Hasta hoy las condiciones de trabajo de las costureras en la ciudad de México no han cambiado a pesar de la experiencia ocurrida tras el sismo de 1985, dijo al IMER la activista Leticia Olvera, una de las fundadoras del Sindicato Independiente de Costureras 19 de septiembre.

Olvera, quien entonces trabajaba en una de las fábricas ubicadas en San Antonio Abad, agregó que actualmente aún hay "talleres clandestinos, maquiladores de las grandes fábricas, donde mantienen a las costureras bajo largas jornadas laborales y escasas prestaciones a veces sin seguro social ni salarios mínimos".

Excosturera, fundadora del sindicato a raíz de los sismos, Olvera recordó que hace 23 años los talleres se localizaban en viejos edificios que se colapsaron y fueron las mismas trabajadoras quienes ayudaron en las labores de rescate "de compañeras y hasta de maquinaria para no perder nuestras fuentes de trabajo".

Olvera consideró que el sismo de 1985 fue un "parteaguas" que evidenció la desunión del gremio: "Nos dimos cuenta que no éramos únicamente nosotras en nuestra fábrica sino que había otras compañeras en fábricas cercanas, incluso en el mismo edificio, y que nunca nos dimos a la tarea de hablarnos ni saber cuáles eran las condiciones de trabajo".

"De ahí --comentó la activista social--, aprendimos que teníamos derecho a un salario digno, a trabajar menos horas, a que el destajo se pagara con mejores precios, a valorarnos como personas y empezar a organizarnos como movimiento". Para Olvera, si bien hay mayor conciencia de los derechos que tienen las costureras, aún falta mucho por hacer en ese terreno.