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Muere el matador Silverio Pérez

Fallece a los 90 años de edad, a las 04:30 horas de este sábado en su domicilio de Pentecostés, Texcoco, en el Estado de México

El matador Silverio Pérez nació el 20 de noviembre de 1915 en Pentecostés, Texcoco. (Foto: Archivo /EL UNIVERSAL )

Ciudad de México | Sábado 02 de septiembre de 2006 Raúl Luna | El Universal08:56

Se fue la última gran leyenda de México, Silverio Pérez, quien murió rodeado de la gente que más lo quiso en vida: su familia.

El matador en el retiro falleció hoy alrededor de las 04:30 horas en su domicilio de Pentecostés, Texcoco, en el Estado de México, a los 91 años de edad, informaron hace unas horas fuentes familiares.

Pérez, quien así dejó de ser el decano de los toreros en el mundo, se encontraba delicado de salud a últimas fechas. Tras la fractura de fémur que sufrió el pasado 1 de agosto y por lo cual le colocaron una placa de metal en la cadera del lado derecho, para que así volviera a caminar; sufrió de neumonía a fines del mes pasado, lo que desencadenó su final.

Pero el declive en su salud y sobre todo en su ánimo vino tras la muerte de su esposa, María de la Paz Domínguez, la famosa Pachis, quien falleció el 14 de noviembre de 2005 y cuyas cenizas descansan en una pequeña capilla en la casa que ambos habitaron en Pentecostés.

La vida de Silverio es una de las leyendas más hermosas de la historia nacional, pues fue tan entrañablemente querido por la gente por su forma de ser dentro y fuera del ruedo, que se ganó el mote de Compadre.

Pérez, quien nació el 20 de junio de 1915 en Pentecostés y cuyo cumpleaños sus padres acostumbraban celebrar el 20 de noviembre, decidió hacerse torero tras la muerte de su hermano, Armando Camelo Pérez, quien falleció a los 22 años de edad.

Silverio recibió el cuerpo sin vida de su hermano en el Puerto de Veracruz, luego que éste falleciera el 18 de octubre de 1931 en Madrid, tras sufrir una pulmonía fulminante que se le desató tras la cornada que el toro Michín de San Diego de los Padres le infiriera en El Toreo de la Condesa el 17 de noviembre de 1929.

Ante el féretro de su hermano, Silverio prometió hacerse torero, así lo hizo, y de qué forma. A la vera del maestro Fermín Espinosa Armillita, fue que toreó como sobresaliente y para 1935 se fue de aspirante a España.

Tomó la alternativa en Puebla, el 6 de noviembre de 1938 de manos del maestro Fermín y ante el testimonio de Paco Gorráez. Confirmó el 11 de diciembre de ese mismo año en la Plaza El Toreo, de manos del mismo Armillita y con el testimonio de Fermín Rivera.

En el año de 1939 tras inmortalizar al toro Pizpireto, de La Punta, en El Toreo, subió al sitio de indiscutible figura del toreo.

Para 1942 ya con el cariño de la afición ganado por su sensible forma de jugarse la vida, bordó a los toros Guitarrista de San Mateo, al toro Caraba de La Punta y Cocotero, de Torrecilla.

La tarde cumbre de su toreo aconteció el 31 de enero de 1943 durante la alternativa de Antonio Velázquez, quien la tomó de manos del maestro Fermín Espinosa. Esa tarde Silverio realizó un trasteo inmortal al toro Tanguito de la ganadería de Pastejé, que ese día debutó con sonoro éxito.

Tras la inauguración de la Plaza México el 5 de febrero de 1946, el maestro Silverio consiguió el primer rabo en la historia del máximo coso en la segunda corrida, alternando con Manuel Rodríguez Manolete. El nombre del toro al que cuajó, Barba Azul, de Torrecilla.

Se despidió de los ruedos el 1 de marzo de 1953 en la Monumental Plaza México, en tarde en que lidió toros de San Diego de los Padres, la misma ganadería en cuyos potreros nació Michín, aquel toro que cegó la vida a su hermano.

De su toreo personalísimo, destacan para la posteridad sus lances por chicuelinas, y con la muleta, nadie como él para ejecutar el trincherazo y el toreo en redondo, cuando su cadera se rompía para darle una dimensión eterna a sus trazos.

En 1992 el Monarca del Trincherazo llevó los restos de su hermano Camelo a la Basílica de Guadalupe, en donde podrían descansar los suyos y los de su amada Pachis, tal como lo manifestó hace unos días el maestro Silverio, cuyos restos en estos momentos están siendo velados en Pentecostés, Texcoco, y que por la tarde serán cremados.

sgf/mgg



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