El célebre payaso José Manuel Vargas "Bozo" y su esposa Patricia Quesnel culpan a Silvia Patricia, hija del primero, de la recaída que sufrió el artista, por lo que está bajo cuidado médico en su casa.

"Me partió el corazón, al escuchar las declaraciones de mi propia hija", en un programa de televisión, y que la causaron una crisis emocional, dijo Bozo, quien se está bajo el cuidado de su enfermera, amiga, esposa y compañera Patricia Quesnel.

Asimismo señaló que el mal que padece -una tromboflebitis- se debe al trabajo porque "ya no soy un chavo, pero también por las declaraciones que mi hija Silvia Patricia hizo en un programa de televisión, que para mi fue como un vacío en mi corazón".

Bozo, quien desde hace 40 años hace reír a chicos y grandes, agregó que "hay más tiempo que vida y por eso tengo mucha fe en Dios en que saldré adelante".

Su esposa comentó que los problemas que Bozo tiene con su hija Patricia es por una casa, porque "dinero no tenemos, los ahorros que teníamos se nos fueron y lo que ella quiere es la casa, inmueble al que no tiene ningún derecho, porque desde antes que me casara con él, la casa se puso a mi nombre, además nos casamos por bienes separados".

Quesnel comentó que teme que el día que le pase algo a su esposo, Silvia vaya hacer algún escándalo.

"Es capaz de hacer cualquier cosa, tal como lo hizo hace algunos años en un hospital, donde estuvo a punto de golpearme, pero me da tristeza y es lamentable que no se preocupe por el estado de salud de su padre", precisó.

Bozo, quien estuvo hospitalizado tres días y que ahora convacele en su casa, padece de tromboflebitis.

"El médico me dijo, que el problema va a persistir por mucho tiempo, en realidad no tiene caso que lo tengamos en el sanatorio. También se le han presentado problemas de nivel pulmonar, los cuales se le están haciendo estudios", aseveró.

"Pero el problema de la pierna aún no cede, tengo que estar para otra valoración y ver la situación a ver cómo está, porque no es operable, por la vena que se encuentra, porque la femoral no la pueden abrir", concluyó Patricia Quesnel.