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Amarillismo, alimento del rating

Muchos conductores y periodistas no saben ni qué es, pero están dispuestos a todo para elevarlo
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    Ciudad de México | Jueves 11 de septiembre de 2003 CARLOS BENAVIDES Y ALEJANDRO ALMAZÁN | El Universal

    En la industria del chisme todo se mide desde el cristal del rating . Y por él, todo se vale, lo dicen sus conductores. Lo que está en juego no es un asunto menor: 25 millones de potenciales radioescuchas y televidentes diarios, así como un mercado de unos 7 millones de lectores semanales: 32 millones de eventuales compradores.

    Eso es lo que se disputan a diario los principales programas de televisión y radio, así como las dos revistas líderes de esta industria.

    Si es cierto que cada punto de rating equivale a un millón de personas, tanto en radio como en TV, entonces unos 25 millones de mexicanos observarían y escucharían los dos programas más importantes de chismes que se transmiten por televisión, así como los 10 principales programas de radio dedicados al cotilleo.

    Juan José Origel, conductor de La oreja y de Hablar por hablar , por ejemplo, está convencido de que "los programas hay que abrirlos con una nota escandalosa", pues sostiene que "eso sube la audiencia", y cita el reciente caso de Lucero, con el cual dice, logró que su programa en TV subiera de 11 a 18 puntos de rating .

    Hay críticos y analistas de los medios que, sin embargo, cuestionan el uso del rating como referente para medir el éxito de los programas dedicados al chisme.

    Álvaro Cueva, quien además de reportero ha destacado en el medio por sus puntos de vista críticos en torno al mundo del espectáculo, sostiene que "no hay manera de saber exactamente a cuantos miles de personas representa un punto de rating , debido a que ninguna empresa que se dedica a medir audiencia dice a cuánto ascendió el universo consultado".

    Y agrega, en aras de justificar la baja calidad de los contenidos, "todo el mundo se defiende con el cuento de los ratings ".

    "Es mejor estar clasificado en el número 14 del rating que en el primero, porque en el sitio 14 el conductor reacciona y responde, mientras que quien dice ser el número uno sólo escupe un número a lo loco y se defiende diciendo que es el mejor, cuando ni siquiera sabe, en muchos ocasiones, lo que significa un punto de rating ."

    Al preguntarle a Shanik Berman a qué equivalía un punto de rating , dijo desconocerlo. "Sólo sé que soy la mejor de AM".

    ¿Qué tan confiable es, entonces, la medición de ?rating?? , se le pregunta a Cueva.

    Muy baja, pues la medición se hace con encuestas callejeras que no son confiables. Pero además esta medición en crudo se presta a los peores nichos de corrupción, porque a nadie le consta que la persona que realiza la medición diga la verdad.

    En algo coinciden especialistas y conductores: en los programas de chismes, el rating es quien manda.

    Maxine Woodside cree que "el periodista que es más atrevido, más amarillista, logra más rating ".

    Y Pati Chapoy, de Ventaneando , sostiene que "el amarillismo es un elemento necesario" en los programas de espectáculos si quieren tener ratings altos.

    ¿Y eso por qué?

    Se descubrió de unos cinco años para acá que dentro del espectáculo existe una veta muy importante por explotar en radio y televisión. El espectáculo se había limitado mucho a la crítica y a una explotación muy somera, muy ligera. Pero se empezó a alimentar el morbo de la gente.

    Según la empresa INRA, los actuales líderes de la industria del chisme son: La taquilla , que conduce René Franco; Woodside, con el mejor rating en AM y el segundo en FM, en tanto que Shanik Berman logró colocarse en el segundo lugar de AM con La crema y nata .

    Luego siguen Gustavo Adolfo Infante (Última palabra ), Juan Osorio (En la intimidad ), Juan José Origel (Hablar por hablar ), Álvaro Cueva (Radio total ), Mara Patricia Castañeda (Espectáculos W ), Juan Calderón (El canto del gallo ) y, en último lugar, Jorge Van Rankyn (Tercer mundo ).

    En televisión, Ventaneando y La oreja son los líderes. Atrás de ellos están En el ojo del huracán , Con un nudo en la garganta (de TV Azteca) y Tras la verdad (de Televisa).

    Marco Levario Turcott, director de la revista Etcétera , especializada en información y análisis de medios, afirma que el periodismo de espectáculos en TV tiene el rating más alto, porque tanto Televisa como TV Azteca apuestan a "lo más fácil".

