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Ayapaneco confinada a diccionario

Isidro y Manuel son los únicos en Jalpa de Méndez, Tabasco, que hablan su lengua materna
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Ayapaneco, confinada a diccionario.

JALPA DE MÉNDEZ | Viernes 27 de junio de 2008 Carolina Rocha Menocal/Perspectiva 13 | El Universal00:59

Es riqueza en extinción. Un tesoro que al paso de los años terminará enterrado junto a sus últimos hablantes. Así morirá "la palabra", como llama Manuel Segovia, un hombre de casi 60 años, bajito y encorvado, a su lengua natal.

Y es que el zoque ayapaneco, una derivación del zoque U, pende, literalmente, de dos hilos: Manuel Segovia e Isidro Velázquez.

"Cuando mueran Isidro y Manuel se acabó, porque ya no va a existir nadie que hable", vaticina sin tristeza don Isidro, también mayor de 60 años, dedicado al campo.

Los dos viejitos son conocidos por los habitantes de Jalpa de Méndez, a 20 minutos de Villahermosa, Tabasco, como "un atractivo turístico". Porque Manuel e Isidro atraen a periodistas y a extranjeros que por temporadas largas se quedan a vivir allí.

Durante dos años un par de lingüistas de la Universidad de Stanford, en California, y de Indiana, junto con un equipo de estudiantes, se dedicaron a grabar, palabra por palabra, el zoque ayapaneco. "Lo que querían era el diccionario", explica don Manuel, mientras muestra un certificado expedido por los extranjeros que avala que él es un verdadero hablante de ese idioma. El documento también lo tiene Isidro, aunque ninguno de los dos la sabe leer o escribir.

Mientras los extranjeros trabajaron en el diccionario, a ellos se les pagó diariamente por grabar ante un micrófono, palabra por palabra, el zoque ayapaneco. Ahora esperan que se les envíe el diccionario que, insisten, se vende en miles de dólares en EU.

"Por ejemplo, el zoque lo ponemos aquí y no vale, pero en otros estados sí está valiendo y ellos (los lingüistas), palabra por palabra, lo están negociando", explica Isidro.

No sólo el zoque ayapaneco está en peligro de extinción, sino al menos 29 lenguas indígenas de las 68 que sobreviven en el país.

Natalio Hernández, un escritor y poeta del náhuatl, menciona, sin gran sorpresa pero con harta decepción, que los investigadores que se han ocupado de la diversidad lingüística de México han sido siempre extranjeros. "Ellos saben que al estudiar el náhualt, zoque o maya estudian los orígenes de la lengua europea que se remite a los egipcios, a los griegos, a los romanos". Aquí, en cambio, hasta el año 2003 se emitió la Ley General de Derechos Linguísticos de los Pueblos Indígenas, que equipara a las lenguas indígenas con el español; y en 1992 nos reconocimos como nación multicultural.

El país sólo cuenta con 22 mil escuelas bilingües para un universo de al menos un millón y medio de niños indígenas, lo que se traduce en la pérdida del patrimonio lingüístico y de la diversidad cultural nacional.

El director del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas, Fernando Nava, reconoce que "los censos cada vez reportan menor número de hablantes porque las generaciones mayores dejan de transmitir su lengua".

"El español se impuso en las escuelas y se creó una especie de vergüenza por lo nuestro", dijo Natalio Hernández.



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