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Vienen más días de violencia para México: Garza

Tony Garza, embajador saliente de Estados Unidos, dice que al país le esperan días peores, pero niega que sea un estado fallido, como dijo su gobierno

Garza sostiene que sale del cargo con la seguridad de que vendrán para México días de mayor violencia, pero no se convertirá en un Estado fallido en el que reinará el caos como resultado del crecimiento de las organizaciones criminales. (Foto: Lucía Godínez / El Universal )

Lunes 19 de enero de 2009 Carlos Benavides | El Universal
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carlos.benavides@eluniversal.com.mx

Se confiesa como un embajador que incomodó, pero que no pecó, pues, asegura, decía verdades. Hoy, a seis años de haber llegado a México, Tony Garza está a punto de convertirse en un trabajador migrante. A partir del mediodía de este martes dejará la misión diplomática que su amigo personal, el presidente George W. Bush, le encomendó, pero no saldrá de México, se quedará a vivir aquí y se dedicará a los negocios y el análisis.

Garza sostiene que sale del cargo con la seguridad de que vendrán para México días de mayor violencia. Desestima los informes de su propio gobierno y asegura que México no se convertirá en un Estado fallido en el que reinará el caos como resultado del crecimiento de las organizaciones criminales, como lo plantea un escenario del las fuerzas armadas estadounidenses.

“Nunca verán a nuestro ejército intervenir en México. Tampoco creo que vayamos a ver jamás una situación de caos en México ... lo que no quiere decir que no habrá más violencia”.

También es tajante al decir que “no” se debe renegociar el Tratado de Libre Comercio como lo ha sugerido el presidente electo de su país, Barack Obama, y espera que nunca regrese el tono de recriminación y certificación en el tema del narcotráfico.

Garza recibe a ELUNIVERSAL en su despacho de la embajada en el Paseo de la Reorma y reconoce que su principal frustración es no haber logrado que en su país se aprobara una reforma migratoria.

—Hace ya seis años que usted entró por primera vez en esta oficina del embajador, ¿cómo ha cambiado México en este periodo?

—Obviamente hemos visto cambios. Pero el punto clave ha sido la manera en la que discutimos temas de importancia y trascendencia para Estados Unidos y México, hemos llegado a hacerlo de una manera más abierta, madura, honesta y con respeto, sin importar que tan difíciles sean estos temas.

Creo que el cambio en materia de seguridad es el más profundo. Me acuerdo de 2003 y 2004, sentí que algo estaba cambiando, eso fue con base en los comentarios que escuché de mis amigos, compañeros y de mis colegas en la frontera. Y estoy hablando de líderes de la frontera del lado mexicano que me comentaban que algo estaba cambiando, que había una sensación de más agresión. Estaban preocupados de que tanto en Washington, como aquí en la capital mexicana no se apreciaba ese cambio de ambiente en la frontera y entonces traté de poner sobre la mesa esa inquietud que estaban expresándome. Desde ahí inició el desarrollo, primero, de cómo iba a enfrentar esa situación México, y luego, cómo la íbamos a enfrenar juntos.

—Usted deja el cargo cuando el país vive una guerra sangrienta entre mafias del narcotráfico. ¿Hasta dónde llega la preocupación de Washington por el poder que han logrado amasar estos cárteles de las drogas y la violencia que esto genera?

—Yo creo que en Washington, pero más importante aún, aquí en México hay una urgencia y reconocimiento de que esta gran batalla en contra de las organizaciones del narcotráfico y del crimen organizado, son prioridad, que hay que imponer el estado de derecho, y esa es una batalla que, creo, el gobierno va ganando. Así que más que la prioridad que le den en Washington es la prioridad que le han dado en México, y eso es lo más importante.

—Pero hemos visto que sí hay una preocupación creciente, por ejemplo el Departamento de Justicia ha designado a los cárteles mexicanos como la principal amenaza a la seguridad de su país ¿cuánto más van a crecer estos cárteles y su violenta amenaza?

—Es difícil decirlo. He dicho que el gobierno va ganando la batalla, y mientras que van presionando más y más a estas organizaciones, sin duda, veremos más violencia. Que bueno que lo hayan tomado como prioridad en Washington, y lo digo porque si vamos a compartir esta responsabilidad, si realmente vamos a formar una alianza, y si realmente vamos a construir algo sobre esta base que nos da la iniciativa Mérida, lo tienen que tomar como prioridad. Ojalá que lo que estamos viendo no sean sólo expresiones de preocupación, sino expresiones que se puedan convertir en una alianza más fuerte.