    Dice Levario: "La falta de ética y de profesionalismo ponen la rentabilidad encima de principios y contenidos. Recordemos que Ricardo Salinas Pliego (dueño de TV Azteca) ha dicho que la televisión no tiene por qué aportar ni a la democracia ni a la cultura mexicana. Ha dicho que es un empresario que se dedica a lograr el consumo de las masas y que él da a las masas lo que requieran. Esto es un gran error".

    ¿Ves algún riesgo en esto? , se le pregunta por su parte a Álvaro Cueva.

    Sí, tener una nación bastante puerca. Hay gente muy puerca en este negocio que lo único que está haciendo es un público puerco.

    Sin amarillismo no hay ?rating?: Origel

    Juan José Origel dice que él "no quería estar en esto" del espectáculo. De reportero de sociales en el diario AM de León pasó a la televisión y hoy es uno de los líderes en su género: el chisme. Y le agrada.

    ¿Para ser exitoso se debe ser amarillista?

    Sí. Si no abres un programa con una nota amarillista no hay rating . No puedes llegar a tu programa y decir que todo es color de rosa, porque dirán: "¡uy!, qué flojera, éste no ataca, no acaba con el artista".

    ¿El periodismo de espectáculos no debería criticar el trabajo de los artistas, más que entrometerse en sus vidas privadas?

    No, la vida privada de los artistas ya no es privada. La intimidad la tienen en su casa y ahí nunca hemos llegado. Hablamos de los escándalos que ellos hacen afuera.

    Muchas veces les han cerrado la puerta o les dicen que no contestarán preguntas sobre su intimidad y aún así ustedes insisten. ¿Así debe de funcionar?

    Antes aquí no era así, pero claro, llegó a México el programa de El gordo y la flaca (producido en Miami) con esas ideas y ¿qué hacen los pobres reporteros? Si llegan con su jefe y él ve que en el otro programa ya sacaron una exclusiva enfrentándose a los guaruras, entonces los van a correr. El reportero se la tiene que jugar.

    ¿Te consideras periodista?

    No soy reportero, pero mi trabajo es periodístico y conduzco. Sí, soy periodista, voy a cumplir 25 años en esto.

    ¿El chisme es un género periodístico?

    Mi programa es chisme.

    ¿Entonces no es periodismo?

    Sí, sí es periodismo, pero de chisme.

    ¿Por qué hacer a un lado la crítica y el análisis de los espectáculos?

    Pues porque nadie las leería. Ahora con lo de Lucero el rating se fue para arriba. Que haya más guaruras, jí, jí, jí.

    La Constitución protege la intimidad de la gente, ¿no se pasa por encima de ella?

    No pasa nada.

    Pareciera que hay impunidad .

    Si te pones a pensar hasta dónde se puede llegar, tienes toda la razón, hay privacía y hay que respetarla, pero si yo no te pregunto y llega el de enfrente y te está preguntando y saca la nota, yo por decente me quedé sin la nota. Claro, ahora los artistas traen guaruras y no quieren que los periodistas se les acerquen.

    ¿Y no tienen razón?

    No. ¿Cómo es posible eso? Cuando un artista comienza está encima de ti para que lo apoyes y cuando llegan ya ni dejan que te acerques. Si no nos unimos para que respeten a los periodistas, al rato no sólo van a sacar la pistola.

    Cualquier periodista debe conseguir la nota, ¿pero así, persiguiendo al artista para preguntarle si se está divorciando, si se operó el busto o demás cosas íntimas?

    ¿Pero por qué niegan las cosas? A mí hasta me han preguntado si me pongo cabello. Si nos respondieran los dejaríamos de fregar.

    ¿No crees que si tu ídolo fue al doctor te interesaría saber qué es lo que tiene? Eso es lo que a la gente le interesa. ¿Haces encuestas con la gente para saber que eso le interesa?

    No, pero si yo veo que un artista está saliendo de una clínica de estética, pues quiero saber qué se hizo (?) La gente tiene la culpa, cada día te exige más. Hay personas a las que quizá les interese que Lorena Herrera se operó las "bubis" y quizá a otras no. Además, hay artistas que fabrican escándalos para salir en los medios.

    ¿Y quién tiene la culpa: el artista que fabrica escándalos o los programas que los transmiten?

