En México existen alrededor de tres mil volcanes, de los cuales 35 están activos y de este universo 14 son considerados de alto riesgo --como el Popocatépetl y el Volcán de Fuego de Colima--, por las poblaciones que están asentadas en sus inmediaciones.
El Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) estima que alrededor de 38 millones de personas de 14 estados de la República Mexicana son vulnerables ante una posible erupción.
Según el INEGI, además del Popocatépetl, localizado en el Estado de México, los volcanes de mayor riesgo en el país son los de Colima, ubicado entre los estados de Jalisco y Colima; Pico de Orizaba, en Veracruz; Chichonal y Tacaná, en Chiapas, ya que presentan actividad frecuente.
Otros volcanes que presentan algún riesgo son el de San Martín, en el estado de Veracruz; el Ceboruco y el Sangangüey, ambos en el estado de Nayarit.
Los volcanes de riesgo moderado, aunque están activos, son los de tres Vírgenes, en Baja California; el Bárcenas y Everman, es las Islas Revillagigedo, en el Archipiélago del Pacífico Norte, así como el Humeros, en Veracruz.
La lista la completan los volcanes Jorullo y Paricutín, en el estado de Michoacán, este último hizo erupción en 1945 y sepultó al pueblo de San Juan.
Los estados más afectados por la actividad volcánica constante son: Jalisco, Nayarit, Michoacán, Querétaro, Colima, Guanajuato, Estado de México, Morelos, Distrito Federal, Hidalgo, Puebla y Veracruz.
El coloso que es considerado de mayor peligro para la población es el Popocatépetl, el cual, no obstante a que permaneció inactivo de 1927 a 1994, en los últimos ocho años ha presentado actividad constante con emisiones de gas, ceniza y flujos piroclásticos (rocas incandescentes con lava).
En la historia reciente de la actividad volcánica de México también destaca la fuerte erupción del volcán Chichonal, en Chiapas, que provocó mil 700 muertes durante las explosiones registradas entre marzo y abril de 1982, y el polvo que arrojó se elevó a 32 kilómetros de altura.
La misma Ciudad de México ha sufrido las consecuencias de las erupciones volcánicas, dado que en el año 400 antes de Cristo el volcán Xitle registró una fuerte erupción, llenando de roca la parte sur de lo que ahora es la capital del país e impidió la salida de agua de las diferentes corrientes que había en la zona, lo cual produjo un mayor crecimiento del ahora ex Lago de Texcoco.
Según vulcanólogos, México se ubica en el centro del roce de las placas continentales que al moverse y friccionarse generan el magma que alimenta a los volcanes que han tenido actividad en los últimos 10 mil años.
La principal zona volcánica del país llamada "Cinturón Transmexicano", que atraviesa los estados de Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán, Estado de México, Morelos, Distrito Federal, Puebla, Tlaxcala, Hidalgo y Veracurz, desde las Costas del Pacífico hasta el Golfo de México, cuenta con casi dos mil volcanes, la mayoría de ellos monogenéticos, es decir, que hicieron erupción una vez en su vida.
La palabra volcán proviene del latín "vulcanus" nombre del dios del fuego de la mitología romana, "Vulcano" que a su vez se deriva del dios Hefesto de la mitología griega.
Los volcanes son básicamente aberturas en la corteza de la tierra por donde salen al exterior piedras sólidas o fundidas, gases incandescentes, lava, y otras materias ígneas.
Las muertes relacionadas con erupciones volcánicas crecieron de manera considerable durante el siglo XX, dado que de 1600 a 1899 se registraron 620 mil defunciones por este fenómeno natural, en tanto que de 1900 a 1986 el número de decesos ascendía a 880 mil en todo el mundo.
La erupciones más devastadoras en el mundo se produjeron en el Monte Pelee, en la Isla Martinica, en las Antillas en 1902, donde murieron 42 mil personas, y el Nevado del Ruiz, en Colombia, en 1982, la cual provocó el deceso de 25 mil personas.
