Llega la crisis a Harvard y otras universidades
Por
años la situación fue fácil: llegaban las donaciones, el floreciente
mercado de valores las multiplicaba y los fondos universitarios
crecían. En las escuelas más ricas, los millones se volvieron miles de
millones, y hasta colegios pequeños amasaron considerables fortunas.
Pero
con el derrumbe de Wall Street este verano, las cosas cambiaron. Ahora,
universidades de todo Estados Unidos están viendo cómo sus rendimientos
anuales de dos dígitos se evaporan y sufren problemas para ajustarse a
una nueva y más dura realidad económica. Se estima que los fondos
universitarios se desplomarán un promedio de 30% este año académico.
Las universidades miran ahora con cautela casi todas sus actividades.
Muchas
escuelas, después de haber construido deslumbrantes centros de
investigación y dormitorios de varios millones de dólares en los
últimos años, están cancelando o reduciendo sus planes a largo plazo.
Sin las fuertes ganancias generadas por los fondos, incluso las
escuelas más ricas --entre ellas Harvard, MIT y Dartmouth-- se
encuentran repentinamente en la poco familiar necesidad de recortar
presupuestos y congelar contrataciones para compensar las drásticas
pérdidas en sus inversiones.
Lo
que es más preocupante, las universidades se preguntan si, tras años de
incrementos en las colegiaturas, la recesión finalmente hará que sus
costos estén más allá de los medios de la mayoría de las familias.
"Es
un mar de cambios", indicó Molly Corbett Broad, presidente del Consejo
de Educación Estadounidense, la principal asociación de instituciones
de educación superior del país. "En todos lados se está reflexionando"
sobre la situación.
La
mayoría de las universidades confía en que sus finanzas son
fundamentalmente sólidas y ello les permitirá resistir los malos
tiempos. Pero en muchos sentidos, el tamaño de la crisis financiera ha
hecho surgir la inquietante posibilidad de que el panorama haya
cambiado permanentemente. Al menos por ahora, sospechan muchos
administradores, los días de los gimnasios de vanguardia y de aumentos
generosos en la ayuda financiera se han acabado.
En
su lugar, directores de finanzas están preparando planes de
contingencia para enfrentar un declive prolongado, en un marcado
contraste con los años de expansiones ambiciosas y demanda estudiantil
aparentemente interminable. Y los directores de inscripción están
preocupados por la posibilidad de que las familias, afectadas por la
caída del valor de sus casas e inversiones, opten por escuelas menos
costosas.
"Creo
que estamos llegando a un momento definitivo", señaló Jack Maguire,
experto en educación superior. "A las universidades les preocupa que
las familias simplemente ya no puedan costearlo".
Las
universidades con recursos modestos y números importantes de
estudiantes que necesitan ayuda financiera son las que corren más
riesgo, indicó Maguire. Si elevan las colegiaturas drásticamente, se
arriesgan a perder estudiantes a manos de escuelas más baratas; si no
lo hacen, sus presupuestos de ayuda financiera probablemente quedarán
rezagados.
Con tantos factores aún inciertos, a las universidades les preocupa que cualquier plan que elaboren de todos modos sea obsoleto.
"La
volatilidad es paralizante", indicó Lawrence S. Bacow, presidente de la
Univeridad Tufts, que busca recortar su presupuesto en 36 millones de
dólares el año próximo. "Creo que todos se están haciendo preguntas
graves en este momento".
La velocidad y la dimensión de los cambios están estremeciendo los campus de todo el país.
En
septiembre la Universidad de Harvard anunció que su fondo, por mucho el
más grande del país, había ascendido a la extraordinaria cifra de 36
mil 900 mdd al 30 de junio. Pero la semana pasada, en una descarnada
señal de los tiempos económicos, Harvard informó que el valor de sus
inversiones se había desplomado 22%, aproximadamente 8 mil mdd, en los
últimos cuatro meses.
Y
esa enorme cantidad, señalaron funcionarios de la universidad,
probablemente subestimaba "la verdadera dimensión de las pérdidas en
ese periodo". La universidad pronostica una pérdida de 30% para junio
próximo, lo cual coincide con las proyecciones realizadas por la firma
Moody's Investors Service.
(*) Peter Schworm / Traducción: Gregorio Narváez).