    Pues es que si no, ¿con qué llenas dos horas de programa? Cualquier cosa tienes qué hacer. Por ejemplo, te metes a un camerino de una artista y dices que la viste deprimida y llorando. Al otro día ella te desmiente. Ahí ya tienes dos notas.

    ¿Y checas que la información sea real?

    Si no es tan delicado no importa. Lo que veo lo cuento, porque a mí me consta.

    ¿Está creciendo el negocio del chisme?

    ¡Claro! Cada día son más los programas de radio.

    ¿Hasta dónde llegarán estos programas?

    Pues no sé. Yo ya en seis años me retiro y quiero borrar todo lo que hice.

    ¿Y no te interesaría profesionalizar este trabajo, hacerlo con otra ética?

    A mí ya no.

    ¿Cuánto ganas?

    ¡Ay, no, eso no les voy a decir! La gente no tiene por qué enterarse.

    ¿Y entonces por qué sí se tendría que enterar de si tal actriz se operó el busto?

    No, no, no. Si un día ves a una mujer más bustona, pues le preguntas, eso se ve. Los que nos dedicamos al periodismo no estamos bien pagados. Yo trabajo mucho y vivo bien. Yo lo que quiero durante estos seis años es juntar una lanita para poner un negocio e irme. ¿Creen que a veces no estoy cansado de esto?

    ¿Muy agradecido, entonces?

    Sí. Todo este tiempo he vivido de esto. Tampoco hay que ser ingrato.

    El espectáculo se cuenta a través del escándalo: Chapoy

    Pati Chapoy es la reina del chisme en la televisión. Con Ventaneando tiene el séptimo mejor rating en Canal 13. Esta mujer sabe que los escándalos dan rating . De ello no tiene duda.

    ¿Los escándalos dejan más dinero y ?rating??

    ¡Sí, claro! Recuerden que el espectáculo tradicionalmente se cuenta, se relata, a través de los escándalos.

    ¿Entonces todos los programas como el suyo contienen algún grado de escándalo, de amarillismo para obtener ?rating??

    Sí, lo contienen. Pero no necesariamente todo el tiempo, y no todo el tiempo ese amarillismo puede ser morboso o dañino. Hay que empezar por definir al amarillismo. Miren: hicimos una investigación muy interesante que nos arrojó que (la conductora de televisión) Galilea Montijo inició su carrera como trabajadora de table dance. Nos calificaron de amarillistas, pero a mí no me pareció.

    ¿Para usted, qué es amarillismo?

    Para mí sería por ejemplo... Mmm, ¿cómo se los podría explicar con algún ejemplo? Mmm... El que yo me entere de que algún artista está internado en una clínica de desintoxicación y darlo a conocer sin su autorización.

    En ?Ventaneando? hay personas que parecen no tener límites.

    Sí, puede ser. A lo mejor se refieren al humor que maneja Daniel Bisogno. Es muy difícil darle gusto a todos. Pero a fin de cuentas Daniel ha implementado una forma diferente y con eso no quiero decir que sea bueno o malo.

    ¿Gente como Bisogno atrae ?rating??

    ¡Por supuesto! Y a final de cuentas me estoy arriesgando. En la mayoría de los programas de espectáculos, algunos reporteros hacen preguntas de la vida íntima de los famosos ¿Esto está pidiendo la gente?

    No creo que la gente lo esté buscando. Creo que los editores de algunas revistas y los productores de algunos programas de radio y televisión son los que están insistiendo en este tipo de información y muchos de ellos no son periodistas, son productores que van en busca del "rating", que no tienen escrúpulos y que nada más quieren "rating" a cualquier costo. Ahora, ¿por qué gustan mucho esta clase de programas?

    Porque de alguna forma alimentan el morbo de la gente. El morbo es parte fundamental del ser humano.

    ¿Y este morbo no ha sido llevado al extremo por unos periodistas?

    De lo que me he dado cuenta es de que hay jóvenes periodistas que con el afán de notoriedad utilizan mucho la incidencia en el morbo, empiezan a hacer mal uso de la profesión a través del mercado negro de la información como puede ser el chisme, el rumor y caen en el amarillismo (...) Mucha gente sin preparación y la verdad no sé cómo remediarlo.

    ¿Hasta dónde se puede llegar? Pues miren, con lo ocurrido con Lucero les dije a mis reporteros que ya no quería seguir jugando a estas corretizas, que tenían que pensar y que quería obligarlos a que pensáramos otras estrategias. Es de lo más triste del mundo que se denigre el papel del periodista



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