El luchador sueco Ara Abrahamian despreció la medalla de bronce que obtuvo en la competencia olímpica de lucha grecorromana.

El sueco perdió en la ronda de semifinales, por lo cual sólo pudo competir por el tercer sitio, el cual ganó.

Al subir al podio, el molesto atleta recibió la medalla, pero de inmediato bajó y se dirigió a los camerinos, arrojando la presea al piso.

''Esta medalla no me importa. Quería el oro. Este ha sido mi último combate. Quería el oro, así que para mí estas olimpiadas han sido un fracaso'', declaró el ex bicampeón mundial y plata en los Juegos de Atenas 2004.

Abrahamian fue derrotado en las semifinales por el eventual campeón, el italiano Andrea Minguzzi. Se enojó tanto con los jueces del combate que debió ser contenido para no abalanzárseles, por lo que se retiró sin dirigirse a la prensa y sacudió tan fuerte la puerta del vestuario que hizo remecer una pared.

También consideró no participar en la ceremonia, pero sus amigos le convencieron de lo contrario.

El juez del equipo sueco, Leo Myllar, tuvo palabras fuertes en contra del trabajo de los jueces. ''Es pura política, es pura corrupción''.