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Forma el Palacio de Iturbide parte de la historia patria

Notimex| El Universal
16:20Ciudad de México | Sábado 19 de abril de 2008
Ha visto pasar el edificio del siglo XVIII a insurgentes, a tropas estadounidenses y francesas o al revolucionario Pancho Villa

Gran parte de la historia nacional, de acontecimientos clave para el país, se han "escrito" en el Palacio de Iturbide, edificio del siglo XVIII que ha visto pasar por sus puertas a insurgentes, a tropas estadounidenses y francesas o al revolucionario Pancho Villa, contó hoy Marilú Carrasco.

Al ofrecer la charla-recorrido "Historias en el palacio", la cuentacuentos relató que el inmueble barroco también tiene historias ocultas o sobrenaturales, que dicen se escuchan en el edificio que hoy ocupa el Palacio Cultural Banamex y que resguarda obras de Diego Rivera y Saturnino Herrán, entre otros artistas plásticos.

Precisó que el edificio fue construido entre 1779 y 1785, a petición de una familia de marqueses muy adinerada, para cuando su hija Mariana se desposara.

"La hija se casó con un noble italiano, quien resultó ser un derrochador de fortunas, y vivieron (aquí) algunos años, tiempo en que tuvieron hijos, pero luego ella murió muy joven y él se fue a vivir a Europa, por lo que los hijos se quedaron en el país con la abuela, en otro edificio", dijo la también actriz.

Ante la mirada atenta de personas de todas las edades, añadió que cuando los niños crecieron quedaron a cargo de la propiedad, y uno de ellos, llamado Juan Moncada, fue simpatizante de la causa Insurgente.

Era muy amigo de Ignacio Allende y apoyó a los independentistas.

Al finalizar el movimiento, prestó la casona a Agustín de Iturbide, caudillo triunfante, para que viviera en ella con su familia, por lo que desde entonces se le conoció como Palacio de Iturbide.

Incluso, añadió, Iturbide salió de ella para ser coronado emperador en la Catedral Metropolitana. Al caer el imperio, al poco tiempo, el inmueble quedó abandonado por mucho tiempo y después fue cuartel de los ejércitos estadounidense y francés, durante las guerras de invasión que cada país emprendió contra México.

Al restaurarse la República, a finales del siglo XIX fue el Hotel Iturbide y otros grandes y elegantes negocios, incluido un café, que se convirtió entonces en un lugar de reunión y toma de decisiones de la vida política y social de México.

Carrasco añadió que Pancho Villa se hospedó en él cuando vino a la Ciudad de México a ver al presidente Francisco I. Madero. Al poco tiempo, recordó, el Padre de la Patria fue asesinado.

Dicen que después, cuando las huestes del revolucionario y de Emiliano Zapata entran a la capital, de camino a Palacio Nacional el Centauro del Norte pasó frente al Palacio de Iturbide y vio una placa que decía "Calle de San Francisco", como se llamaba entonces.

Villa comentó que no podía tener nombre de un santo y que debería llamarse Francisco I. Madero, y dicen que él mismo puso una placa en honor a esta figura histórica, abundó.

Asimismo, la cuentacuentos mencionó que se dice que en las noches en los pasillos del inmueble dieciochesco se escuchan voces, pasos y cantos, "que seguramente son las piedras que guardan la memoria de nuestros antepasados".

Por último, valoró la labor de los narradores orales como personas que propician los encuentros, el acercamiento a través de la palabra e imaginación, que mucha falta hace.

"Porque con la palabra podemos despertar la imaginación, emociones y sentimientos", apuntó al subrayar la importancia del arte, y con el de los cuentacuentos, al despertar la sensibilidad.


mzr



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