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Se va, libre pero no inocente

Redacción| El Universal
Jueves 24 de enero de 2013
Se va, libre pero no inocente

FIN. A las nueve de la noche con 25 minutos de ayer, Florence Cassez salió del Aeropuerto de la Ciudad de México rumbo a su país, en un Boeing 747 de Air France. (Foto: GUILLERMO PEREA I CUARTOSCURO )


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A las nueve de la noche con 25 minutos de ayer, las llantas del Boeing 747 de Air France se despegaron del piso de la pista número uno del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Florence Cassez era una de las pasajeras de ese vuelo —el 439, con destino a París—, quien horas antes consiguió que la Suprema Corte de Justicia de la Nación le concediera un amparo que le otorgó la libertad y la libró de una sentencia de 60 años que le había sido dictada por el delito de secuestro.

Minutos después de las nueve de la noche, Cassez abordó el avión acompañada de su padre. La jornada que culminó en un asiento del Jumbo de la línea gala inició muy temprano en el Centro Femenil de Readaptación Social de Tepepan, donde estuvo recluida por siete años.

No hubo mayor expresión en su rostro que la del orgullo y la ecuanimidad. No lloró ni estuvo eufórica cuando le informaron que la Suprema Corte acaba de fallar en su favor, que le concedían el amparo liso y llano con el que quedaba en libertad. Las miradas llorosas de su padre, Bernard Cassez, y del cónsul de Francia en México, Gerard Martin, se cruzaban mientras Florence respiraba hondo y preguntaba: ¿qué sigue?

Le indicaron que el papeleo que la conduciría a la calle era cuestión de horas. Ha sido tanta la presión, que todo se resolverá hoy mismo, es cosa de esperar, le dijo Gerard Martin.

En las horas previas a su salida, Florence se dedicó a ordenar pertenencias y a regalar casi todo: libros, perfumes, jabones. Se llevó muy pocas cosas, en especial varios muñecos de peluche que guardaba.

“Mucho temple”, definieron sobre ella quienes la vieron unos minutos antes y después de escuchar el fallo que le dio la libertad y que horas antes pudo haberla mantenido en prisión por el resto de su vida.

Florence no escuchó la sesión de la Corte. Su padre fue sus ojos y oídos. Hizo muchas, decenas de llamadas telefónicas desde uno de los aparatos públicos del penal.

Cassez salió a las 18:02 horas del penal, acompañada de su padre, ambos vistiendo chalecos antibalas. Un convoy de varios vehículos, pero encabezado por una camioneta roja con los vidrios extremadamente oscuros, sirvió como señuelo para los medios de comunicación y familiares de las víctimas de la banda de secuestradores Los Zodiaco que esperaban a las afueras del penal.

Mientras la mayoría de los medios y los inconformes con la liberación de la francesa seguían la camioneta roja, Cassez viajaba en una Suburban blanca que era escoltada por por camionetas del Grupo Especial Táctico Relámpago de la policía capitalina.

Michelle Valadés, esposa de Ignacio Abel Figueroa —comerciante de la Central de Abasto de la Ciudad de México que fue secuestrado en 2005 por Los Zodiaco, quienes pedían 2 millones de dólares por su liberación y que el 3 de mayo enviaron de regalo de Día de las Madres una oreja de su marido, quien finalmente fue asesinado por su captores—, gritaba: “Asesina, asesina”, mientras el convoy pasaba frente a ella.

El grupo de vehículos se enfiló hacia el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, rodeado por una nube de motocicletas de los medios de comunicación que lo siguieron durante todo el trayecto.

Al llegar a la terminal aérea, la camioneta que trasladaba a Cassez ingresó al hangar de la Policía Federal (PF). En las instalaciones del aeropuerto fue presentada ante las autoridades migratorias y después fue trasladada en vehículo desde las instalaciones de la PF directamente hasta la escalera del avión, al cual subió a buen paso.

El avión despega las llantas de la pista, ahí viaja una Florence libre, pero sin ser declarada inocente.



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