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¿Por qué le tememos al viernes 13?

Cristina Salmerón | El Universal
00:03Ciudad de México | Miércoles 11 de julio de 2007
Detrás de la superstición hay varias historias, lo cierto es que para muchos es un mal día

¿Sufres de paraskavedekatriafobia, o lo que es lo mismo, aversión a los viernes que caen en 13? Si evitas pisar las grietas de la banqueta, pasar por debajo de una escalera, toparte con un gato negro para mantener lejos la mala suerte, la respuesta más segura es que sí.

El temor a los viernes 13 es entonces parte de tu vida, pero ¿sabes exactamente de dónde proviene la idea de que son de mala suerte? Siempre hay un poco de historia detrás de cada superstición.

“Las leyendas y mitos como el del viernes 13 fueron creados por una religión tratando de satanizar a otra”, dice Jeannie Banks Thomas, profesora de inglés y directora del programa de folclore en la Universidad de Utah.

“A principios del siglo VI, los misioneros cristianos de Inglaterra viajaron a otros países como Alemania y Rusia, con el afán de erradicar otras religiones”, dijo Banks Thomas.

“Frigg o Freyja, diosa del cielo, el amor y la fertilidad, es una de las más respetadas deidades en la mitología nórdica, pero como el cristianismo se expandió por todo Europa, sus misioneros condenaron a esta divinidad y fue considerada como una bruja.

“Debido al consecuente rechazo que esto fue generando, la gente que aún la adoraba no tuvo más remedio que esconderse en cuevas para venerarla en secreto. Y claro, el resto de la sociedad empezó a verlo como algo malo”, apuntó Banks Thomas.

Se especula que los rituales de esta “secta” se realizaban los viernes y de ahí quedó la creencia de que ese día de la semana era cuando se adoraba a las brujas. Se fue fijando entonces la creencia de que los viernes eran los días de los malditos.

Otra más de las raíces de este mito es que el número 13 es considerado de mala suerte, especialmente en la cultura cristiana. Novelas como El código Da Vinci, de Dan Brown, hablan de la creencia de que un viernes 13 fue la fecha en que los miembros de la Orden del Temple (grupo de carácter religioso y militar cuya historia también está llena de leyendas) fueron arrestados y asesinados por el rey Felipe IV, El Hermoso.

Otra teoría asegura que a este número se le adjudica el calificativo de “siniestro” porque con Jesús, ya eran 13 las personas a la mesa durante La última cena; después de compartir esa comida, Cristo fue encarcelado y crucificado, por cierto, en un viernes.

En España, el día considerado de mala suerte es el martes 13 y en Grecia el jueves, pero la cultura anglosajona invade al mundo, y el mito del viernes 13 no ha sido la excepción, como lo demuestra la saga fílmica del mismo nombre, cuyo protagonista es el asesino Jason Voorhees.

Lo que el viernes 13 se llevó

Donald Dossey, miembro del Centro del Manejo del Estrés y el Instituto de las Fobias, en Asheville (Carolina del Norte) realizó un estudio sobre los efectos del viernes 13 en la población anglosajona.

En éste estimó que se pierden de 800 a 900 millones de dólares en los negocios, pues hay mucha gente que no toma vuelos o no trabaja en esos días. Hay quien se aterra tanto, que no puede ni levantarse de la cama.

Estas mismas instituciones han declarado que son cerca de 17 millones las personas que sufren de estos “síntomas” en un día así. A pesar de ello, las aerolíneas, Delta y Continental Airlines aseguran que en esos días no sufren de bajas en su tripulación.

Otro estudio que analiza los daños del “día siniestro” muestra que en los treceavos días del mes que caen en viernes hay un incremento en accidentes de tráfico.

Aunque en México no es tan representativa esta fecha como en nuestro vecino del norte, es frecuente que muchos edificios u hoteles no tengan piso 13 ni habitaciones con ese número. También hay quien no se sienta en una mesa donde haya otras 12 personas.

Sin embargo, la misma superstición ha creado formas de “evadir la maldad” o crear un salvoconducto, como traer patas de conejo consigo o arrojar sal hacia atrás sobre el hombro izquierdo. “En realidad, éstas sólo son formas de tranquilizar la mente humana ante el estrés y miedo, o cuando sentimos que no tenemos mucho control sobre nuestra vida”, concluyó Banks Thomas.

Con información de APNH



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