Es deseable que se convierta en una prioridad, pero respetando el tono. Lo que nunca quisiera ver es que regresemos a esa manera de pensar de apuntar el dedo, de recriminaciones, de certificaciones, no, no, no.

—Otro reporte de su país, el del Comando Conjunto de las Fuerzas, asegura que ante un escenari o de caos, derivado del crecimiento del crimen organizado, las fuerzas armadas de su país tendrían que intervenir dadas las implicaciones que esto supondría para la seguridad de su país.¿En realidad, cree usted que este escenario pueda presentarse?

—Nunca verá a nuestro ejército intervenir en México. Tampoco creo que jamás vayamos a ver una situación así de caos en México. Tanto el gobierno, como los actores políticos y la sociedad civil, jamás dejarán que eso pase, lo que no quiere decir que no habrá más violencia.

—Usted dice que ha cambiado el tono y que ahora se pueden decir todas las cosas ¿qué tan difícil fue al principio? Sus primeras declaraciones parece que dieron algunos dolores de cabeza.

—En unos momentos me caracterizaron como demasiado directo, y de eso me declaro culpable. A veces fui muy directo, pero fue con un sentido muy honesto y venía de alguien que en todo momento ha querido lo mejor, eso lo he sentido desde mi niñez. En ese momento, aunque fuera muy directo, o con falta de diplomacia, yo creo que era necesario poner los temas sobre la mesa. Aunque incomodaba, no pecaba porque era la verdad. Sobre los primeros comentarios que hice se fue construyendo una relación y mire a dónde llegamos, a algo totalmente distinto. Si me preguntaran volvería a hacer lo mismo respondería, sin duda, que sí.

—¿Cómo se enfrentaron crisis tan fuertes en la relación en situaciones como, por ejemplo, cuando se dieron cuenta de que la SIEDO estaba penetrada por los cárteles y que hasta ustedes les pudieron infiltrar a un “topo” en la embajada? ¿Cómo se hacía para convencer en Washington a las agencias y al Congreso que se debía seguir trabajando con un sistema mexicano con éstos niveles de corrupción?

—En especial este tema (de la seguridad) es uno de los mejores ejemplos de que se están tomando totalmente en serio los esfuerzos que hace México, porque en lugar de hacerse a un lado o no discutir el tema de la corrupción a altos niveles, lo están poniendo en la mesa y discutiéndolo y si hay gente culpable, llevándola ante la justicia, eso creo que es una buena señal. Nosotros hemos tenido problemas a lo largo de la frontera con algunos alguaciles, y con algunos agentes de la Patrulla Fronteriza y de Aduanas, pues el poder de estas organizaciones para corromper o intimidar es impresionante, así que hay que enfrentarlo a diario y reconociendo que sí, a veces van a penetrar, pero que cuando los encontremos los perseguiremos, los detendremos y nos aseguraremos de que sean castigados. Lo que se ha hecho con la Operación Limpieza es otra muestra de la seriedad con la que este gobierno está enfrentando la situación.

—A propósito de la Operación Limpieza ¿que tanto presionó Washington para que se persiguiera y encarcelara a los funcionarios mexicanos corruptos?

—No tuvimos que hacerlo, fue totalmente decisión y voluntad del gobierno mexicano.

—¿Se tiene que renegociar el TLCAN?

—No. Hay que construir sobre el TLC una relación económica más allá.

—¿Con el Presidente Bush no se pudo realizar una reforma migratoria...?

—Si. Efectivamente no se pudo. Si me hubiera preguntado sobre mis grandes frustraciones eso hubiera sido una de ellas. Me acuerdo muy bien cuando el año pasado, a fines de junio el Presidente Bush me llamó para decirme que quizá alcanzaríamos los votos necesarios en el Senado pero que sería muy difícil lograr lo mismo en el Congreso, para él también fue una de las más grandes frustraciones.

—La pregunta es ¿Si Usted cree que Barack Obama va a lograr ese consenso que no pudo lograr el Presidente Bush?

—Pues eso espero porque es uno de los temas más grandes que hay que enfrentar en los Estados Unidos.

—¿Se va a convertir en un migrante?

—Si ya estoy en el proceso de sacar mis documentos, soy un apasionado de todo lo que es México y espero tener la oportunidad de vivir aquí y seguir promoviendo esta relación.

 



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