos muy activo pero sólo en lo que a él le interesa: la ópera, la música culta".

Sergio Vela ha participado en la dirección o realización de 22 producciones operísticas desde 1990, cuando debutó como director de escena con Fausto, en el Palacio de Bellas Artes. Su más reciente ingreso a la escena fue en 2006 en la dirección y diseño de Murmullos del páramo, del compositor Julio Estrada, quien -según se reporta en la página de internet de la Presidencia de la República- es tutor de tesis de Vela para obtener el grado de Doctor en Música, con especialidad en musicología, en la Escuela Nacional de Música de la UNAM.

Al tiempo que encabezó instituciones como el Festival Internacional Cervantino, las direcciones de Ópera de Bellas Artes y de Música de la UNAM condujo producciones musicales, como la puesta de la tetralogía El anillo del nibelungo, de Richard Wagner, para el Festival de México en el Centro Histórico. Es algo que, como Vela ha dicho en entrevistas, soñó desde los 13 cuando recibió como regalo la grabación completa de El anillo.... Las cuatro producciones de esa obra wagneriana, ejecutadas entre 2003 y 2006, representan el proyecto más costoso en la historia operística de México (más de 24 millones de pesos). El registro de esa producción se llevó a un libro que representó también una elevada inversión: 130 mil dólares para una obra que incluyó más fotografías de las hijas de Vela que de los propios artistas.

Nacido en la ciudad de México en 1964, Vela estudió piano, canto, composición musical y dirección orquestal. México, Austria y Estados Unidos, fueron los países donde se formó artísticamente.

En la capital mexicana, estudió abogacía en la Escuela Libre de Derecho, al igual que el presidente Felipe Calderón y que Álvaro Hegewisch, secretario Cultural y Artístico del Consejo y compadre de Vela. En la Escuela Libre de Derecho el también músico obtuvo el título en abril de 1988 con la tesis "La legiferancia y la prudencia". En ese centro académico, desde 1989, ha sido catedrático de Derecho Penal y Derecho Romano, y profesor titular de la cátedra de Historia General del Derecho. Hasta en 1993 colaboró en el bufete jurídico de su padre, Sergio Vela Treviño.

Tras estrenarse como director de escena a los 26 años, a partir de 1993 dirigió el Festival Internacional Cervantino (cuando Rafael Tovar y de Teresa fue presidente del Conaculta), hasta el año 2000. En algo poco frecuente, a la par de su cargo directivo encabezó producciones operísticas en México, Estados Unidos e Italia. Por ejemplo, en 1999, mientras conducía el Cervantino dirigió el estreno mundial de la versión definitiva de The Visitors, de Carlos Chávez, en dicho festival.

Además de escribir varios ensayos sobre música clásica y ópera, Vela ha impartido cursos y conferencias sobre ópera y música en instituciones como la UNAM, la Iberoamericana, la Panamericana, Casa Lamm y el Centro Nacional de las Artes. La difusión de la música lo llevó a conducir las transmisiones operísticas semanales de Canal 22.

Su labor como promotor artístico le hizo merecedor de la Medalla Mozart de la embajada de Austria, en 2006. El director de orquesta y funcionario, quien habla, lee y escribe en español, inglés, alemán, italiano y francés, y traduce otras lenguas, da a conocer su faceta musical en el portal www.sergiovela.com desde donde se anuncia que es representado por las agencias Wolf Artists International y Matthias Vogt Artists, y donde se presentan comentarios sobre su obra de autores como Kurt Pahlen, citado al inicio de este texto.

Al frente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Vela heredó el conflicto pospuesto por Sari Bermúdez en torno de la Biblioteca Vasconcelos, que ya en la actual administración estuvo cerrada por más de un año por los pendientes que presentaba la construcción.

Su gestión durante estos dos años, como la de Bermúdez, ha sido objeto de críticas por los gastos en sus viajes al extranjero que durante un año superaron los 800 mil pesos. Los diputados de la Comisión de Cultura le reclamaron al comparecer en 2008 hechos como la tardanza en la presentación del programa de cultura, el subejercicio presupuestal, el "turismo cultural" y la falta de transparencia en su gestión.

A lo largo del 2008, los creadores también señalaron reiteradamente los vacíos en su gestión. Gabriel Pascal, por ejemplo, dijo que el presidente de Conaculta "se porta como el hijo del dueño. No está a la altura de lo que pasa en el país, y eso es muy preocupante".

Algo que desdibujó la gestión de Vela, desde un comienzo, fue la renuncia de funcionarios cercanos a él. Más de 10 colaboradores dimitieron de sus cargos. Para el diputado Alfonso Suárez del Real, esos cambios demuestran que a Vela "no le gusta reconocer que forma parte de un equipo. Carece del manejo de la tolerancia. Es una persona que despliega formalismo, reverencia, pero eso no es diplomacia. Diplomacia es saber escuchar y saber tolerar: la humildad no es una de las cualidades de Sergio Vela".

jigh