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Critican varios autores la obra de Poe

“Poe se creía poeta, sólo poeta, pero las circunstancias lo llevaron a escribir cuentos, y esos cuentos a cuya escritura se resignó y que debió encarar como tareas ocasionales, son su inmortalidad”: Jorge Luis Borges
Ciudad de México | Lunes 19 de enero de 2009 Carlos Rojas Urrutia | El Universal08:30
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Desde su muerte, la obra de Poe ha causado los más diversos comentarios entre los escritores de todos los tiempos. Presentamos aquí una muestra representativa de lo que se ha escrito en torno al trabajo del poeta norteamericano:

Rufus Griswold (1815-1857). Primer editor de los cuentos de Poe
"Edgar Allan Poe ha muerto. Falleció anteayer en Baltimore. A muchos esta noticia les sorprenderá, pero a pocos les entristecerá. El poeta era muy conocido en todo el país, personalmente, o por su reputación: tenía público en Inglaterra y en varios países de Europa, pero pocos o ningún amigo.

El lector puede leer estas historias, que por lo demás son con frecuencia excelentes, pero tiene que estar avisado de que ésta es la obra de un borracho, de un enfermo mental, de un hombre capaz, y culpable de las peores fechorías.

Tales escritos, espejos de sus deficiencias, a pesar de las más brillantes facultades analíticas no podrían alcanzar cierta profundidad, ni sus poemas algún sentimiento humano. En cuanto a su crítica, reflejo de sus taras, se reduce a la de un peón que corrige las faltas gramaticales y denuncia los plagios cuando resulta que él mismo es el mayor de los plagiarios de todos los tiempos". 

Nathaniel Willis (1806-1867) segundo editor y albacea de su obra.
"Su conversación era a veces casi más allá de lo mortal en su elocuencia. Su voz era modulada con impresionante habilidad, y las numerosas y variables expresiones de su mirada reposaban o se lanzaban ferozmente hacia quienes le escuchaban, mientras su propio rostro brillaba, inexpresivo al hablar, y su imaginación aceleraba su sangre o congelaba su corazón. Su imaginería era la de mundos que los mortales no pueden ver mas que en las visiones de los genios. De repente, comenzando por una proposición, exacta y cuidadosamente definida en  los más puros términos de la simplicidad y la claridad, él rechazaba las formas de la lógica común y por medio de un cristalino proceso de apropiación, construía sus demostraciones con formas grandiosas y de delicada belleza... una vez disuelto ese embrujo, devolvía a sus escuchas a la existencia común con frases vulgares o exhibiciones de las mas innobles pasiones."

Charles Baudelaire (1821-1867)  defensor y traductor de la obra de Poe al francés
"Un célebre escritor de nuestro tiempo ha escrito un libro para demostrar que el poeta no podía encontrar buen acomodo ni en una sociedad democrática ni en una aristocrática, no más en una república que en una monarquía absoluta o templada. ¿Quién ha sabido, pues, replicarle perentoriamente? Yo aporto hoy una nueva leyenda en apoyo de su tesis y añado un nuevo santo al martirologio; debo escribir la historia de uno de esos ilustres desventurados, demasiado rica en poesía y pasión, que ha venido, después de tantos otros, a hacer en este bajo mundo el rudo aprendizaje del genio entre las almas inferiores."

Stephane Mallarmé (1842-1898)
Poema Frente a la tumba de Poe, leído frente a su tumba, en Baltimore

El poeta en El mismo al fin cual lo convierte
la eternidad, suscita con una espada armado
a su siglo que tiembla por haber ignorado
en esta voz extraña el triunfo de la muerte.

De la Hidra el escándalo antiguo, de que acierte
a dar lengua más pura el ángel al poblado,
vil proclamó por ellos a gritos el pecado
que un brebaje sombrío al sortilegio vierte.

Si nuestra idea hostil a la nube y al suelo
con ambos en la tumba de Poe no esculpe, oh, duelo,
y en un bajorrelieve guirnaldas no coloca,
granito aquí clavado por un desastre obscuro,
de la Blasfemia al menos que un límite esta roca
marque a los vuelos negros sueltos en el futuro.

Walt Whitman (1819-1892). Detractor de Poe en vida, que acompañó a Mallarmé el día que recitó su poema

"He sentido el impulso de venir aquí y estar aquí de pie yo mismo, frente a la tumba de Poe, un impulso al que he obedecido. Pero no tengo el menor impulso de hacer un discurso, lo cual, queridos amigos, es otro impulso que también debo obedecer".

H.P. Lovecraft (1890 - 1937)
Donde una vez Poe caminó

Lo Eterno nutrió a las sombras sobre este terreno,
Soñando con los siglos que han pasado,
Grandes olmos se alzan solemnes en la hierba,
Arqueados sobre el oculto mundo de antaño.

En torno a la escena la luz de la memoria juega,
Y las hojas muertas susurran los días perdidos,
Anhelando las figuras y los sonidos que ya no serán.

Solitario y triste, un espectro se desliza
Por los corredores, donde una vez sus pies caminaron;
Nada común se adivina en él, aunque su canción
Se sumerge en el tiempo con un extraño encanto.

Sólo los pocos que conocen el secreto de la hechicería,
Observan entre estas tumbas la sombra de Poe.

Jorge Luis Borges (1899-1986)

Poe se creía poeta, sólo poeta, pero las circunstancias lo llevaron a escribir cuentos, y esos cuentos a cuya escritura se resignó y que debió encarar como tareas ocasionales, son su inmortalidad. En algunos (La verdad sobre el caso del señor Valdemar, Un descenso al Maelström) brilla la invención circunstancial; otros (Ligeia, La máscara de la Muerte Roja, Eleonora) prescinden de ella con soberbia y con inexplicable eficacia. De otros (Los crímenes de la Rue Morgue, La carta robada) procede el caudaloso género policial que hoy fatiga las prensas y que no morirá del todo, porque también lo ilustran Wilkie Collins y Stevenson y Chesterton. Detrás de todos, animándolos, dándoles fantástica vida, están la angustia y el terror de Edgar Allan Poe.



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