Al menos 27 personas murieron y unas 70 resultaron heridas en los atentados con coches bomba perpetrados hoy contra la Cruz Roja de Bagdad, cuatro comisarías iraquíes y otros objetivos controlados por las fuerzas estadounidenses.

La cadena de atentados comenzó alrededor de las 08:30 hora local (11:30 GMT) con el lanzamiento de cohetes y morteros contra el Palacio de Congresos, que alberga oficinas de la Autoridad Provisional, el ministerio del Petróleo, y un área residencial de barrio de Al Dura.

Una media hora después de las primeras deflagraciones, que sólo causaron desperfectos en los edificios, una bomba estalló en el aparcamiento y al lado de la sede de la Cruz Roja, justo cuando los empleados iniciaban sus faenas.

El ataque a la Cruz Roja, que causó al menos 10 muertos y 15 heridos, fue ejecutado por un suicida al volante de una ambulancia al pararse en el control de seguridad que da acceso al recinto, según explicó a EFE, Mustafa Hamid, uno de los guardas.

Alrededor de una decena de ambulancias y automóviles que se encontraban aparcados fueron destruidos por la explosión, que a su vez provocó el derrumbe de parte del edificio de tres plantas, que alberga las oficinas de Cruz Roja.

En los otros atentados contra cuatro comisarías, muy alejadas una de la otra, también fueron empleados coches bomba conducidos por suicidas, lo que sugiere que los ataques fueron el resultado de una coordinada ofensiva contra blancos relacionados con las fuerzas de la coalición que encabeza Estados Unidos.

Cuando se produjeron los atentados, en las cuatro comisarías montaban guardia unidades militares estadounidenses, encargadas de prestar apoyo a la policía iraquí.

El atentado en la comisaría de Al Siadiya, en la que trabajaban cerca de treinta policías, ocurrió cuando un vehículo cargado con explosivos y conducido por un suicida, estalló junto al puesto de control, causando al menos tres muertos y decenas de heridos, incluidos tres soldados estadounidenses, uno de ellos muy grave.

"Han muerto muchos más, sus heridas eran demasiado graves", dijo a EFE el capitán Abdullah Fais, de la comisaría de Al Siadiya, y cuando inspeccionaba el lugar con su camisa bañada por la sangre.

En el lugar de los hechos, se podían ver alrededor de veinte coches calcinados y la fachada de la comisaría totalmente derrumbada, lo que da una idea de la potencia del explosivo.

Muy similar fue el atentado ejecutado contra la comisaria de Al Kadraza, al este de Bagdad, y en el que a las 09:20 hora local (12:20 GMT), otro suicida estrelló su coche cargado de explosivos contra los pilones de cemento colocados en el control de seguridad.

"Vimos venir el coche, tomó velocidad y se estampó antes de que los policías abrieran fuego", explicó el sargento de policía, Khadim Khasir,

El coronel estadounidense de la Tercera Brigada Aerotransportada, Eric Namir, confirmó que al menos un policía iraquí y cuatro civiles murieron en el atentado contra la comisaria de Al Kadraza, en el que además resultaron heridas varias decenas de personas.

"Con la información que hemos recabado y dada la gran potencia del coche bomba que se ha empleado, deduzco que la cifra de civiles que han muerto puede ser muy alta", indicó el coronel Namir, jefe del distrito de Al Kadraza.

Otro ocho policías iraquíes murieron en el ataque suicida contra la comisaría del distrito bagdadí de Al Amiriya, al noroeste de la ciudad, y que fue similar al ocurrido en el cuartel de la policía de Al Bayan, en el sur de la capital.

Los atentados coincidieron con el primer día de Ramadán, el mes de ayuno musulmán, y que según algunos iraquíes puede servir de excusa para incrementar los ataques contra las fuerzas estadounidenses.