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Considera Jiménez Cataño que se le tiene miedo al arte como a la humanidad

Notimex| El Universal
02:40Ciudad de México | Sábado 11 de agosto de 2007
Afirma el escritor que el verdadero significado de la humanidad es algo muy comprometedor

El filósofo mexicano Rafael Jiménez Cataño (1960) está convencido que en la actualidad "se le tiene miedo al arte, tanto como se le tiene a la humanidad misma, toda vez que descubrir el verdadero sentido de lo que significa humanidad, es algo muy comprometedor".

De visita en el país con motivo del lanzamiento de su más reciente libro, La debilidad del poder creador, editado por Jus, el catedrático de la Universidad de la Santa Cruz, en Roma, ciudad donde radica, explicó en entrevista con Notimex que el arte es un reflejo de la humanidad.

Jiménez Cataño, quien es originario de San Luis Potosí, apuntó que una de las tesis centrales del su nuevo libro, el cual ya está en circulación en las principales librerías del México, a través de la red Educal de CONACULTA, es el paralelismo entre la estructura de la obra de arte y la estructura de la persona.

En este sentido, el docente, autor de Octavio Paz. Poética del hombre, señaló que lo anterior se refiere "a la obra de arte que revela la condición humana, y que por lo tanto aprendemos mucho sobre lo que significa humanidad, poniendo atención sobre las obras; es por este motivo entre muchas otras razones que el arte no es un lujo".

"Uno no aprende sobre el oficio de ser hombre sólo cuando reconozco en personajes de la literatura un perfil semejante al suyo o a otras personas que conoce", dijo.

Aseveró que en el caso de la música, materia que aborda de manera amplia en su libro, La debilidad del poder creador, en el capítulo titulado Música y retórica, existe una estructura misma en la esencia de la obra, que es de alguna forma paralela a la estructura de la persona.

"Es decir, hay una obra, pero al mismo tiempo existe sólo en las interpretaciones. En la música y en el teatro esto es más evidente, pero sucede en todas las artes, pero más en la música donde hay un intérprete que se ve, distinto del receptor último", agregó.

"Cuando hay un intérprete visible como en la música y en el teatro, es bastante claro que esa obra tocada por ese músico, es siempre la misma, pero ningún intérprete puede agotar todas sus posibilidades, y no existe una interpretación que consiga sacar todas las virtualidades que tiene esa obra", adujo.

Explicó que así como pasa con el arte, lo mismo sucede con el ser humano. "El ser humano tiene una riqueza que ninguno de los que conviven con él agota, ni siquiera la convivencia más estrecha como puede ser la de marido y mujer".

Señaló que tanto el marido como la mujer ante otras personas, colegas del trabajo, amigos o amigas, "manifestarán otras virtualidades y un sentido del humor que no pueden aplicar en la casa, porque no somos iguales y porque la relación es personal y no somos nunca el mismo para dos personas".

Agregó que "este es un modo en que la obra de arte refleja la condición humana, sin que se hable de personajes literarios".

Asimismo puntualizó que en la obra del compositor ruso Alfred Shnitke (1934-1998), "encontré y traté de poner de relieve varios aspectos más de este paralelismo, incluso en uno de ellos el mismo compositor es muy explícito".

"El habla de dos estratos en toda música seria, uno sumergido y otro superficial. El primero es aquel que uno es capaz de reconocer de manera inmediata, pero está alimentado por el estrato sumergido, del cual no todo mundo se da cuenta, pero aunque no se descubra, está alimentando la audición", explicó.

"No obstante, si un día descubro que esas notas están tomadas de un cuarteto de un determinado compositor que no conocía y al oírlas veo que es evidente la relación, sé algo más, y antes de descubrirlo, no pasa nada, pero si hubiera descubierto todo lo que podía descubrir se hubiera agotado esa obra", apuntó.

Jiménez Cataño dijo que es lo mismo que pasa con el ser humano, "el misterio de la persona humana consiste en parte, en que cuando la relación es verdaderamente personal, siempre es capaz de sorprendernos, de revelarnos aspectos nuevos. Si la relación es epidérmica esa se puede agotar en la duración de una luna de miel".

"Por eso hay lunas de miel que terminan con el matrimonio y entonces la persona siente la necesidad de explorar otra epidermis, pero si la relación es personal, se puede continuar, porque la persona no se agota y de la misma manera la obra de arte no se agota", explicó.

Jiménez Cata;o continuará en la próxima semana su periplo por el Continente, toda vez que ofrecerá dos conferencias magistrales en Costa Rica, donde abordará la figura y obra del Premio Nobel mexicano de Literatura, Octavio Paz, en torno a su obra cumbre: El laberinto de la soledad.

mzr



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