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INAH niega permiso a empresa para rastrear restos de galeón

Odyssey Marine Exploration no tiene autorización para buscar una embarcación que naufragó en 1631 cerca de Campeche

Un galeón de la Flota de la Nueva España que naufragó en 1631 en la sonda de Campeche. (Foto: Agencia EL UNIVERSAL )

Ciudad de México | Lunes 16 de febrero de 2009 Agencia EL UNIVERSAL | El Universal18:02
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El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) negó las dos solicitudes que presentó la empresa estadounidense Odyssey Marine Exploration, con sede en Tampa, Florida, para rastrear los restos de un antiguo naufragio de 1631 en la sonda de Campeche.

Las solicitudes las presentó esta empresa en 2006 y 2008 ante las secretarías de Marina (Semar) y de Educación Pública (SEP) y fueron turnadas al INAH, que las rechazó "en todo momento", sostuvo María Villarreal, coordinadora Nacional de Asuntos Jurídicos del Instituto.

"Los proyectos presentados por la compañía no cumplen con los requisitos que establecen las disposiciones reglamentarias para la investigación arqueológica en México", expresó y reiteró el compromiso del INAH con la defensa del patrimonio cultural sumergido en el país.

Odyssey Marine Exploration pidió permiso para explorar la nave almiranta Nuestra Señora del Juncal, un galeón de la Flota de la Nueva España que naufragó en 1631 en la sonda de Campeche, "y que siempre ha estado en la mira de los cazadores de tesoros".

El 14 de octubre de 1631 zarpó del puerto de la Villa Rica de la Veracruz la flota anual de Felipe IV rumbo a España, una de las más importantes de la colonia, y llevaba a bordo de sus 19 embarcaciones un preciado cargamento con los bienes obtenidos por los ministros del rey para alimentar al imperio español.

La mayor parte de los barcos y tripulantes de la flota novohispana de ese año jamás regresó a España; una poderosa tormenta cegó la vida de cientos de navegantes, en un suceso que dejó su huella en la historia como una de las más grandes tragedias ocurridas en aguas mexicanas.

El coordinador de Asuntos Jurídicos del INAH dijo que el proyecto enviado por la empresa de Estados Unidos a la SEP para explorar ese naufragio no tiene propósitos de investigación, ni cuenta con el aval de arqueólogos o de una institución académica de reconocido prestigio, "condiciones sin las cuales es imposible autorizar este tipo de iniciativas".

Pilar Luna Erreguerena, subdirectora de Arqueología Subacuática del INAH, dijo que México cuenta con un prestigio internacional en lo que respecta a la protección de su patrimonio cultural sumergido, además de contar con el amparo de diversos instrumentos legales en la materia.

Estas acciones de defensa por parte del INAH se remiten aproximadamente a finales de los años 70 del siglo pasado, "desde entonces el Instituto ha negado múltiples solicitudes (más de una treintena) de nacionales y extranjeros, para explotar estos barcos que se hallan sumergidos en aguas mexicanas", indicó la especialista.

También dijo que "todas las peticiones, algunas descabelladas y otras muy bien formuladas, conllevan la intención de recuperar estas embarcaciones que tienen cargamentos importantes en términos económicos (oro, plata y piedras preciosas), alegando que eso no es histórico. Se trata de un error de concepción."

Señaló que un navío es una cápsula de tiempo y todo lo que contiene es material histórico, arqueológico.

En este sentido, agregó, la Convención de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático, "define muy bien qué bienes entran dentro de esta categoría".

El INAH recordó que en la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, se encuentran las disposiciones reglamentarias para la realización de este tipo investigaciones en México, incluidas sus aguas que comprenden hasta las 200 millas náuticas de zona económica exclusiva.

En 2006, México ratificó la Convención de la UNESCO sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático, la cual se ha convertido en un instrumento legal de vital importancia que obliga a no negociar este legado. Este acuerdo internacional entró en vigor a principio de 2009.

Aunque la convención no la han firmado más allá de 22 países, más de 100 naciones aceptan el respeto de estas reglas que incluyen la protección in situ de cada naufragio o sitio, siempre que sea posible; y la prohibición del uso comercial del patrimonio cultural subacuático, agregaron los directivos del INAH.

"Este es uno de los principios básicos que impedirá que cualquier país negocie con buscadores de tesoros, postura que en el caso de México se ha mantenido desde 1980 al crearse el área del Arqueología Subacuática en el INAH", concluyó Pilar Luna.

El instituto recordó que México cuenta con casi 11 mil kilómetros de litorales y hasta 200 millas náuticas mar adentro en las que se ejercen diferentes regímenes de jurisdicción.
Proyecto Flota de la Nueva España, 1630-1631

En 1995, con una ardua investigación en numerosos archivos de México, España y Cuba (puntos estratégicos en los sistemas de navegación de la época virreinal), el INAH inició el proyecto Flota de la Nueva España, 1630-1631; que entre sus resultados ha tenido la publicación de un libro homónimo, coordinado por la etnohistoriadora Flor Trejo.

La búsqueda de esta flota en el mar se ha llevado a cabo mediante un sistema de sensores remotos como el magnetómetro, la ecosonda, el sonar de barrido lateral y un Sistema de Posicionamiento Geográfico.


cvtp



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