La primera exposición en Europa sobre el arte de los Gupta, creado en la Edad de Oro de la India clásica, entre los siglos IV y VI, abrirá sus puertas al público este miércoles en el Grand Palais de París.

Once años de ardua negociación entre los grandes museos indios y el Museo Guimet de París, especializado en las artes asiáticas, fueron necesarios para poder reunir hasta el próximo 25 de junio un conjunto excepcional de 110 piezas que será muy difícil volver a ver en un mismo espacio en cualquier otro lugar del mundo.

Ni tan siquiera en la India, pues el arte de la dinastía Gupta, reflejo, soporte y pedestal de las tres religiones -budismo, jainismo y brahmanismo o hinduismo- que pacíficamente cohabitaban entonces, se conserva disperso en diecisiete museos del país.

Además, el proceso para su clasificación como "obras maestras de valor incalculable", que impedirá todo desplazamiento en el futuro, está en curso, indicó a Efe la conservadora jefe del Guimet, Amina Okada, comisaria de la muestra junto con el ingeniero de estudios del museo, Thierry Zéphir, y el conservador del Museo Nacional de Nueva Delhi, J.E. Dawson.

Esta exposición, resaltó Okada, sólo tiene un precedente mundial, en EU, aunque de mucha menor magnitud, una retrospectiva organizada "sólo a partir de piezas procedentes de colecciones particulares estadounidenses".

Recordó, asimismo, que la ascendencia de los soberanos Gupta, al igual que la de los miembros de la primera dinastía histórica del subcontinente, los Maurya (del siglo IV al II a.C.), y otras familias reales de la Historia india, sigue siendo un misterio.

La exposición propone un recorrido cronológico y no oculta su vocación pedagógica, para dar a conocer los fundamentos de la rica cultura Gupta, Edad de Oro espiritual, filosófica, plástica, literaria, científica y teatral.

En contraste con el arte absolutamente sacro que la impregna de principio a fin, comienza con el retrato de los emperadores Gupta reunidos en un fresco acristalado y transparente donde se sustentan sus retratos grabados en monedas de oro, de tal refinamiento que podrían ser joyas.

Siguen diferentes esculturas y bajorrelieves tallados en arenisca roja o rosa de la primera época imperial, de estilo Mathura, y de la escuela de Sarnath, el segundo gran centro cultural de los Gupta, cuyas obras están talladas en la arenisca amarilla del lugar, el mismo donde Buda pronunció su primer sermón.

El estilo Sarnaht, más depurado y espiritual, menos carnal y sensual que el Mathura, cristaliza los cánones estéticos que han llegado hasta el siglo XXI en toda la región asiática, incluidos China y Japón, destacaron los comisarios.

Diosas visiblemente dotadas para los placeres sexuales, dioses Vishnú de palpable carnalidad, estelas que relatan en miniatura los principales episodios de la última vida terrestre de Buda, desde el nacimiento de un costado de su madre a su "despertar", acompañado por sus dos principales discípulos, integran la muestra.

Otras piezas memorables son las numerosas estatuas de Buda de la escuela Sarnath, sentado o en pie, vestido con túnicas de aspecto transparente, meditando con los ojos levemente abiertos, o los delicados Vishnú tocados con coronas y diademas, pulseras, collares y pendientes.

La exposición ofrece, igualmente, una visión de los escasos bronces llegados hasta nuestros días y numerosos cuadros en altorrelieve creados en barro cocido, dominados por el movimiento de sus personajes, protagonistas de dos grandes textos épicos del hinduismo, el Mahabharata y el Ramayana.

La muestra revela, asimismo, cómo los emperadores de la dinastía de los Gupta, fundada en el año 320, permitieron la coexistencia de las tres grandes religiones del momento, no solo la que ellos practicaban.

La exhibición está dedicada a su principal promotor y coordinador, el director del Instituto Indio de Arqueología Munish Chandra Joshi, fallecido el pasado enero.

mzr